«Un balón de oxígeno» para los hosteleros burgaleses

A partir del próximo lunes muchos establecimientos que permanecían cerrados por no disponer de terraza podrán reabrir sus puertas, aunque de la Varga reconoce que «la limitación del aforo, unido al toque de queda», provocará que para algunos todavía no sea rentable abrir.

También anuncia que «habrá compañeros que ya no van a volver a abrir en la vida» porque las restricciones de los últimos meses han supuesto una estocada definitiva para el sector. No obstante, prefiere ser cauto y no hacer valoraciones más exahustivas hasta la próxima semana, «cuando arranque la maquinaria».

Por el momento, confiesa que el fin de las medidas extraordinarias para Burgos supone «un alivio de la presión psicológica» para muchos empresarios, que podrán reanudar su actividad aunque no sea por completo.

En este entido, señala que el alivio económico aún queda lejos porque el aforo del 33% y el toque de queda a las 22 horas limitarán mucho el funcionamiento de los negocios de hostelería.

El vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, anunciaba esta mañana el fin de las medidas extraordinarias de nivel 4, ante la mejora de la situación epidemiológica de la comunidad y la reducción de la ocupación de las UCI. Lo confirmaba después de que Alfonso Fernández Mañueco desautorizarse ayer a Juan Carlos Suárez-Quiñones, que el martes adelantaba la decisión tomada este jueves en el Consejo de Gobierno.

A lo largo de los último meses, los hosteleros se han manifestado, junto con centros deportivos, comerciantes y otros profesionales afectados, para que la Junta «les dejase trabajar», aludiendo a que ningún estudio científico avala que el interior de estos establecimientos constituya un foco de contagio.