El empoderamiento del paciente diabético en Burgos

Javier Caballero es un paciente diabético «veterano», como él dice. Félix Castrillejo es más «novato». Ambos conocieron este programa de Paciente Activo gracias a sus médicas de Familia o enfermeras. «Lo que me transmitieron fue la importancia de explicar la enfermedad como paciente a otros que acababan de ser diagnosticados. Evitar la preocupación inicial y los problemas emocionales», señala Javier.

Reconoce estar «encantado» con la experiencia de ser un paciente formador. «Ha sido satisfactorio porque, además, las sesiones las hemos impartido con pacientes idílicos, siguen las pautas, hacen ejercicio, cuidan la alimentación y toman el tratamiento a rajatabla», añade.

Habla en plural porque junto a él está Félix Castrillejo. Los dos son los encargados de impartir las sesiones formativas a otros pacientes. Pero siempre supervisados por profesionales médicos y de enfermería. Félix también reconoce que ha aprendido «mucho» durante su participación en este programa. «Aprendí mucho en la formación que me dio mi médica de Familia y he aprendido también mucho impartiendo las sesiones. Igualmente, Javier me ha enseñado mucho mientras preparábamos las sesiones porque él tiene diabetes desde hace muchos más años».

Aunque Javier lleva muchos más años viviendo con la enfermedad, este programa también le ha aportado conocimientos. «He derribado algunos mitos que se asumen. También es bonito que los participantes te agradezcan las sesiones. Lo que nos han comunicado es que les ha gustado eso de no sentirse únicos. El miedo que tenían tras el diagnóstico de la diabetes es el estar aislados, pensar «esto solo me pasa a mí, por qué», estas sesiones ayudan a sentirse arropado», apunta Javier.

Aún así, Félix reconoce que no fue sencillo tomar la decisión de participar. «Mi médica es Ruth Loma y me propuso incluirme en el programa como paciente formador. He sido profesor de historia, me dijo que me resultaría fácil impartir conocimientos. Pero, claro, en historia sí me resultaba sencillo, esto es otra cosa», admite. Pero siempre cuentan con apoyo. «Al saber que contaba con el respaldo de mi profesional, que siempre estaría ahí, me preocupó menos. Además, somos dos pacientes impartiendo la sesión, la responsabilidad es compartida», añade.

Aún así, ser paciente formador es «una responsabilidad», añaden. «Hablar de una cosa que no conoces en profundidad para solucionar dudas es una responsabilidad, pero los profesionales te tranquilizan porque nunca estás solo», explica Javier.

«Lo que hacemos aquí es dar una formación de tú a tú, romper esa barrera más fría entre el profesional y el paciente», matizan. Y a medida que avanzan las sesiones reconocen que los otros pacientes se abren más, surgen las dudas, los miedos. Javier y Félix actúan entonces en base a su experiencia y a los conocimientos adquiridos.

Están tan implicados y satisfechos con el programa que lo único que recomiendan al resto de pacientes es que sigan promoviendo este proyecto. «Queremos que se hable de ello para que continúe y pueda llegar a muchos más. Como pacientes creemos que es algo muy beneficioso», reconocen.