¿Cómo afronta el mundo la epidemia?

Francia cuenta ya con 285 casos y cuatro fallecidos por coronavirus. Aunque el virus se ha extendido ya por todo el territorio nacional, el Gobierno mantiene por el momento la fase 2 de contención de la epidemia, con medidas para evitar una mayor expansión como la prohibición de aglomeraciones de más de 5.000 personas en lugares cerrados. Unos 150 colegios permanecen cerrados en las regiones más afectadas. El Ejecutivo ha decretado por ley los precios de los geles desinfectantes y ha requisado todas las mascarillas, que solo se pueden conseguir con receta médica, para hacer frente al desabastecimiento.

El ministro alemán de Salud, Jens Spahn, ha sido el primer político de Europa implicado en la crisis del coronavirus que la ha calificado abiertamente de «pandemia». Ha advertido al Parlamento germano que es hora de «tomarse muy en serio» este problema, ya que el país, como sucede en gran parte del viejo continente, se debate entre si son suficientes las medidas actuales (y atenuar así la alarma) o adoptar otras más radicales, en la línea de las tomadas en China o Corea del Sur. De momento, las compañías de transporte público, especialmente la ferroviaria Deustche Bahn, han iniciado un control muy estricto de los desplazamientos y activado un plan para aislar y desinfectar vagones en caso de surgir un caso de coronavirus en algún pasajero.

El goteo de contagios en este país es continuo desde el pasado fin de semana, cuando se detectaba en Amberes el segundo positivo después de un mes. Hoy son 23. El Gobierno federal, en funciones desde el 26 de agosto, mantiene el nivel de respuesta en la fase 1 de contención. Ha sido criticado por médicos de atención primaria al que le culpan de falta de medios e información y las urgencias de algunos hospitales han acusado el exceso de carga de trabajo por el miedo al contagio. Mientras en los últimos días algunos expertos (cuestionados) han dibujado escenarios catastróficos con 850.000 infectados y más de 3000 hospitalizaciones. La responsable federal de sanidad, Maggie De Block, insistió ayer en la televisión pública francófona RTBF que «aún no se ha llegado a una situación que requiera cierres de escuelas o cancelaciones de eventos». Y remarcó la necesidad de dotar de más fondos «para suministros médicos». Como medida de precaución, el Atomium, el monumento más visitado del país (con 650.000 turistas el pasado año; un 13% más que el anterior) ha limitado el número de personas que pueden utilizar su ascensor de una sola vez; de 18 a diez.

En Bélgica también las autoridades acaban de suspender la edición de invierno del Tomorrowland, el gran festival de la música electrónica que reúne cada mes de marzo a 400.000 espectadores en los Alpes franceses. También la Comisión Europea acaba de cancelar la visita del Ayuntamiento de Madrid, con su alcalde a la cabeza, para presentar el plan Madrid 360 de mejora de calidad del aire.

La epidemia ha descongelado momentaneamente las relaciones entre los mandatarios de las dos Coreas. El líder norcoreano, Kim Jong-un, ha enviado una carta a su homólogo en el sur en la que expresa su solidaridad y confianza en que el país vecino logre controlar la enfermedad. El presidente surcoreano, Moon Jae In, ha respondido con una misiva de agradecimiento. El intercambio de mensajes se produce justo cuando Corea del Norte, que ha cerrado fronteras, colegios y cancelado actos públicos, ha puesto fin a la cuarentena de un mes impuesta a los extranjeros residentes en el país. Paradójicamente, la apertura permitirá trabajar al equipo de la Organización Mundial de la Salud enviado el pasado febrero al país para conocer su situación respecto al Covid-19 y que hasta ahora ha debido permanecer confinado en su alojamiento.

Corea del Norte tiene bajo observación a 7.000 sospechosos de infección y asegura no haber registrado aún un positivo, un dato que los analistas occidentales ponen en duda ya que Corea del Sur ha superado ya los 6.000 pacientes y notificado 41 muertes. Las guarderías y los colegios han sido cerrados, el Gobierno ha habilitado una partida de 8,9 millones de euros para combatir la expansión de la enfermedad y tres ciudades han sido catalagodas como 'zona de especial atención', una figura creada al efecto y que conlleva dotarlas de más medios sanitarios y clínicos que al resto del país.

