Al pie del cañón. Enfermería no ha dado un paso atrás, ha destacado por su capacidad de adaptación, camaleónica, afirma la presidenta del Sindicato de Enfermería SATSE. Silvia López afirma que esta crisis sanitaria no solo ha puesto en jaque al sistema, que se encontraba ... bajo mínimos y ha salido adelante a fuerza de voluntad y esfuerzo profesional. La covid-19 también ha servido para reconocer el trabajo de las enfermeras, que pasan muchas veces desapercibido.
López reconoce que el principal problema al que se han tenido que enfrentar ha sido a la falta de EPI's, que ha puesto en riesgo la salud de los sanitarios. Se ha estado a punto del colpaso, pero se ha conseguido frenar gracias al trabajo de los profesionales. Por ese motivo, ahora como ciudadanos toca tener paciencia, pues no podemos volver a poner en esa situación crítica al sistema sanitario. Al menos, no antes de que se recomponga y se refuerce para que, esta vez sí, esté preparado para una enfermedad cruel y muy solitaria.
-¿Cómo han sido estos meses para el colectivo de enfermería?
-Han sido unos meses muy difíciles. Empezamos con una crisis que nadie se esperaba, que nos pilló a todos con el pie cambiado. La enfermería ha hecho un trabajo extraordinario y ha tenido una gran capacidad de adaptación. Las enfermeras han hecho una transformación camaleónica para adaptarse a las nuevas necesidades sanitarias.
-Nos ha pillado con el pie cambiado pero ¿teníamos indicios para pensar que podíamos vivir lo que hemos vivido?
-Claro, había indicios. Lo que estaba pasando en China, lo sabíamos todos. Veíamos lo que estaba pasando en Italia. Incluso, cuando se vieron los casos de Italia ya íbamos tarde para prever. El contagio era muy fácil pero las fronteras seguían abiertas, se mantenían contactos... Nunca se pensó que íbamos a llegar a donde hemos llegado pero tampoco se hizo la previsión adecuada.
«Las enfermeras han hecho una transformación camaleónica»
-¿Cuándo empezó el colectivo de Enfermería a prepararse para lo que podía venir?
-Desde el principio. Cuando se decretó el estado de alarma, empezaron a aparecer los primeros protocolos. No eran claros porque tampoco había un criterio sanitario claro. Se ha ido funcionando sobre la marcha. La gran dificultad que ha habido desde el primer momento han sido los equipos de protección personal (EPI's). Ha sido un problema gordísimo. Se generaba un gran estrés entre los profesionales, no solo por no saber qué se iban a encontrar en el trabajo, si se podían contagiar y llevar el virus a casa, sino también si iban a estar debidamente protegidos. Ha sido una lucha desde el principio, primero por la falta de EPI's y, luego, porque eran defectuosos. Siempre decimos que tenemos el mejor sistema sanitario del mundo pero ahora mismo se ha visto que tenemos a los mejores profesionales sanitarios del mundo.
-¿Los problemas con los EPI's ya están resueltos?
-Hay mayor dotación. También ha bajado el número de pacientes covid. Ahora hay que tener los ojos bien abiertos pues siempre puede haber algún paciente que se positivice y, entonces, tenemos a la profesión otra vez desprotegida. Creemos que es el momento de hacer un provisión de equipos. Tiene que primar la protección de los profesionales, pues si empiezan a enfermar no vamos a tener quién nos cuide.
-¿Tienen datos de compañeros que se hayan contagiado?
-Hasta ahora tenemos 183 positivos en enfermería en Burgos. Se han llegado a contagiar más de 50.000 profesionales sanitarios en toda España, el 22% del total. Es un porcentaje muy alto, por encima de Italia. Está claro que algo no se ha hecho bien.
«Siempre decimos que tenemos el mejor sistema sanitario del mundo pero ahora mismo se ha visto que tenemos a los mejores profesionales sanitarios del mundo»
-¿Dónde ha habido más problemas, se han vivido situaciones de más estrés, en los hospitales, las residencias, los centros de salud...?
