La bronquiolitis en Burgos, en niveles «estándar» hasta conocer la efectividad de la vacuna

Este año, en cambio, el otoño y los primeros días fríos, han llegado con la novedad de que el calendario de vacunación de Castilla y León ha incorporado la inmunidad frente al Virus Respiratorio Sincitial, cuya infección produce la enfermedad comúnmente conocida como bronquiolitis. Esta campaña está dirigida a los niños nacidos a partir del 1 de marzo de 2023 y se analizará posteriormente para comprobar los resultados al ser el primer año de implantación.

Esta vacuna, que «no es obligatoria» porque «no hay ninguna vacuna obligatoria» como explica Elena Santamar, pediatra en Burgos, pero sí recuerda que son «recomendadas todas». «Hablamos de vacuna pero en realidad no es una vacuna como tal, es un anticuerpo monoclonal. La diferencia con una vacuna es que en la vacuna lo que se administra es el microorganismo para que su sistema inmune genere defensas, mientras que en este caso lo que se administran son las defensas creadas en el laboratorio. Es lo que se llama una inmunización pasiva», indica la pediatra.

Aunque todavía es pronto para valorar si estas vacunas están ayudando a que este inverno sea menos duro para los más pequeños de la casa, lo que se busca es «prevenir los casos graves que requieren hospitalización». «De momento acabamos de empezar la temporada y no sabemos cómo va a acabar, pero por lo que veo en consulta, los niños que he tenido ingresados por bronquiolitis son mayores, los que no están vacunados, por lo que, de momento, pinta bien», asegura.

En Atención Primaria, la primera puerta que tocan los padres cuando los virus se instalan en casa, la situación este año es la «estándar». «Ha empezado el frío tarde, pero los catarros han empezado desde que llegó el frío. Con las bronquiolitis en bebés pequeñitos parece que está mejor la cosa. En el puente de diciembre, que tradicionalmente es una fecha muy mala, este año la consulta está llena, pero no está siendo igual que otros años de urgencias, demoras de varios días, etc.», explica.

La bronquiolitis puede comenzar con síntomas que se parezcan a los de un catarro, por lo que para diferenciarlos hay que fijarse en algunos detalles que la delatan. «Las bronquiolitis suelen empezar como un catarro normal, con tos, mocos, un poquito de fiebre o no. La diferencia es que empieza a haber síntomas de dificultad respiratoria, lo que llamamos tiraje», enumera Elena.

Pero, ¿qué es dificultad respiratoria?: «Cuando al coger aire se le marcan las costillas, aumenta la frecuencia de la respiración y otros síntomas que pueden ver los papás en casa, sobre todo si son niños muy pequeñitos, es que dejan de comer por esta dificultad respiratoria». Los signos más sencillos para comprobarlo es descubrir un poco el pecho del niño, si al coger aire hace tanto esfuerzo con los músculos que se le marcan las costillas, o cuando por encima del esternón se le hunde al coger aire, es que existe dificultad respiratoria. Hay que alarmarse cuando se ven «estos signos de dificultad respiratoria» o cuando «los niños muy pequeños dejan de querer comer».

Con la bronquiolitis hay que tener mucha precaución cuando se da en bebés muy pequeños. Esta enfermedad, que puede darse desde el nacimiento, puede provocar el ingreso en niños menores de seis semanas porque «pueden hacer pausas de apnea» y necesitan una vigilancia más exhaustiva de la que puedan tener en casa.

Existen maneras de intentar evitar que un niño pequeño o un bebé se pueda enfermar y sufrir una bronquiolitis. La mayoría de ellas las aprendimos durante la pandemia de covid-19, el resto pasan por tener sentido común: «Hay que evitar el contacto con personas que tengan síntomas catarrales (tos, fiebres, etc). Una persona mayor puede decir «es solo un catarro», pero no sabemos qué virus es y cómo puede afectar al bebé. Si no queda otra que estar con esas personas, lo más importante es usar mascarilla, que nos acostumbramos a usarlas en la pandemia y ahora parece que no tanto, lavarse bien las manos y la persona que esté enferma evitar en lo posible coger al bebé en brazos».

Lo ideal es, además, evitar cosas como «besar las manos de los bebés», teniendo siempre en cuenta que «no es lo mismo la abuela, que la ves todos los días que una persona a la que no ves en muchos meses». Lo mejor es «en la medida de lo posible evitar ese contacto estrecho con el bebé si la persona tiene alguno de estos síntomas catarrales» y tener «mucho sentido común».