Antibióticos y antiinflamatorios lideran los problemas de suministro en las farmacias de Burgos

«La situación no ha variado, varían los medicamentos, a veces recuperamos las existencias en algunos y entran en falta otros, pero es algo que lleva ocurriendo años y que no se soluciona tan fácil», explica Miguel López de Abechuco, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Burgos.

La solución a esta ausencia de medicamentos en las boticas suele ser de manera habitual «sencilla». «Muchos de los desabastecimientos la gente ni lo nota porque solemos tener medicamentos de sustitución, pero cuando no hay sustitución tienes que derivar a los pacientes de nuevo al médico para que prescriba algo similar», indica el presidente.

Pero este constante desabastecimiento de medicamentos, que se soluciona cambiando el laboratorio en muchas ocasiones, puede suponer un trastorno importante para los pacientes, especialmente a los más mayores, pues está demostrado que el cambio de colores de la caja de su medicina habitual dificulta la adherencia al tratamiento, que recuerden qué es y cuándo lo tienen que tomar. Esto supone, además, más trabajo para los despachos farmacéuticos, que deben emplear buena parte de su jornada en buscar los medicamentos o las alternativas para que sus pacientes puedan continuar con su tratamientos de manera correcta y no lo abandonen.

En el listado de medicamentos que no se encuentran ahora en las farmacias están los antibióticos como la amoxicilina o la azitromicina; los antiinflamatorios como el ibuprofeno, naproxeno o dexketoprofeno, o el primperan. Pero no son los únicos, también faltan algunos tratamientos para las migrañas, para la hipertensión o para el TDAH. Incluso algunas presentaciones de paracetamol son casi imposibles de encontrar en las farmacias de Burgos y de Castilla y León en general. Tampoco en el resto de España, porque las dificultades de abastecimiento farmacéutico son nacionales.

Los motivos del desabastecimiento son variados, «la centralización de la fabricación en una sola fábrica a nivel mundial» es uno de ellos. «Con los principios activos pasa exactamente igual, el medicamento se compone de muchos 'ingredientes' y con que falte uno ya no se puede fabricar. Eso crea una inercia de desabastecimiento cuando no tienes un producto, hasta que te llega no lo puedes fabricar y luego lo tienes que distribuir y es muy lento», asegura.

Además, en España los medicamentos son más baratos que en otros países, por los que las grandes multinacionales dan prioridad a las zonas en las que mayor beneficio van a obtener de su venta. «El desabastecimiento llega también porque a veces hay picos de consumo de un determinado medicamento como puede ser el caso de las amoxicilinas ahora que empezamos la campaña de los catarros, las gripes y los problemas respiratorios. Hay múltiples causas», insiste Miguel López de Abechuco.

Estos desabastecimientos los sufre toda la sociedad, pero los farmacéuticos explican que ellos lo pasan mal por «no poder atender al paciente», el paciente «porque no puede encontrar la medicación y tiene que volver al médico» y es una cadena que se intenta solucionar entre todos «pero el problema está ahí».

Especialmente preocupante es en el caso «de los medicamentos que no hay sustitución posible y que son esenciales». «Hay algunos que son esenciales y que no tienen sustitución, pero estos casos son los menos», afirma. Lo que sí quieren dejar claro los farmacéuticos es de la importancia de acudir a las farmacias a por los medicamentos y huir de internet.

«En España no se pueden vender medicamentos por internet, está prohibido, pero se pueden acceder a páginas de otros países. Eso es un práctica súper peligrosa, porque no sabes lo que estás adquiriendo. De hecho, ya nos han informado de algunos medicamentos que se han observado en Europa que son falsos. Nosotros podemos comprobar la autenticidad de los medicamentos por un código QR y si ese medicamento no está dado de alta se retira. En España es muy difícil, pero en internet esos controles desaparecen, los envases son exactamente iguales a los originales, pero no sabemos lo que lleva dentro y eso es un peligro tremendo. Bajo ningún concepto debe hacerse», alerta.

Porque aunque nuestra medicación no esté disponible en la farmacia, comprándola por internet «hay muchísimas posibilidades de que ese medicamento sea falsificado». «Con las listas de desabastecimiento que tenemos, que son de unos 150 medicamentos, los pacientes tienen problemas solo con diez o doce, que son los que no hay sustitución, pero la mayoría se soluciona en la propia farmacia», explica el presidente de los farmacéuticos de Burgos que asegura que «todo está en orden».