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Erupciones como consecuencia de la viruela del mono. BC

Un burgalés positivo en viruela del mono: «Se me caían las lágrimas del dolor»

Este joven afincado en Cataluña relata cómo pasó la enfermedad en el mes de julio

Lunes, 1 de agosto 2022, 20:51

«Fueron cuatro días de fiebres muy altas, escalofríos y al tercer día llegaron las erupciones». Así detalla R.A., burgalés aunque residente en Cataluña, los primeros síntomas con los que sospechó que podía tener la viruela del mono. Esta infección, declarada hace poco más ... de una semana por la Organización Mundial de la Salud una emergencia de salud pública internacional de «carácter preocupante», ha alcanzado ya en Castilla y León los treinta y tres casos. Los primeros indicios se asemejaban a los propios de un gripe, por lo que la primera sospecha fue el coronavirus. «Lo primero que pensé es que tenía el covid, pero me hice varios test y di negativo», recuerda.

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Sin embargo, saltaron las alarmas cuando empezó a encontrarse pequeñas erupciones por el cuerpo. «En cuanto el médico me vio los granos y el cuadro clínico, lo tuvo claro», explica. El aspecto de las erupciones y el malestar que presentaba el burgalés se relacionó enseguida con esta infección. «Los granos no me picaban, era similar al acné juvenil», comenta. Aunque el picor no era una molestia, sí lo era el dolor que le producía las lesiones anogenitales internas. «En la zona perianal también tenía, y a la hora de ir al baño se me caían las lágrimas del dolor», comenta.

Síntomas de la viruela del mono

Los síntomas más comunes entre los pacientes son erupción cutánea, fiebre, fatiga, dolor muscular, vómitos, diarrea, escalofríos, dolor de garganta o dolor de cabeza. Pero los expertos también han detectado lesiones anogenitales o lesiones en las mucosas.

Sanidad informa que la mayoría de los casos analizados presentó exantema (cambio de color de la piel o irritación) anogenital (65,8%) y en otras localizaciones (53,9%), fiebre (55,9%), astenia (41,4%) y linfadenopatías (agrandamiento de los ganglios linfáticos) localizadas (40,6%).

Las erupciones exteriores, sin embargo, pudieron ser tratadas de manera más simple: «betadine, y a esperar que se sequen». En cuanto al protocolo, está establecido una recomendación de aislamiento, al menos, hasta que los síntomas -incluidas las erupciones-, desaparezcan. En su caso, en una semana los síntomas habían remitido y los granos apenas se notaban aunque la cuarentena se mantuvo por unos días. «No se me ha quedado ninguna marca, he tenido suerte porque me han salido en zonas poco visibles», apunta.

La estigmatización, el efecto secundario de la viruela

El miedo a ser reconocido y que las marcas desvelen la infección es una de las mayores preocupaciones del burgalés que, precisamente por ese temor prefiere no aparecer identificado. Aún más, con la estigmatización tan extendida de esta enfermedad relacionada con el colectivo homosexual. «A los gais se nos ha relacionado con el VIH, y tratado como 'putas', 'maricones' o 'drogadictos', estamos muy señalados», argumenta. Precisamente, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) ha pedido utilizar «un lenguaje respetuoso que no relacione la transmisión de la enfermedad con la orientación sexual o las prácticas sexuales».

Aunque es cierto que por la forma de transmisión, principalmente en el contexto de relaciones sexuales de alto riesgo, se relaciona a la actividad sexual entre hombres. Según Sanidad el 93,4% de las infecciones analizadas se produjo por contacto estrecho en el acto sexual y 792 de los 800 contagios contabilizados se han registrado en hombres. «Es cierto que se mantienen más parejas sexuales en el colectivo gay, pero este ensañamiento pasará como con todo», asegura.

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Precisamente, es lo que hace que muchas personas se nieguen a ir al médico a pesar de presentar síntomas compatibles con la enfermedad para no ser apuntados socialmente. Además, la conexión directa que se presupone entre la enfermedad y la homosexualidad deja al descubierto una orientación que no todo el mundo quiere desvelar. «Seguramente haya muchos más casos de los que se registran porque la gente no lo quiere decir», apunta.

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