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Primera jornada de vacunación en la residencia Clece Vitam contra la covid-19. APM

La esperanza llega en forma de vacuna a las residencias burgalesas

Alegría, expectación y nervios, así han vivido los casi 60 residente y 30 trabajadores de la residencia San Pedro Poveda de Burgos la primera jornada de vacunación frente a la covid-19 | En 21 días volverán a someterse a un pinchazo que les sitúa más cerca de la ansiada y verdadera normalidad, no esta 'nueva normalidad'

Sábado, 9 de enero 2021, 09:05

Jornadas históricas, las que esperaban cuando les dijeron que, por un tiempo y debido a una pandemia, no podrían salir del centro, no podrían ver a sus seres queridos. El avance hacia la inmunidad frente a la covid-19. Las residencias de ancianos se ... han blindado durante la pandemia de la covid-19. La situación ha mejorado si miramos a los momentos más duros de la pandemia, pero las visitas continúan entrando muy controladas. Sin embargo, este 8 de enero a la residencia de mayores Clece Vitam San Pedro Poveda de Burgos ha llegado una de las visitas más esperadas.

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Entrar a este centro en la mañana de la jornada de vacunación frente a la covid-19, hacía presagiar que algo se esperaba, que la rutina no era tal. Así lo reconoce Vega Sanz Lerma, una de las residentes, «llevamos un día un poco asustados y nerviosos, pero cuando nos dijeron que nos iban a vacunar recibimos la noticia con muchas ganas». Algunos residentes preguntaban nerviosos y ansiosos que quiénes serían los primeros, otros se acercaban a la sala de vacunación incluso antes de ser llamados.

«Llevamos un día un poco asustados y nerviosos, pero cuando nos dijeron que nos iban a vacunar recibimos la noticia con muchas ganas«

VEGA SANZ LERMA, RESIDENTE

Hace falta haber estado dentro de uno de estos centros para comprender la esperanza que tienen depositada en la vacunación. Saben que la inmunidad tardará en llegar, que no se levantan de la silla tras el pinchazo inmunes, pero sí se levantan con un poco más de esperanza. Sin esperanza no se puede continuar y ellos necesitaban esa ayuda para seguir. «Los residentes tienen ganas de ponerse la vacuna. Llevan casi un año viendo poco a sus familiares, sin salir del centro, necesitan algo para poder seguir y la vacuna ha traído esa esperanza», explica Virginia Leva, trabajadora de la residencia que hoy también ha recibido la primera dosis de la vacuna.

Sin dudas ante la vacuna

Dosis de la vacuna preparadas para ser suministradas. apm

A finales de noviembre el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas reflejaba que el 47 por ciento de los ciudadanos españoles descartaba vacunarse inmediatamente cuando se dispusiera de vacuna contra la covid-19. Un porcentaje que había aumentado en cinco puntos desde el barómetro de octubre. Estos resultados no reflejan la realidad de las residencias de ancianos, donde residentes y trabajadores no dudan cuando les piden su consentimiento para ponerse la vacuna. La residencia San Pedro Poveda de Burgos es un ejemplo. La práctica totalidad de los usuarios se han puesto la vacuna. Y lo mismo han hecho los trabajadores.

«Recibimos tranquilos y con alegría la vacuna. Sabemos que la inmunidad tardará en llegar, pero esto es un paso hacia una vida normal. Respeto todas las opiniones, la vacuna no es obligatoria pero sí es verdad que, si queremos reducir muertos, aliviar la situación de hospitales, es necesaria la vacuna. No hay otra forma más que vacunándonos gran parte de la población», reflexionaba Virginia.

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«Desde el primer momento fui partidaria de ponerme la vacuna, qué más soluciones tenemos. Tengo mucha fe en la ciencia»

VEGA SANZ LERMA, RESIDENTE

«Desde el primer momento fui partidaria de ponerme la vacuna, qué más soluciones tenemos. Cuando hemos luchado contra otras enfermedades lo hemos hecho con vacunas. Todas tenemos la vacuna contra la viruela, por ejemplo. Tengo mucha fe en la ciencia», reconocía Vega.

