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Nervios y tensión se sucedieron durante las más de 20 horas que duró el rescate de las tres espeleólogas perdidas este lunes en la cueva de Cueto-Coventosa, en Cantabria. Superado el trance, con las tres mujeres a salvo y recuperándose de su inesperada aventura, ... son muchas las voces que han celebrado el resultado. El propio presidente regional, Miguel Ángel Revilla, ha mostrado su satisfacción ante el desenlace, aunque no exento de crítica.
En las redes sociales, el president de Cantabria ha afirmado que «no podemos estar todo el día gastando dinero público para aventureros» y ha matizado que, frente a la amplia tipología de cuevas existente en Cantabria, Coventosa es para «gente especializada».
¡Gran alegría! Pero atentos, no podemos estar todo el día gastando dinero público para aventureros/as. En Cantabria hay cuevas de todo tipo: con pinturas, para gente con silla de ruedas, pic.twitter.com/qNAXE8MXi8
Miguel Ángel Revilla (@RevillaMiguelA) 15 de julio de 2019
Como suele ocurrir con el altavoz mediático de internet, las reacciones no se han hecho esperar. Frente a quienes le critican por poner en duda el nivel de las tres espeleólogas e incluso le acusan de machista, hay quienes respaldan a Revilla, considerando que hay «mucho intrépido» que debería «pagarse sus caprichos».
El presidente regional ha salido al paso de los comentarios, indicando que su mensaje fue «espontáneo» y un «aviso a navegantes», ya que con pretendía dar «un toque de atención» y avisar de que esa cueva de Arredondo es «muy complicada» y, por tanto, para «expertos» y «muy profesionales».
Cuestionado por los medios, Revilla ha indicado que si bien no conoce a las espeleólogas no pone «en duda» que estuvieran «preparadas», pero ha apostillado que no lo estaban «tanto» como para hacer noche en la gruta al no llevar, según ha apuntado, ropa térmica y alimentos suficientes.
Así, su idea era «lanzar un mensaje» de cara a la «mucha gente» que viene a la región, para que sepa que no es «una broma bajar a esa cueva»., de 6,7 kilómetros de recorrido y casi 850 metros de desnivel, con galerías interiores que suman 35 kilómetros y a la que se accede por las bocas de Coventosa y Cueto. Junto a esta última hay un pozo vertical de más de 300 metros, el mayor de Europa.
Tras asegurar que él ha entrado a la cavidad ya que según ha dicho hizo espeleología hasta los 18 años -«sé lo que es Cueto-Coventosa«-, Revilla ha insistido en que adentrarse en esta gruta es una actividad »muy complicada«, que solo pueden hacer quienes están »muy preparados« y son »verdaderos expertos«.
Al tiempo, con el tuit el presidente cántabro pretendía «abrir un abanico» de las posibilidades de «aventura» que ofrece la Comunidad Autónoma, que cuenta con cuevas «maravillosas», cada una para su «tipo de público», ya que algunas no entrañan «tanto riesgo», como por ejemplo El Soplao, que ofrece una nueva ruta minera que «he hecho yo, a mis 76 años», ha recordado.
Así, el líder del PRC y jefe del Ejecutivo autonómico ha invitado a la «aventura, pero sabiendo lo que se hace», es decir, «con precaución» y de manera «controlada», según las «posibilidades» de cada uno pues no «todos» pueden hacer «todo».
Desde el propio Ejecutivo, la consejera de Presidencia, Interior, Justicia y Acción Exterior, Paula Fernández, ha señalado que desde el Gobierno de Cantabria «no cuantificamos exactamente» el coste del rescate de las tres espeléologas, ya que se ha realizado con cargo al contrato anual que el Ejecutivo mantiene con la asociación de espeleosocorro.
Se trata de un contrato que «debemos de tener» porque «no debemos escatimar en emergencias», ha enfatizado la consejera de Presidencia, que ha reivindicado que «el Gobierno de Cantabria trabaja e invierte todos los medios necesarios para que cuando ocurre un hecho como este estemos preparados, lo afrontemos y el resultado sea pues el que ha sido» y que ha calificado de «éxito».
Y lo ha achacado a que, a través de ese contrato con Espeleosocorro, el equipo de rescate de la asociación trabajó «de manera coordinada» con el Gobierno, el 061 y la Guardia Civil, y, por ello, ha dicho que «es importantísimo».
Un caso reciente que puso sobre la mesa el coste que supone movilizar a efectivos de diferentes cuerpos de auxilio, ocurrió en Castro Urdiales el año pasado.
La broma de dos chavales un lunes noche pidieron auxilio desde la plataforma acuática de la playa de Brazomar les pudo salir cara. La Policía Local de Castro Urdiales, que instruyó las diligencias, consideró acreditado que, al menos uno de ellos, hizo aspavientos y gritó de manera escandalosa «a sabiendas» de lo que podría pasar después: que se activaría un gran dispositivo de rescate que resultaría inútil, porque en realidad allí no estaba pasando nada. Esta acción encaja con uno de los supuestos que recoge la ordenanza municipal de Protección de Espacios Públicos, que califica como «muy grave» la «provocación inadecuada y maliciosa de la movilización de los servicios de urgencia». Las multas que se recogen oscilan entre los 1.500 y 3.000 euros.
La maquinaria de rescate se puso en marcha con las llamadas de los testigos a los servicios de emergencias. Una embarcación de la DYA se plantó allí en cinco minutos, y luego llegó su ambulancia. A la vez, el 112 movilizó a bomberos, Guardia Civil, Policía Local, 061 y hasta informó de lo ocurrido a Salvamento Marítimo y puso en preaviso al helicóptero –no llegó a volar–, tal y como marcan los protocolos antiahogamientos. Lo que no esperaban era comprobar que se trataba de una falsa alarma. A pesar de ello, los medios que llegaron a desplazarse permanecieron en el lugar aproximadamente una hora para confirmar al cien por cien que allí no pasaba nada.
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