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F. R.
Valencia
Miércoles, 1 de abril 2020, 12:18
Salvador falleció el día 25. Estaba ingresado en el Hospital Clínico de Valencia tras contraer coronavirus. Había sido internado solo dos días antes. Su hijo, Salvador P. T., también aislado en otro centro hospitalario por haberse contagiado, no pudo asistir al entierro.
En el cementerio ... de la localidad de Benimaclet se celebró un responso íntimo por el eterno descanso de Salvador, miembro de la Junta de Honor del Altar del Tossal de San Vicente Ferrer el día 27. Acudieron solamente sus familiares más directos, el estado de alarma lo impide: un hermano, su hija y sus nietas. «Pero faltaba uno, su hijo Salvador, que no pudo asistir a causa de estar en aislamiento por el virus Covid-19», aseguró Luis Sánchez, delegado episcopal para la Pastoral de Enfermos y Mayores del Arzobispado.
El responso lo presidió José Antonio Varela, párroco de la Nuestra Señora de la Asunción de Benimaclet, acompañado por Juan José Segarra, párroco en Alaquàs, capellán del Clínico y amigo de la familia.
El capellán grabó en vídeo la ceremonia y al día siguiente, 28 de marzo, visitó a Salvador en el hospital. Segarra «le animó con la esperanza de la resurrección y la vida eterna» y le habló de la grabación del entierro. Le preguntó si quería verla y Salvador «no dudó un instante» y dijo: «Sí, quiero despedirme de mi padre».
Durante algo menos de diez minutos «visionó la celebración de despedida de su padre entre lágrimas. Había silencio y tristeza», aseguró el delegado episcopal para la Pastoral de Enfermos y Mayores.
Al finalizar el vídeo Salvador se sintió «profundamente agradecido de haber tenido la ocasión de poder haberse despedido de su padre. Para fortalecer su cuerpo y su alma, Juan José, el capellán, le administró los Sacramentos», dijo Luis Sánchez.
Por otro lado, la Escuela de Voluntariado de la Universidad Católica de Valencia ha diseñado 'Home Volunteer', una iniciativa que consiste en escribir cartas de esperanza a pacientes ingresados en el Hospital General y a mayores que viven en residencias Lares y San Blas.
«Ahora más que nunca estamos apremiados a acompañar y estar con quienes más nos necesitan», afirma la responsable de la Escuela, María Ángeles Benito. La iniciativa es de Judith Izquierdo, de Enfermería, y Marta Abarca, de Fisioterapia.
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