Unos siete millones de españoles han podido sufrir los avatares del COVID-19. En su inmensa mayoría, ni siquiera se habrán enterado. Superaron este trance asintómaticos; otros muchos habrán tenido unos síntomas tan leves que, posiblemente, los hayan confundidos con un simple catarro. Esas son ... algunas de las conclusiones a las que han llegado los investigadores del Imperial College de Londres, que han analizado el impacto del coronavirus en once países y donde destacan las medidas no sanitarias tomadas por estos Estados para evitar la propagación de los contagios. Calculan que se han podido salvar 59.000 vidas, aunque en la horquilla más optimista llevan esta cifra hasta los 120.000 personas. La más baja es de 21.000. En España, la cifra es de 16.000 vidas salvadas, llevando la previsión más optimista hasta los 35.000 casos. La proyección matemática más baja es de 5.400.
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Estos profesores universitarios especializados en epidemiología y matemáticas crearon un modelo sobre la dinámica de la pandemia en Europa y estimaron cómo se frenó el contagio con las diferentes medidas aplicadas en la segunda quincena de marzo. Casi todos optaron por las mismas decisiones para evitar un contagio masivo y en la misma época. España, por ejemplo, cerró la educación en todo el país el mismo día que Dinamarca o Noruega; la prohibición de cualquier evento público (14 de marzo) llegó unas jornadas más tarde que Suecia, Suiza, Noruega, Francia Bélgica o Austria.
España fue el segundo tras Italia en ordenar un confinamiento nacional. El resto, salvo Suecia, lo ha hecho pero con sus particularidades. «Las intervenciones que los países europeos han implementado han frenado significativamente la propagación de COVID-19», apunta el profesor Neil Ferguson, director del Instituto de Análisis de Enfermedades y Emergencias Abdul Latif Jameel (J-IDEA) del Imperial College.
Este trabajo realiza una serie de escenarios en los once países estudiados. En el caso español, asevera que la víctimas mortales sin tomar ningún tipo de «medidas no sanitarias» –confinamiento, distancia social de seguridad– hubieran alcanzado las 24.000, según su modelo matemático; aunque en el peor de los casos se elevarían los finados hasta los 44.000 y en el mejor de los escenarios, a los 13.000. Su predicción es que, gracias al sacrificio de la población para evitar su propagación, se han salvado 16.000 vidas.
En Italia esta cifra aumenta hasta los 38.000. Dos países muy lejos del tercero: Francia, con 2.500 vidas quitadas a la parca. En conjunto, el informe destaca que se podían haber salvado unas 120.000 personas. «Los europeos han cambiado sus vidas profundamente en las últimas semanas. Este informe evidencia claramente los beneficios de estas medidas de distanciamiento social. Al mantener nuestra distancia unos de otros, limitamos las oportunidades para que el virus se propague y reduce los riesgos de enfermedad e incluso de muerte entre quienes nos rodean», apunta Christl Donnelly, profesora de Epidemiología Estadística.
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Un informe que ha sido bien recibido en el Gobierno. «Indican la línea a seguir», apuntó el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, quien añadió que España ha logrado reducir «muy considerablemente lo que se hubiera observado si no se hubiera hecho nada».
Los expertos también señalan que los casos positivos son muchos más de los que se están contabilizando. El 15% de los españoles habría sufrido el coronavirus, unos siete millones de personas, la tasa más alta de los analizados. Italia sería la segunda con el 9,8% de la población, algo menos de seis millones. En cambio, en Alemania, donde la pandemia empezó más tarde, solo indican que puede afectar a medio millón de personas (un 0,72%). Los científicos reconocen que la gran mayoría de esos siete millones de personas han pasado sin síntomas el proceso.
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No obstante, los investigadores indican que, a pesar de estos buenos datos, hay que esperar. «Aún no está claro si o con qué rapidez estas medidas harán que disminuya el número de casos nuevos. Los datos de las próximas dos semanas serán cruciales para refinar nuestra evaluación», explica el profesor Ferguson.
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