«Desde ADACEBUR nos adaptamos a cada caso y a las necesidades de cada uno»

La asociación, que nació en 2006 gracias a los familiares de pacientes afectados, cuenta en este 2021 con 120 socios, usuarios de todas las edades que llegan hasta ellos a cada vez más jóvenes. Porque el daño cerebral adquirido no es cosa de personas mayores, al contrario de lo que muchos puedan pensar, y, cada vez más, se produce en personas con menor edad.

«Tenemos usuarios desde los 19 años. Además, el daño cerebral no solo está achacado a sufrir un ictus, también puede llegar por un accidente de tráfico o un traumatismo, también anoxias, encefalitis o tumores cerebrales. Es cierto que la mayoría de los casos son ictus y que los últimos pacientes cada vez son más jóvenes», explica Verónica Cerdá, neuropsicóloga de la asociación. Llevar una vida saludable ayuda a tener menos riesgo de padecerlo, pero hay que tener en cuenta también otros factores como el estrés, que también pueden ser desencadenantes de un accidente cerebral.

Una de las peticiones de la asociación es que desde el hospital se informe a los pacientes de la existencia de la asociación. «Nos llegan muchos casos en los que les dan el alta y no se les informa de las opciones», cuenta Verónica. Desde ADACEBUR ofrecen terapias individuales con terapeutas ocupacionales, terapias grupales, neuroinformática, estimulación cognitiva en grupo o actividades de ocio. «También hace falta socializar y distraernos», incide Verónica. Además, ofertan otros servicios, como la estimulación cognitiva. «Desde la asociación nos adaptamos a cada caso y a las necesidades y afectaciones de cada uno para poder trabajar esas necesidades con los servicios con los que contamos».

Pero además de los servicios de fisioterapia, logopeda, piscología y neuropsicología ofrecen algo imprescindible y necesario para familias y usuarios: la comprensión. Comprensión para quienes no entienden qué ocurre ni saben cómo enfrentarse a la nueva situación. Ofrecen respuestas a preguntas que sin descanso se hacen las familias superadas por las necesidades del familiar afectado. Y, además, cuidan del cuidador.

«Una asociación como ADACEBUR es fundamental, no solo para el paciente en sí, también para la familia y el entorno. Tú tampoco puedes frenar tu vida porque un familiar haya sufrido un daño cerebral. Encontrar a la asociación en ese momento para que te puede informar e incluso acompañar es fundamental. No solo hacemos trabajo con los pacientes, sino que también los familiares a veces necesitan apoyo psicológico y aquí lo ofrecemos», explica Verónica. Pero no es esta la única ayuda: «Que los usuarios puedan venir las horas que necesiten a hacer actividad física, o a estimulación cognitiva, o a talleres en grupo también beneficia a los familiares, porque tienen su momento de respiro. Cuidar al cuidador, que se escucha mucho pero no se lleva a la práctica. Las familias necesitan su momento de respiro y mientras su familiar está atendido y está trabajando para mejorar y recuperar habilidades ellos pueden distraerse o descansar. Por eso es imprescindible y fundamental que se nos conozca, que sepan los servicios que ofrecemos».

Acompañar y reconfortar, tanto a quien lo sufre como a quien cuida, son labores fundamentales de ADACEBUR, que trabaja cada día para aportar luz a quienes, por momentos, se quedaron a oscuras.