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Donar sangre no duele. Es un gesto solidario y altruista que salva vidas. Y necesario. La sangre es imprescindible en numerosos actos médicos y no se puede fabricar de manera sintética, por lo que la labor de los donantes es fundamental.
Y ellos y su ... labor han sido los protagonistas del acto de la entrega de los Premios Castilla y León por la Vida. Una celebración que reconocer a los donantes de sangre que más han contribuido a que Castilla y León sea la segunda comunidad de España con mayor número de donaciones de sangre en relación a su población. En esta ocasión, se han distinguido a los 48 donantes de sangre con mayor número de donaciones de cada Hermandad, divididos por franjas de edad y sexo, y que no han recibido la distinción previamente.
Entre los reconocidos de la provincia de Burgos se encontraban Ginés Sáiz, Clara Domingo y David Sanz, tres donantes habituales que no podían ocultar el orgullo de haber sido los elegidos para este reconocimiento. Los tres tienen cosas en común, la primera de ellas es la edad en la que comenzaron a donar sangre: la mayoría de edad.
«Empecé con 18 años y hasta ahora. Empecé donando sangre, me dijeron que tenía buenas plaquetas y me decidí a donar plaquetas», explica Ginés. En este caso, fue una decisión personal, sin un caso cercano que hubiese necesitado de una transfusión o sin una tradición familiar, Ginés tomó la decisión con su mayoría de edad. «Fue una decisión mía. Empecé con los 18 y hasta ahora», confirma.
Un gesto que no cuesta nada y por el que ha recibido el reconocimiento de la Federación de donantes de Sangre de Castilla y León. «Me siento muy orgulloso, muy contento y muy agradecido por todo», confesaba con una sonrisa. Porque un gesto tan sencillo, el de extender el brazo y recibir un pinchazo, puede ser diferencial para muchas personas. La delgada línea entre vivir y morir.
Clara Domingo no puede ocultar su juventud y su desparpajo. Su estreno como donante de sangre llegó de la mano de su padre, quien la acompañó en su primera vez. Sin embargo, aclara, en su «grupo de amigos todos son donantes». «Quedamos de vez en cuando para ir todos juntos a donar. Es algo que en mi entorno lo hace casi todo el mundo», asegura. No sabe cuántas donaciones lleva, pero suele donar «dos veces al año». En mujeres, la recomendación es de esperar cuatro meses entre donaciones, mientras que los varones pueden hacerlo cada tres.
También ha recibido su reconocimiento David Sanz, que tiene una peculiar historia en su debut como donante. Este arandino, aficionado y practicante del ciclismo debe su primera vez como donante a su entrenador. «Competía con la bicicleta y, como sangraba mucho, me recomendaron donar sangre, me dijeron que sería bueno para mí», asevera. Y así, con 18 años, extendió por primera vez su brazo, hasta la actualidad, con 43 y 98 donaciones a su espalda.
Francisco del Amo, presidente de la Hermandad de Donantes de Burgos, ha sido el anfitrión de esta entrega de premios. Ilusionado por acoger esta edición, aseguraba que esta actividad es la que «más le gusta» de las organizadas porque permite reconocer a donantes «de todas las edades» y no solo a los que más donaciones acumulan, que serían «siempre los más mayores».
Del Amo tenía una petición en esta jornada especial, «que los jóvenes se animen a donar», porque como reconocía, «en Burgos los donantes que más índice de donaciones tiene son los de mayor tramo de edad».
«Tenemos que intentar que los jóvenes se animen a donar. El miedo a la primera vez, a lo desconocido, a que te tienen que pinchar existe. Pero si piensas lo que tú das con esa donación a cambio de poco más del picotazo de una mosca bien merece la pena», reconocía.
Burgos presume de estar por encima la mayoría de los índices de donaciones de otras capitales de España, sin embargo, estas han «descendido con respecto a 2019», algo para lo que están trabajando desde la Hermandad. «En Burgos hay 53 donaciones por cada 1000 habitantes cuando la media es de unos 38 en España. Hay una media de 18.000 donantes activos, la solidaridad de los burgaleses está más que demostrada», presumía Del Amo.
Y sin embargo hay que seguir haciendo llamamientos para que los burgaleses se acerquen a donar. Sigue haciendo falta recuperar las reservas, «especialmente de los grupos A y 0, tanto positivo como negativo». Además, reconocía que deben ser ellos quienes se deben «esforzar en acercar la donación al donante». «Ellos son quienes pierden su tiempo, ponen su brazo y se dejan pinchar para regalar algo que, si bien es cierto que no cuesta, si se quedan en el sofá de su casa viendo una película están más tranquilos, debemos agradecerlo esforzándonos, comportándonos lo mejor que podamos con ellos y acercándoles la donación al donante», finalizaba.
«Al principio era una especie de obligación por salud, pero ahora hago cada año mis cuatro donaciones, a mi cuerpo le sienta bien. Durante la pandemia he seguido donado, no he tenido ningún problema de salud así que he podido seguir haciéndolo», continúa.
Los tres tienen clara la importancia del gesto, y también mensaje para quienes están dudando en si acudir por primera vez a donar. «No cuesta nada donar y puedes ayudar a otras personas. No duele nada, se nota un poquito cuando entra la aguja y luego no hay ningún problema. Te tratan bien y te cuidan durante la donación. Yo paso entre 48 y 50 minutos para donar plaquetas y aquí estoy, sin ningún problema», anima Ginés a los indecisos.
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