La consigna en las dos últimas semanas en el Ministerio de Sanidad es llamar a la calma e insistir en que las estadísticas empiezan a mostrar síntomas de que la segunda oleada, a la que se niegan a denominar así de manera oficial, comienza a ... estar desacelerándose. Optimismo moderado aunque las cifras de contagios no acaben de descender claramente y los rebrotes sigan aumentando en número (766 nuevos solo la pasada semana) y en cantidad de infectados.
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En el departamento que dirige Salvador Illa y en el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) de Fernando Simón defienden que las cifras «desnudas» no representan la realidad y que ya no son tan válidos los parámetros e indicadores que hace solo cinco o seis meses aseguraban que eran la biblia para analizar la tendencia de la epidemia, tales como la incidencia acumulada (IA) de casos en 14 días cada 100.000 habitantes o el número de positivos con fecha de inicio de síntomas en la última semana.
De hecho, el pasado lunes la secretaria de Estado de Sanidad, la epidemióloga Silvia Calzón, 'abjuró' de la famosa IA que hasta ahora parecía haber guiado el argumentario de los gurús del CCAES. «Tenemos que observar otros datos que no sean solo la incidencia acumulada. La situación no es comparable a la primavera», apuntó intentado desviar el foco del que probablemente sea el más incómodo indicador. Y es que España, a cuenta de los casi 4.000 rebrotes reconocidos desde el fin de la desescalada es, al menos oficialmente, el segundo país del mundo con mayor incidencia con 247 casos cada 100.000 habitantes (a fecha del lunes) , solo por detrás de Argentina que admite una incidencia de 302 casos.
España a mediados de este septiembre se sitúa, además, en el furgón de cola del planeta, con un grupo de países con muchos peores sistemas asistenciales, con menos renta per cápita y que, en su mayoría, siguen sacudidos por la primera oleada, tales como Perú, con una AI de 241; Brasil con 208, Colombia con 205 o Irak con 144 casos detectados por cada 100.000 habitantes en las últimas dos semanas. Estados Unidos esta semana se mueve en una IA de 150 positivos.
En el CCAES y en Sanidad tienen órdenes tajantes de no entrar en polémicas internacionales sobre la capacidad de detección, la cantidad de pruebas o la calidad de los datos que están facilitando otros países europeos o del resto del globo, pero 'off the record' insisten en que nadie entre las autoridades sanitarias se cree que la transmisión del virus actualmente en España sea tres veces más alta que en la India (que admite una IA de 83) o que en los países más cercanos la incidencia de la covid sea infinitamente menor que en España. Sorprende sobre manera que, según la IA, los italianos en la actualidad se están contagiando la quinta parte que los españoles (una incidencia de 49), los turcos diez veces menos (IA de 27), los alemanes doce veces menos (IA de 20) , los polacos casi catorce veces menos o los rusos cinco veces menos (IA de 46). En Europa, solo Francia tiene una incidencia comparable de lejos a la de España con 149 casos frente a los 247 de la media nacional.
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Obviamente, el aumento de la IA está íntimamente relacionado con la cantidad de casos diagnosticados y reconocidos y España en la última semana está informando de alrededor de 10.000 casos diarios, un volumen que no tiene parangón en ningún país europeo, ni siquiera con los estados que tienen mucha más población que España como Rusia (que comenzó esta semana con menos de 5.500 casos diarios), Francia (con unos 7.200), Reino Unido (con algo más de 3.330), Turquía (unos 1.500) e Italia (menos de 1.500). En la actualidad solo superan en todo el planeta a España en notificaciones tres gigantes demográficos: India con cerca de 95.000 positivos cada día, Brasil con 43.718 y Estados Unidos con algo más de 40.000.
Los altísimos niveles de notificación españoles tienen una cara positiva: a más casos declarados menor letalidad del virus. El propio Simón, aunque él y su equipo son muy conscientes de la poca fiabilidad de los datos internacionales, sacó pecho la pasada semana por la baja letalidad de la covid (actualmente solo un 5% de los infectados), la menor -dijo- de la UE, a excepción de Alemania , con un 3,6%.
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El problema es que ese dato del que el máximo responsable de la lucha contra el coronavirus se jacta también es tramposo, pues se está 'rebajado' porque la cifra de 30.000 muertos admitidos oficialmente está claramente infravalorada, tal y como admiten en Sanidad a la espera de poder cotejar fallecimientos de los momentos más duros de la pandemia. Ese ardid ya lo están usando otros países de dudosa calidad estadísticas para presumir de letalidades increíbles: Rusia un 1,7%, Filipinas un 1,7%, India un 1,7% o Bangladesh un 1,4%.
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