El contagio del VIH en España no cede

Los datos epidemiológicos fueron hechos públicos por Sanidad esta semana con motivo de la celebración del Día Mundial de la Lucha contra el VIH que se celebra el primer día de diciembre. En 2018 se notificaron 3.244 nuevos diagnósticos de VIH en España, la mayoría en hombres (85,3%) y la media de edad es de 36 años. Los médicos, las autoridades y las organizaciones mostraron su insatisfacción con esta cifra, que luego se corrige por el retraso de notificaciones, como cada año, «y que suele quedarse rondando los 4.000 casos».

«Lo cierto es que llevamos una década sin conseguir bajar esta cifra», recalca Ramón Espacio, presidente de Cesida, ente coordinador de 72 asociaciones implicadas en la lucha contra la enfermedad. Las tasas de nuevos diagnósticos de VIH son superiores a la media de los países de la UE y de Europa Occidental. «Es cierto que la tendencia a lo largo de los años es descendente, pero no se produce la caída que nos gustaría», añade Espacio.

Las conclusiones del informe epidemiológico lo corroboran: la tendencia es descendente para los nuevos casos. «Está ralentizada en los últimos años», afirma Santiago Moreno Guillén, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, quien también admite la «preocupación» de la comunidad médica porque «sigue habiendo un gran número de personas que contribuyen a propagar la enfermedad al ignorar que están contagiadas». El tiempo medio de diagnóstico del VIH en España es aún hoy de tres años de media. Y el mejor camino para atajar esta enfermedad es que sea detectada pronto. Ahí es donde todos ven el talón de Aquiles de esta lucha: el diagnóstico sigue siendo muy tardío.

En este grupo se encuentra casi la mitad de los nuevos diagnosticados (47,5%). Esta realidad se debe, básicamente, a que no se hace la prueba todo lo que se debería. Individualmente, sigue existiendo más «miedo» que falta de cultura o acceso a las pruebas, valoró Espacio durante la presentación de la campaña, realizada en colaboración con Gilead, que este año tiene ese enfoque.

El acceso a una prueba es fácil. «Hoy cualquier médico de cabecera las puede pedir», apunta Moreno, y además en cualquier farmacia existen los autotest rápidos. La consulta de Atención Primaria está en el punto de mira de quienes buscan soluciones para rebajar la cifra de infectados ocultos.

«Estamos perdiendo oportunidades de diagnóstico ahí», valora Espacio, quien cita casos personas que se han sido diagnosticadas de alguna otra enfermedad de transmisión sexual (ETS) sin verificar si también porta el VIH. En este sentido, Moreno habla de algunas propuestas que están sobre la mesa. Una de ellas es hacer la prueba a todo el que pasara por la consulta médica. «Pero pareció muy salvaje». Descartada, se hizo un test para detectar a personas que hayan pasado por una situación de riesgo, ante la que se le recomendaría hacerse la prueba.

Este recurso estaría por ser implantado, y con él se podría reducir hasta la mitad los casos de contagios ocultos. «Lo importante hoy es ver de qué manera conseguimos que la gente tenga la prueba hecha», valora Moreno. Un tratamiento temprano mejora la salud y el paciente puede llegar a tener «carga indetectable», esto es, cuando ya no transmite el VIH. La pastilla preventiva, desde noviembre en farmacias, es la gran esperanza para bajar la cifra global. El tiempo dirá.