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Salomé Pradas, consellera, junto a su jefa de gabinete. Carlos Luján/EP
Salomé Pradas, en la rampa de salida

Salomé Pradas, en la rampa de salida

Los errores en la gestión de la DANA señalan a la titular de Justicia e Interior, a la que Mazón podría acabar exigiendo el cargo

A. Rallo

Valencia

Viernes, 8 de noviembre 2024, 17:17

El dilema es tan radical que sólo cabe una respuesta satisfactoria. ¿Puede la consellera responsable de las Emergencias en la Comunitat continuar al frente de su responsabilidad con más de 200 muertos en su curriculum por una riada donde, además, existen dudas acerca de su actuación? Sólo el trágico desenlace ya llevaría por si solo a dar un paso al lado. Al menos, una reflexión. Pero si a ese resultado se le añade una cadena de retrasos, explicaciones insuficientes y prácticamente su desaparición mediática tras desatarse la emergencia... Todo conduce a pensar en una salida.

Ella, en cambio, no se lo plantea. «Está centrada en atender a las víctimas», deslizaron recientemente desde su equipo. Sólo el tiempo dirá si Pradas ha puesto ya su cargo a disposición del Consell y Mazón lo ha rechazado, reacio en estas primeras horas a adoptar medidas. Pero las grandes crisis de los diferentes Consells coinciden, casualmente, en que se han saldado sin dimisiones. No hubo en el accidente de metro -la gerente de FGV quiso marcharse pero Camps no aceptó-, ni en el accidente del tren de Bejis. Todo el Botánico cerró filas en torno a la exconsellera Bravo y su equipo. El paso del tiempo contribuyó a rebajar la tensión y las reclamaciones políticas.

Salomé Pradas vive, sin embargo, la que podría ser la recta final de su responsabilidad como miembro del Consell. La abogada ya era, en realidad, la pieza más débil del Ejecutivo valenciano. Era la titular de Medio Ambiente cuando la salida de Vox por la política migratoria del PP obligó a Mazón a mover ficha. La situó en Interior y Justicia. Una plaza con poco presupuesto, pero con la gestión de incendios y catástrofes, un departamento que suele lastrar cualquier gestión. Siempre es complicado vender éxitos en la desgracia.

Salomé Pradas, consellera de Justicia e Interior, afronta un futuro político complicado. Su salida puede no ser cuestión de días. Pero el horizonte temporal a medio plazo parece dibujarse ya con ella fuera del Gobierno. La dirigente y, en realidad, a buena parte de su equipo, con el secretario autonómico de Emergencias, Emilio Argüeso, pueden haber activado ya el botón de la cuenta atrás.

No será algo inminente ni una reacción a la masiva manifestación que se espera que este sábado recorra las calles de Valencia. Podría interpretarse como un síntoma de absoluta debilidad. Y tendremos que esperar a escuchar la justificación de su salida. Quizá no se asuman errores y se hable de la necesidad de un nuevo impulso en estas competencias. En cualquier caso, la figura de Pradas se amortizará, salvo sorpresa mayúscula, a medio plazo.

Se la vio superada desde el minuto uno. Y eso que cuesta situar en el marco temporal cuando comenzó esta emergencia. Su imagen detrás de Mazón en las primeras comparecencias, asintiendo con la cabeza cada una de las frases del presidente, queda ya como una de las imágenes políticas de esta tragedia al igual que el recibimiento de los vecinos de Paiporta, presos de la ira, a la comitiva de los Reyes, Pedro Sánchez y Carlos Mazón.

Pradas ha quedado retratada en algunos episodios previos a la tragedia y en otros posteriores que se guardarán en las hemerotecas. Este pasado jueves, por ejemplo, decidió hacer declaraciones en A Punt que sólo condujeron a multiplicar el embrollo y la indignación. La consellera admitió que un técnico le comentó la existencia del sistema S-Alert minutos antes de que se enviara la inútil -el barranco estaba ya desbordado- advertencia los móviles de los valencianos.

Su declaración obliga a plantearse un gran interrogante. ¿Cómo es posible que la consellera competente ignorara la existencia de este sistema? Más allá de protocolos, lo cierto es que se presentó hace más de un año en una rueda de prensa de la anterior consellera, Gabriela Bravo. Quizá Pradas no se explicó bien. Entramos ya en el terreno de las hipótesis. Pero a un político, en una situación como esta, cabe exigirle un relato verídico, coherente y claro. Todo menos confusión.

Tampoco las horas previas a la DANA resultan ejemplares. El Gobierno, a través de determinados medios de comunicación, ha informado que la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, llamó a Pradas al menos en tres ocasiones para comentarle el peligroso avance de la emergencia y poner a su disposición a la Unidad Militar de Emergencias (UME). Sin embargo, sólo a la cuarta llamada fue atendida por la dirigente autonómica. La consellera, sin embargo, negó que en esas comunicaciones se le ofreciera a los militares. Existen unas imágenes de Televisión Española donde aparece comentando esa posibilidad a los técnicos. La UME, previo requerimiento del Consell, finalmente fue desplegada pero sólo para la zona de Requena-Utiel.

La reunión del Cecopi, el órgano de gestión de la emergencia, comenzó a las cinco de la tarde. La alerta a los móviles no se envía hasta tres horas más tarde, ya con Mazón incorporado a la reunión tras asistir a una comida de trabajo y después seguir desde el Palau la evolución de la emergencia. Durante todo este periodo, Pradas era la máxima responsable del organismo.

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