Enfermería celebra su día con preocupación por el aumento de los síntomas del síndrome del trabajador agotado

«La protección, el apoyo y la inversión en la enfermería son necesarias para fortalecer los sistemas de salud. Por este motivo reivindicamos el lugar que creemos debe de ocupar la enfermería como profesión. Somos un grado universitario con la misma preparación académica y con el mismo nivel de formación que el resto de egresados», recoge el comunicado del colectivo.

«Tenemos un grado de responsabilidad que los ciudadanos conocen y valoran y que, sin embargo, la Administración penaliza, ya que mantiene a la Enfermería en un nivel A2, frente al nivel A1 de prácticamente el resto de grados universitarios. Un límite injusto para el desarrollo de las competencias para las que está capacitada, porque invertir en Enfermería es hacerlo en salud», prosigue el comunicado.

El colectivo incide en el esfuerzo formativo llevado a cabo en la Enfermería y que «no tiene un reflejo claro en la contratación en las plantillas de los equipos de la sanidad, ni la hospitalaria ni la de atención primaria. Apenas se recogen en sus catálogos oficiales de puestos de trabajo las especializaciones que con tanto esfuerzo llevan a cabo miles de profesionales más allá de la Obstetricia Ginecológica, las tradicionales matronas, y que se extienden a la Pediatría o la Geriatría, junto con especialidades de orden transversal como Trabajo, Salud Mental o Enfermería Familiar y Comunitaria».

La ratio de enfermeras por pacientes es ahora en España «dos puntos inferior a la media de los países del entorno. En este momento, serían necesarias 153.000 enfermeras más en todo el país y en Castilla y León, el déficit se acerca a los 6.000 profesionales y en Burgos, a los 900». Y mientras no se alcancen esos estándares, «la calidad asistencial puede verse mermada. Si no somos capaces de programar la reducción de este déficit en los cinco próximos años, el problema será grave», puntualizan.

A estas carencias se une «la pérdida constante de profesionales cualificados con una excelente formación en los centros universitarios de esta comunidad y que buscan mejores condiciones laborales en países como Noruega o Finlandia, cuya ratio de enfermeras por habitante es tres veces superior a la nuestra. Y dentro de España hay profesionales que se trasladan a comunidades como Cataluña, País Vasco o Madrid, por ejemplo, donde los salarios están por encima de los de Castilla y León. En el caso de Burgos esto se agudiza pues las comunidades autónomas colindantes como Cantabria, País Vasco o La Rioja tienen sueldos sensiblemente superiores».

Los profesionales de la Enfermería «nos enfrentamos a los retos del mundo actual y reclamamos nuevos protocolos que añadan seguridad a nuestro trabajo frente al aumento de agresiones de los últimos años».

En este aspecto, en el año 2022 se contabilizaron «793 agresiones a personal sanitario en las nueve provincias de Castilla y León de las que casi la mitad, en concreto 317, tuvieron como víctimas a enfermeras, el mayor colectivo afectado por esta violencia centrada además en las mujeres. En Burgos fueron 52 las enfermeras agredidas –el número más alto entre todos los profesionales sanitarios- según los datos más actualizados del Observatorio de Agresiones de Sacyl. Del total, más de quinientas víctimas lo fueron de la violencia que se ejerció sobre el personal femenino de centros hospitalarios y de atención primaria», apuntan.

Por todo ello, las enfermeras exigen que «las agresiones, incluidas las amenazas verbales, las presiones, los insultos y las vejaciones, tengan una especial consideración penal. Que las leyes cumplan su función punitiva sobre el agresor y una labor ejemplarizante frente a esa parte de la sociedad, afortunadamente pequeña, que no entiende que el trabajo de los sanitarios, y especialmente de las enfermeras, debe respetarse de forma escrupulosa».

La pandemia «fue posiblemente el principal detonante de un problema latente en la Enfermería y que ha sido revelado recientemente por la Organización Mundial de la Salud (OMS), entidad que precisa cómo en España, uno de los países más afectados por esta circunstancia, cerca del 80% de los profesionales de este sector sanitario declaran sufrir síntomas de ansiedad y de hallarse inmersos en lo que se denomina síndrome de 'burnout' o del trabajador agotado, 'quemado'. Una dificultad creciente para el ejercicio de la profesión que eligieron y que ven cómo, de lo que esperaban al finalizar su formación académica a la realidad, hay un mundo repleto de olvidos, frustración y, afortunadamente solo en pocos casos, violencia».

En este Día Internacional de la Enfermería, «queremos recordar pese a todo que una enfermera vela por los intereses de los pacientes y de sus familias. Enseña a las personas desde el conocimiento científico, pero con cercanía y con confianza, de manera sencilla, intentando proporcionarles seguridad y presencia cuidadora. Las enfermeras se encuentran en el corazón de los equipos sanitarios, desempeñan un papel fundamental en la prevención y en el tratamiento de las enfermedades y al ser uno de los profesionales más cercanos a la población protagonizan un papel fundamental en el desarrollo de los nuevos modelos de cuidados», concluye el comunicaco.