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La decisión de administrar o no una segunda dosis de AstraZeneca a los dos millones de trabajadores esenciales que se quedaron sin la segunda tras los primeros trombos está provocando un verdadero cisma entre los expertos y técnicos del Ministerio de Sanidad y los ... responsables políticos del departamento que dirige Carolina Darias. Una guerra abierta que, además, se está recrudeciendo en las últimas horas conforme se acerca el momento de que Sanidad anuncié qué hacer con ese segundo pinchazo a los profesores, policías, militares y bomberos y solo horas antes de que se haga público este martes el resultado del estudio 'Combivacs' sobre los beneficios y riesgos de inocular Pfizer como segundo pinchazo de AstraZeneca.
En el entorno de Darias se agarran a los resultados de este ensayo del instituto Carlos III para tratar de frenar las ansias de los técnicos de repetir con AstraZeneca. Según han avanzado fuentes de Sanidad, este ensayo, como ya ocurrió con el de la Universidad de Oxford presentado la pasada semana, avalaría la seguridad de este 'cóctel', ya que los efectos secundarios de la mezcla entre los 600 voluntarios no han pasado de leves o moderados. Un argumento de peso para los responsables políticos del ministerio que no quieren sufrir el desgaste por administrar una profilaxis que provoca todo tipo de recelos en la población y que esperan, básicamente, enviar a terceros países.
Pero los técnicos de la Ponencia de Vacunas y de la Comisión de Salud Pública, que se vuelve a reunir este martes, quieren repetir con el segundo pinchazo ya. Su recomendación es que se haga al menos para los trabajadores entre 40 y 60 años, que son la gran mayoría de los dos millones que se quedaron sin la segunda inoculación.
Y es que lo expertos de Sanidad ni siquiera vieron en su momento con buenos ojos este estudio de 'Combivacs' que el ministerio ha usado para posponer todo. Desde el principio se alinearon con la posición de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) de no mezclar vacunas y de respetar los plazos fijados por el laboratorio para la segunda dosis (12 semanas). Unos plazos que Sanidad ha obligado a violar a todas las comunidades ya que a principios de mayo tenía que haber comenzado la inoculación de la segunda dosis a los dos millones de afectados con el parón.
La presión al entorno de Darias para que saque de las neveras ya el casi millón de dosis almacenadas es creciente. Madrid, Andalucía, Cataluña, Murcia, Asturias o Galicia insisten en administrar el segundo pinchazo. Madrid, incluso ha amagado con desobedecer a Sanidad y ofrecer la posibilidad a todo el que lo pida.
Darias y su equipo, que siempre prometieron seguir en el tema de vacunas las recomendaciones de la EMA, no solo han desoído al regulador sino que también han hecho caso omiso a los técnicos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) que desde el inicio defendieron inocular la segunda dosis. Nunca antes –apuntan fuentes sanitarias- había habido un desencuentro tan profundo entre la AEMPS y el ministerio.
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