-Problemas ha habido en todos los sitos. Los primeros casos empezaron en Miranda, que ya dejó muy claro qué es lo que iba a pasar en un futuro inmediato, la falta de equipos (reutilización de mascarillas, de trajes...) y generaba mucho estrés. La UCI se han llevado lo gordo de la pandemia, junto con las unidades de hospitalización, que todas han tratado con pacientes covid. Uno de los grandes problemas que ha tenido la enfermería es estar con los EPI's puestos durante todo el turno de trabajo. Ha llevado a situaciones críticas, sin posibilidad de beber agua, ni ir al baño, con dolores de cabeza, deshidrataciones... Se ha llegado incluso a situaciones personales extremas. Tampoco nos podemos olvidar de las residencias, que han llevado muy mala parte. En una sociedad tan comprometida con nuestros mayores se ha visto que ha cojeado esa atención. Cuando pensábamos que los problemas de equipos empezaban a estar resueltos, se pusieron en contacto con nosotros desde residencias porque no tenían suficiente equipos y se reutilizaban. No se estaban haciendo lo test, la Junta tuvo que intervenir en algunas residencias....
¿Quién lo ha vivido peor? Todos. Ahora recibimos muchos testimonios y es desgarrador oír la parte humana de la enfermedad. Lo cruel que ha sido, solitaria. Los familiares dejaban al paciente en Urgencias e, igual, no lo volvían a ver. Las enfermeras lo han sido todo para los pacientes en muchos momentos y, cuando tenían tiempo, se sentaban con los pacientes, les cogían la mano, hablaban con ellos. Ha sido muy duro, porque han tenido que ser el interlocutor con la familia.
-¿Dónde va a desembocar toda esa sobrecarga anímica?
-Las enfermeras hablan del subidón. Mientras estás trabajando, lo das todo. Tienes la adrenalina corriendo por el cuerpo. Pero una vez que salían del hospital llegaba el bajón, tomar conciencia de lo que se estaba viviendo dentro, irse a casa y no saber si llevaban el virus... Sí, pensamos que esta situación va a tener secuelas psicológicas. Hemos estado recogiendo llamadas de cuadros de miedo, estrés, angustia. SATSE pidió un apoyo psicológico, contemplado para pacientes y familiares pero no para el familiar, y la propuesta fue muy bien acogida (nos faltó Atención Primaria y Miranda).
«Es desgarrador oír la parte humana de la enfermedad. Lo cruel que ha sido, lo solitaria»
-Estáis formados para tratar con pacientes, para asistirlos también en los últimos momentos de la vida, pero nadie está preparado para una pandemia como la de la covid-19
-Se dice siempre que, cuando se te va un paciente, la enfermera está acostumbrada. No, no estamos acostumbradas, lo llevamos. El primer exitus no es igual que cuando tienes el cincuenta, por ejemplo, pero eso no quiere decir que estemos acostumbradas. Y menos ahora. Hemos estado despidiendo a gente día tras día. Se necesita mucha fuerza interior para sobrellevarlo. Hay también un sentimiento común, de unidad entre los profesionales, de ir todos a una. Una conexión entre los profesionales que ha ayudado mucho.
-¿Se sienten reconocidos, más allá de los aplausos?
-Se ha tomado conciencia de lo que es la profesión enfermera, hasta dónde abarcamos, qué llevamos y qué manejamos. Con esta pandemia se ha visto que las plantillas están muy reducidas, con los profesionales imprescindibles, y la covid-19 ha puesto en jaque a una nación entera. Ahora es el momento de reflexionar pues se ha visto que sin la profesión enfermera esto no hubiera salido para adelante; somos el ojo que todo lo ve y el brazo ejecutor. Se maneja muchísima medicación, muy específica en el caso de las UCI y con máquinas muy específicas. La enfermería ha hecho un trabajo extraordinario en adaptación, creo que ha sorprendido. Es el momento de que se reconozcan también las condiciones laborales. A igual trabajo, igual compensación económica, y que no influya la comunidad autónoma en la que se trabaja. En Castilla y León estamos a la cola en retribuciones en enfermería y esto genera que se vayan a otras comunidades. Invertimos en formar profesionales pero no los retenemos. En Burgos hay una migración de profesionales preocupante, con destino, por ejemplo, el País Vasco.