Los países productores de la OPEP y sus aliados se reúnen durante dos días en Viena para debatir cómo reaccionar ante la epidemia. A medida que el coronavirus se ha propagado, la organización ha visto caer los precios del petróleo y encara unas previsiones de la OCDE ciertamente negativas, ya que ha rebajado su expectativa de crecimiento mundial para 2020 del 2,9% al 2,4%. Pieza clave de la OPEP son los Emiratos Árabes Unidos, cuyo Ministerio de Sanidad acaba de recomendar a sus ciudadanos que no viajen a otros países para evitar la importación de contagios. De hecho, el Gobierno advierte que, a su regreso, cada viajero que haya salido será sometido a cuarentena. El país registra 28 infecciones.

Desde que el presidente Donald Trump anunciara a finales de la semana pasada la resistencia de Estados Unidos a la epidemia, los casos no han cesado de crecer. Ya son 110 pacientes enfermos y once fallecidos y se ha convertido en el país del continente americano con mayor número de contagios. El foco se concentra en Washington y California, donde se ha producido el último deceso. El Congreso acaba de asignar unos 8.300 millones de dólares (7.416 millones de euros) a la lucha contra la epidemia, el triple de lo que había solicitado el propio Trump.

La alerta se mantiene en el vasto territorio latinoamericano, donde el miedo se centra precisamente ahí: en la amplia superficie y la enorme población que se encuentra sometida a la amenaza del Covid-19. El coronavirus ya está presente con decenas de casos en Argentina, Brasil, Chile, República Dominicana, México y Ecuador, además de las islas caribeñas de San Bartolomé y San Martín (parte francesa). La mayoría de los contagios han sido detectados en personas que habían viajado recientemente por Europa, especialmente por España e Italia.

La incidencia de la infección de COVID-19 en Rusia está siendo por ahora mínima. Hay detectados solamente seis casos, uno de ellos en Moscú. El último se ha dado a conocer hoy y se trata de un estudiante italiano que llegó a San Petersburgo el pasado 29 de febrero. En general, no se ha registrado ninguna muerte y dos personas de nacionalidad china, los primeros casos con los que empezó el conteo, están ya recuperados.

Las autoridades sanitarias recomiendan a la población abstenerse de viajar fuera de Rusia, sobre todo a los países más afectados (China, Corea del Sur, Irán e Italia). Las conexiones aéreas con estos países están suspendidas completamente o restringidas. La frontera con China sigue cerrada y en los aeropuertos continúan los controles médicos a los pasajeros que llegan desde cualquier destino. Ante un eventual repunte de la epidemia, en Moscú han sido habilitados varios sanatorios para atender a los posibles contagiados.

Las autoridades israelíes han dado nuevos pasos de prevención como la suspensión de todos los ejercicios militares con ejércitos extranjeros y han puesto en cuarentena a 600 soldados. Ya son más de 60.000 las personas en régimen de cuarentena de dos semanas en Israel, un país donde hasta el momento se han confirmado 15 casos positivos de coronavirus, ocho de ellas lo contrajeron en un viaje a Italia. También se anunció que se retrasa el maratón de Jerusalén, previsto para el día 20, y el ministro de Seguridad Pública, Gilan Erdan, adelantó que están considerando la posibilidad de suspender el rezo del viernes en la Explanada de las Mezquitas.

El virus no entiende de mapas, fronteras, muros, religiones o problemas políticos y la amenaza de que se extienda ha obligado a colaborar a los ministerios de Salud israelí y palestino, sobre todo tras conocer que varios turistas griegos que visitaron Tierra Santa a mediados de febrero han dado positivo a regreso a Atenas.

Estos nuevos pasos se suman a los que se aprobaron este martes, como la imposición de cuarentena obligatoria a todas las personas que lleguen al país procedentes de España, Alemania, Austria, Suiza y Francia, lo que supuso una ampliación de una especie de «lista negra» en la que ya estaban incluidos antes China, Hong Kong, Macao, Tailandia, Singapur e Italia.

Veinticuatro horas después de que Israel endureciera las medidas para intentar controlar la expansión del coronavirus, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha seguido el mismo camino tras detectar varios casos sospechosos en un hotel de Beit Jala, al norte de Belén. Pese a no haber un solo caso confirmado, el Ministerio de Salud palestino decretó el «estado de emergencia» en Belén y Jericó, ciudad palestina situada en plena frontera con Jordania, decidió suspender todas las reservas de hotel de extranjeros e impuso el cierre «de todos los centros educativos, iglesias y mezquitas durante 14 días». Esta medida incluye a la Basílica de la Natividad, el lugar en el que, según la tradición cristiana, nació Jesús.