Uno de los residentes recibe la vacuna por parte de la enfermera y bajo la supervisión de la médica de la residencia. APM

Emoción e ilusión

A los residentes les costaba contener las ganas de sentarse en la silla frente a la enfermera que le administraría la inyección. Una fila que iba avanzando inquieta para que llegase su turno cuanto antes. Lo mismo ocurría entre los trabajadores, risas nerviosas, pero, sobre todo, un poco de alegría, de ilusión, algo de lo que llevan escasos durante meses de difícil trabajo.

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Claro que había dudas, sobre todo entre los residentes, pero las enfermeras encargadas de suministrar la inyección no han dudado en explicar y resolverlas a aquellos que preguntaban.

En una lista se iban tachando los nombres de aquellos que hoy han vivido un día histórico. El día que esperaban desde que el 14 de marzo se anunció un estado de alarma para frenar la expansión de la covid-19, el día que esperaban desde que les dijeron que durante un tiempo no podrían ver a sus seres queridos. Cuando se cantaba el 'Resistiré', cuando se aplaudía a sanitarios, todos se transmitían fuerzas para llegar a estas jornadas, las de avanzar hacia la inmunidad.

¿Nombre? ¿Alergias? Pinchazo, algodón, caras de sorpresa al percatarse de la rapidez y la ausencia de dolor y 15 minutos de reposo vigilado. Después, contener las ganas hasta que llegue la segunda dosis. El 29 de enero se volverá a repetir el protocolo. En una mañana los casi 60 usuarios de este centro y los casi 30 trabajadores han recibido la primera dosis de la vacuna que los protegerá frente a los síntomas de la covid-19. El proceso es rápido, se demora al preparar las tandas de dosis, ya que estas no pueden estar mucho tiempo a temperatura ambiente. Hay que sacarlas de la nevera y disponerlas por tandas.

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Meses de protocolos

Silvia Ballesteros, directora de la residencia, se ha encargado de pasar lista a cada uno de los residentes y trabajadores que se sentaban para recibir su dosis de la vacuna. Lleva meses diseñando protocolos, organizando el centro, videollamadas, test de antígenos, controlar visitas… El trabajo se ha hecho más duro, pero respira aliviada al señalar que no han tenido ningún caso de covid-19.

En esta residencia dividida en tres plantas han limitado el contacto entre los usuarios de estas, por lo que los residentes solo se relacionan con las personas de su planta. En cada una de estas hay salas comunes y comedores. Así se vive en grupos burbuja.

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Virginia Leva mientras es vacunada contra la covid-19. APM

Virginia comenzó a trabajar en la residencia a principios de marzo. Poco tiempo le dejó la realidad para adaptarse al trabajo hasta que se desató la pandemia. «Ha sido bastante complicado, tanto por los residentes como por nosotros. Aquí se cerraron muy pronto las visitas. Al principio fue muy duro. No tenían contacto directo con nadie y el personal íbamos metidos en EPIs, lo que aumentaba su miedo. Las actividades diarias también cambiaron», explica Virginia.

«Al principio fue muy duro. No tenían contacto directo con nadie y el personal íbamos metidos en EPIs, lo que aumentba su miedo»

virginia leva, trabajadora de la residencia

Las únicas entradas externas a las residencias son sus trabajadores y estos viven con la presión de cuidarse para cuidar. Virginia reconoce que ella está tranquila en ese aspecto, «sigo todas las medidas sanitarias y, además, desde Clece comenzaron desde muy pronto a realizarnos test. Ahora todas las semanas se realiza un test de antígenos a los trabajadores», explica. Lo mismo ocurre con toda persona ajena que entra al centro.

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Consentimiento

Silvia explica que uno de los pilares durante este tiempo también han sido las familias. Han propiciado las llamadas y videollamadas y se ha informado a todas antes de poner la vacuna a los residentes. «Los que están capacitados a nivel cognitivo no necesitan la autorización de familiares, pero, aún así, se ha informado», explica.

En el momento en el que se pidió el consentimiento a los residentes se les explicó cómo funcionaba la vacuna, las dosis, el protocolo. «Ahora hay que contener las ganas hasta la siguiente dosis, como nos explicaron cuando nos pidieron la autorización», apunta Vega. «Nosotros se lo explicamos, pero hay casos en los que esa explicación, si viene de un familiar, les resulta más creíble de más confianza. El vínculo con los seres queridos es fundamental y lo propiciamos», explica la directora del centro.

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