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La pandemia de la covid-19 sigue avanzando y si nos hemos acostumbrado a términos como PCR, ocupación hospitalaria, número de reproducción, los nuevos indicadores de riesgo marcados por el Ministerio de Sanidad traen el término trazabilidad. Se trata de la proporción de casos de ... covid-19 diagnosticados de los que se conoce el origen. Para considerar que gozamos de una trazabilidad óptima este porcentaje debe ser superior al 50 por ciento. En la provincia de Burgos el porcentaje de casos con trazabilidad se encuentra en el 28,49 por ciento.
Es decir, solo del 28,49 por ciento de los casos diagnosticados en la provincia se conoce el origen, del 71,51 por ciento restante se desconoce. El dato de trazabilidad en la provincia no es positivo y, además, es el peor de toda la comunidad de Castilla y León. El siguiente peor dato es el de León con un 32,61 por ciento de trazabilidad.
Si atendemos a los niveles de los indicadores de riesgo establecidos por el Ministerio de Sanidad, con una trazabilidad inferior al 30 por ciento nos encontramos en riesgo muy alto. Si esta trazabilidad aumenta y se sitúa entre el 30 y el 50 por ciento el riesgo pasaría a ser alto.
Otro aspecto negativo se obtiene si ponemos este dato de trazabilidad en contexto. La semana pasada la trazabilidad estaba por encima del 33 por ciento y este lunes 9 de noviembre, según datos de la Consejería de Sanidad, ha descendido hasta el 28,49 por ciento.
Si nos fijamos en los ocho indicadores que el Ministerio de Sanidad ha establecido para determinar el nivel de riesgo de una provincia, Burgos es la que peores datos arroja de toda Castilla y León. Es la única provincia, además, que presenta todos estos indicadores en rojo, en nivel 4, riesgo muy alto.
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Destaca la incidencia acumulada de casos diagnosticados en los últimos 14 días. Burgos se sitúa a la cabeza con 1.157 casos por cada 100.000 habitantes. Igualmente, la positividad global de las pruebas diagnosticados por semana se sitúa en el 26,31 por ciento. El peor dato de positividad de Castilla y León, según datos de la Consejería de Sanidad. Para pasar de riesgo muy alto a riesgo alto, la incidencia debería estar entre los 150 y los 250 casos por cada 100.000 habitantes y la positividad se debería reducir hasta entre el 10 y el 15 por ciento.
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