-¿Cuáles son las deficiencias de personal en Burgos?
-Si nos comparamos con Europa, ellos tienen 8,8 enfermeros por cada 1.000 habitantes. En España estamos en el 5,3, en Castilla y León es un 4,37 y en Burgos, un 4,17. A menos de la mitad de la media europea. En Burgos tenemos un problema añadido que es la dispersión geográfica, muchos pueblos y con gente mayor, con enfermedades crónicas que requieren de la atención de las enfermeras. Cuando pedimos más enfermeras es porque la sociedad lo demanda, se demandan cuidados y jugamos un papel importante.
«La covid-19 ha puesto en jaque a una nación entera. Ahora es el momento de reflexionar pues se ha visto que sin la profesión enfermera esto no hubiera salido para adelante»
-¿Qué tal estamos llevando la desescalada?
-De una forma bastante óptima, no precipitada, lenta pero con paso firme. Y parece que los números nos avalan. El groso lo han tenido en el HUBU y, tanto en la escalada como en la desescalada, con sus tropiezos, han estado muy acertados. Si hay un repunte se puede volver a escalar y igual que desescanlando. Los profesionales contratados se va a mantener hasta el 31 de octubre (en el hospital se han contratado 140 enfermeras y en Atención Primaria, un equipo Covidn y otros refuerzos, que ya no están, pero están las 41 de la vigilancia epidemiológica, que va a ser un punto de inflexión y muy interesante). Y todo preparado por si hay un nuevo rebrote. Ahora se les va a dar un poco de alivio con las merecidas vacaciones.
-Desde el pnto de vista sindical, ¿cuál ha sido la actividad la actividad de SATSE durante la pandemia?
-Nuestra actividad sindical no se ha visto mermada en ningún momento, al contrario, hemos tenido que redoblar esfuerzos pues compañeras nuestras se han incorporado al trabajo. Los EPI's nos han tenido muy ocupadas. Hemos tenido los ojos puestos en todos los centros, aunque no pudiésemos visitarlos. Hemos mantenido contacto estrecho con los profesionales y con las gerencias y, en el HUBU, han escuchado nuestras propuestas. Nos hemos centrado en la protección y prevención del profesional, con las correspondientes denuncias ante la Inspección de Trabajo y de Salud. Hemos luchado mucho para que se contemple que la enfermedad por covid sea considerada un accidente laboral. También hemos estado vigilantes para que las administraciones no aprovecharan la situación, en la que estábamos más sensibles y débiles, para saltarse las condiciones laborales.
-De aquí en adelante, ¿qué nos toca?
-Seguiremos luchando por el reconocimiento de la enfermería. También para que nadie tenga una pérdida retributiva, si han tenido que quedarse en casa, y que los que han estado al pie del cañón tengan una compensación económica. En Servicios Sociales, aprovechando que se nos ha visto, reclamamos que los puestos directivos los asuma la enfermería para enfocar muy bien al atención que reciben los mayores, una atención de cuidados que nos corresponde. Y la enfermera escolar se debería de potenciar, para atender a niños con patologías médicas y porque hay que apostar por la prevención y la promoción de la salud. Niños y adolescentes con hábitos saludables crean adultos sanos. Y hay que mejorar las condiciones laborales para que los profesionales se queden.
«Los aplausos han sido una inyección de energía para los sanitarios pero que no se quede ahí, hay que echarles una mano»
-¿Qué lección nos deja la covid-19?
-Hay que hacer una reflexión, para detectar las deficiencias en nuestro sistema nacional de salud. Otra oleada... no podemos volver a poner a los profesionales en esta tesitura, al borde de sus capacidades también personales y anímicas. Han sido el dique de contención. En mitad de la pandemia, cuando en pico subía, se pensó que llegaríamos a lo peor. Tiene que haber más plantilla y una ampliación de camas UCI, en el caso de Burgos. Y hacer un llamamiento a la ciudadanía para que seamos pacientes y responsables. Los aplausos han sido una inyección de energía para los sanitarios pero que no se quede ahí, hay que echarles una mano. Otro repunte, ponerles al límite de sus capacidades, no es sostenible.
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.