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J.M.L.
Toledo
Viernes, 24 de febrero 2023, 11:30
Villarrubia de Santiago, pequeño pueblo de la provincia de Toledo de 2.500 habitantes, cuenta con más de 500 cuevas registradas -casi todas utilizadas como bodegas- pero hay una rodeada de misterio que acaba de ser rehabilitada y ya es visitable: la Cueva de la ... Yedra.
La cueva es singular por su diseño y construcción, con una sala de columnas organizadas en círculo. Los arqueólogos, historiadores y amantes de los relatos de misterio manejan varias hipótesis sobre el origen y función de este recinto. La principal es que fuera usada por una sociedad secreta o logia, aunque otros sostienen su uso como sinagoga subterránea o refugio, si bien esta última no explica la existencia de la sala de columnas. Aunque los orígenes y función de la cueva son desconocidos, todos se ponen de acuerdo en que se trata de un espacio orientado a ser un lugar de reunión.
Curiosamente, esta sala circular cuenta con nueve columnas que la rodean, a las que se suma otra central, pero que no sujetan el techo de la cueva, sino que son un artificio escenográfico sin uso conocido. Los expertos apuntan, incluso, a sus similitudes con construcciones tan antiguas como los «tholos» griegos.
Ubicada en pleno centro de Villarrubia de Santiago, en la confluencia de las calles Santiago y Amargura, se piensa que fue construida en el siglo XVIII. Así lo creen los técnicos de Patrimonio de la Consejería de Cultura de Castilla-La Mancha pues cuenta con una serie de arcos de corte neoclásico. Esto es, precisamente, lo que descarta su uso como almacén o bodega y hace pensar que su función era dotar de mayor dignidad y énfasis a la cueva para celebrar encuentros y reuniones. Además, en otra zona de la cueva la disposición de las columnas en forma de círculo indica que no se construyó como almacén sino más bien como lugar de reunión de alguna sociedad secreta. Como apoyo a esta idea también se apunta que el arquitecto Juan de Herrera, miembro de una sociedad secreta de canteros y admirador de construcciones basadas en la matemática mágica, estuvo en alguna ocasión en Villarrubia de Santiago.
Con este enigma aún sin resolver, la cueva ya es visitable gracias a su restauración, que se ha costeado con fondos europeos gestionados por el Grupo de Desarrollo Rural Don Quijote de La Mancha, que actúa en la comarca toledana de la Mesa de Ocaña.
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