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Residencia Los Nogales Puerta de Hierro en Madrid. Efe

Los centros de mayores sufren los últimos brotes antes de la inmunidad

La vacunación reduce el número de casos desde finales de enero, pero decenas de residentes han fallecido contagiados en Cadiz, Toledo o Madrid

Álvaro Soto

Madrid

Domingo, 7 de febrero 2021, 00:09

Como la noche, que se vuelve más oscura justo antes del amanecer, los centros de mayores viven las últimas semanas con una combinación de angustia y esperanza. El proceso de vacunación para este grupo prioritario está a punto de terminar y la mayoría de ... los residentes y de sus cuidadores ya han recibido las dos dosis o lo harán en los próximos días.

Aunque el Ministerio de Sanidad no dispone de datos nacionales sobre la vacunación en estos lugares, las residencias de mayores, epicentro de la tragedia de la covid-19 en España, tocan la inmunidad con la punta de los dedos y casi todas ellas ya están libres del virus, pero precisamente por eso, los brotes de las últimas tres semanas, con cifras de fallecidos tan altas como las de la primera ola, resultan aún más dolorosos.

El más grave ha ocurrido en la residencia 'Nuestra Señora del Rosario' de Los Barrios, en Cádiz, donde 46 mayores han fallecido desde mediados de enero. El día 14, la Junta de Andalucía medicalizó esta residencia privada y el 31, decidió intervenirla, ya que los gestores no podían garantizar el protocolo de desinfección y el aislamiento de los pacientes.

Las últimas semanas han sido un goteo constante de brotes: uno en la residencia Los Peñascales de Las Ventas con Peña Aguilera (Toledo) acabó con la vida de 16 personas; en Becerril de la Sierra (Madrid), otro dejó once fallecidos; en la residencia Los Nogales Puerta de Hierro (Madrid) murieron diez personas; y otros con cifras familiares de decesos se han registrado en Lagartera (Toledo) y en Sevilla.

Según el Ministerio de Sanidad, durante la última semana se han notificado 89 brotes en residencias, con 1.257 casos y una media de 14 afectados por brote. Los datos del departamento de Carolina Darias muestran que el inicio de la inmunización masiva no logró frenar en las primeras semanas de enero los positivos en residencias, que por el lado contrario, sí se vieron sacudidas por el repunte masivo de contagios que ha vivido la sociedad tras las fiestas navideñas.

En cambio, en el final de enero y el principio de febrero, cuando gran parte de los residentes ya ha recibido la segunda dosis, la tendencia ha cambiado. Así, en la semana del 24 diciembre, la previa al comienzo de las vacunaciones, las residencias registraron 65 brotes con 1.137 afectados; en la semana del 31 de diciembre, 44 brotes con 504 contagiados; en la del 8 de enero, 84 y 1.110; en la del 15 de enero, 114 y 1.599; en la del 22 de enero, 145 y 1.907; en la del 29 de enero, 128 y 1.735; y en la del 6 de febrero, 89 y 1.257.

En las tres primeras semanas de 2021, el virus entró de nuevo en los geriátricos a través de los trabajadores, en la mayoría de las ocasiones, y minoritariamente, tras la visita de algún residente a un hospital. «Las residencias somos una parte de la sociedad y no hemos podido escaparnos de lo que ha sucedido después de Navidad», lamenta Ignacio Fernández-Cid, presidente de la Federación Empresarial de la Dependencia (FED), que agrupa a más de 2.400 residencias (la mayoría, de pequeño tamaño) que cuentan con unas 150.000 plazas.

Sin embargo, Fernández-Cid cree que las residencias están «en el camino hacia el fin del problema». «En el 95% de ellas ya se ha inyectado la primera dosis de la vacuna, aunque la segunda está más retrasada porque, en aquellas en las que ha aparecido un caso después de la primera dosis, las autoridades sanitarias esperan a que se supere el contagio y vuelven, aproximadamente, dos semanas después», cuenta Fernández-Cid, que esta vez sí, ve luz al final del túnel: «En febrero, las residencias vamos a ser lugares seguros», vaticina.

Menos optimista, Estanislao Nistal, virólogo y profesor de Microbiología en la Universidad CEU San Pablo, opina que las residencias necesitarán aún tiempo para normalizar su situación, especialmente, hasta conocer si las vacunas son efectivas contra las nuevas variantes del coronavirus y cuánto dura la inmunidad de los antídotos. «Eso nos va a obligar a no relajarnos en exceso», afirma Nistal, que pide, para el medio plazo, un debate sobre los cambios que necesitan los centros de mayores para evitar que el drama de la pandemia se repita en el futuro. «A lo mejor no hay que medicalizar las residencias, pero sí deberíamos dar formación a sus trabajadores para que puedan afrontar, más preparados, este tipo de emergencias sanitarias, además de que siempre deberían disponer de material y de pruebas diagnósticas», argumenta.

Desde el inicio de la pandemia, alrededor de 30.000 mayores han muerto en los geriátricos, aunque los documentos oficiales sólo recogen los muertos de la primera ola: 20.268 mayores fallecieron en las residencias por coronavirus desde marzo hasta el 23 de junio, según el 'Informe del grupo de trabajo covid-19 y residencias', elaborado por el Ministerio de Derechos Sociales, las comunidades y las sociedades científicas.

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