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Una paciente, durante una sesión de quimioterapia, en un hospital de Vizcaya. Yvonne Fernández
El doble castigo del cáncer

El doble castigo del cáncer

La brutal destrucción de empleo desatada por la pandemia afectará al 32% de los enfermos oncológicos

Lunes, 3 de agosto 2020, 00:21

Ani tene 39 años, una cría de seis y un cáncer de tiroides con el que batalla desde hace dos. La enfermedad la dejó sin trabajo y hoy no tiene ningún ingreso. Es uno de los miles de enfermos oncológicos en edad laboral a ... los que su afección ha colocado en una situación de extrema vulnerabilidad en plena crisis del coronavirus. La ayuda de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) le permite mantener la esperanza y no tirar la toalla, algo a lo que se enfrentan miles enfermos de cáncer que se verán expulsados del mercado laboral por la crisis.

Cada día 300 personas mueren en España a causa del cáncer. La enfermedad siega unas 110.000 vidas cada año, una cifra que casi cuadruplica a la de fallecidos hasta ahora por la covid-19, cerca de 29.000. La pandemia está teniendo terribles efectos económicos para todos, pero se agravan para los enfermos de cáncer, que ven como la debacle económica se suma a los estragos de su situación clínica. La AECC estima que la destrucción de empleo provocada por la covid-19 afectará al 32% de los diagnosticados con cáncer en este 2020 y que, además, se quedarán sin diagnosticar entre un 20% y un 25% de los casos.

A la asociación le inquieta el análisis del segundo trimestre de la Encuesta de Población Activa (EPA), que certifica que en España se han destruido un millón de empleos por la pandemia. Este grave deterioro del tejido laboral podría afectar a unas 33.000 personas con cáncer, según la AECC. Una población «que sufre la doble vulnerabilidad: la de la crisis económica del coronavirus y la que origina la propia enfermedad». «¿Quién va a contratar a una persona con cáncer?», se pregunta Esther Díez, portavoz de la AECC, asociación que atiende cada año a 400.000 afectados, entre enfermos y familiares, y que cuenta con un millar de profesionales y la colaboración de casi 24.000 voluntarios. Este año se calcula que se diagnosticarán en España 280.000 cánceres y que algo menos de la mitad, 105.000, serán personas en edad laboral, entre 18 y 65 años.

Como Ani, rumana con 19 años en España, que a pesar de las dificultades no se rinde. Trabajó en hostelería «con papeles y sin papeles» hasta que todo se torció. «Tuve un gravísimo accidente de tráfico, perdí a mi padre por un cáncer muy agresivo y luego me diagnosticaron a mí cáncer de tiroides», cuenta. En estos dos años agotó sus ahorros, incluido el producto de la venta de un terreno en Rumanía, y su cuenta está a cero. Vive gracias a la ayuda de los servicios sociales y el apoyo de la AECC. «No tengo ningún ingreso, pero no puedo dejarme ganar por el pesimismo», explica desde Málaga.

El tratamiento con yodo radiactivo la mantuvo aislada de su hija y de su entorno antes de la crisis, y durante el confinamiento recibió alimentos de Cruz Roja y Cáritas. «He aprendido que hay que luchar y ser optimista. Si lo ves todo negro, seguro que todo se pondrá negrísimo. Toqué fondo, pero saldré adelante», asegura agradecida a los psicólogos de la AECC.

«Entendimos enseguida que la población con cáncer es doblemente vulnerable y que la pandemia agravaría su situación sanitaria y socioeconómica, y los hechos lo corroboran», dice Esther Díez. Su asociación encuestó a personas con cáncer en edad laboral y los datos extraídos «no son nada positivos». Hasta un 57% de los hogares de los afectados se encuentran por debajo de los 1.800 euros mensuales y un 28% tendrían unos ingresos inferiores a 1.100 euros al mes. Unos ingresos con los que deben afrontar tanto los gastos habituales del hogar como los derivados de la enfermedad y los tratamientos. Costes como el de la radioterapia, «que puede llegar a 1.100 euros de media para un tratamiento de quince días y superar por tanto los 2.200 euros en algunos meses».

Deterioro radical

La encuesta constata que en el 46% de los casos la situación económica familiar ha empeorado con la crisis del coronavirus. De ellos, hasta en un 19,4% se ha deteriorado radicalmente y han tenido que realizar recortes severos en los gastos cotidianos, contraer deudas o solicitar ayuda económica. «Por el hecho de diagnosticar un cáncer, cada año unas 27.000 personas entran en riesgo de exclusión social. Son parados con y sin prestación, autónomos, y lo que ya se denomina trabajadores pobres, aquellos con ingresos inferiores al salario mínimo y que no pueden afrontar los gastos de su enfermedad», asegura Díez.

«Una persona sana afectada sociolaboralmente por la pandemia cuenta con la salud para luchar, salir adelante y obtener un puesto de trabajo. «El cáncer se conceptúa solo como una enfermedad y no es así», arguye Díez. «El cáncer cuesta dinero, sí. Es igual para todos, pero no nos iguala. Hay un claro factor de agravio comparativo, gravísimo en el caso de la radioterapia. En función de donde vivas tendrás más o menos facilidades para asumir un gasto y poder accede a la radioterapia, que es un tratamiento vital que se aplica en el 60% de los casos. Si combinas todos los elementos, tienes una población que sufre una doble vulnerabilidad por el simple hecho de tener cáncer. Y eso no es admisible», concluye la portavoz.

Un factura anual de casi 20.000 millones

«El cáncer le cuesta al país 19.300 millones de euros al año, y el 45% lo soportan las familias. Es el mayor problema sociosanitario de España», dice la AECC. Cuenta con un programa integral de atención con alojamiento en pisos y residencias, traslados para recibir tratamiento hospitalario, asesoría jurídica e inserción laboral tras la enfermedad. Ha aprobado un fondo extraordinario de ayudas de hasta tres millones de euros para que las familias «no tengan que decidir entre darse la radioterapia o comer y pagar la hipoteca o el alquiler».

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