En pleno blindaje de la ciudad por parte del Ayuntamiento de Burgos y mientras el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, anunciaba las medidas de la «cuarentena social» de la capital, la empresa vallisoletana Carruleses Ortega instalaba en la Plaza Mayor ... de la capital su tiovivo. Ajenos a la realidad que vivía la ciudad, varios operarios empezaban a colocar caballitos con la intención de que este viernes por la tarde empezase a dar vueltas.
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Su objetivo era «hacer vida normal», a pesar de la crisis sanitaria, y dar un toque de «tranquilidad» a la situación que padece y padecerá en los próximos días Burgos. Habían pagado su correspondiente licencia para permanecer hasta finales de mayo, pero la realidad les fue esquiva y la empresa tendrá que esperar hasta el 26 de marzo para seguir sacando rentabilidad a su negocio. «Aún así confiamos en que podamos funcionar antes», relataba el propietario, que ha alquilado durante estos meses una vivienda para que un operario viva en Burgos y atienda la atracción.
El comunicado de que no podrán abrir les llegó en pleno montaje y ya son sabedores de que los más pequeños de Burgos no se podrán subir a sus caballitos hasta el 26 de marzo.
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