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R. C.
Domingo, 3 de diciembre 2017, 01:48
La leyenda cuenta que el Chyskhaan, una especie de Papá Noel del hielo, emerge cada año del océano Ártico mientras su respiración lleva el frío a la Tierra. Es el mito que bendice la llegada del invierno a Oimiakón, el pueblo más frío del planeta. La tradición asegura que la predicción de si el invierno será duro se hace mirando sus cuernos: cuanto más largos, más frío. Además, 'El señor del frío' es quien inaugura el árbol navideño de la aldea.
Mientras que en España la temperatura más abja registrada fue en Calamocha (Teruel), a 30 grados bajo cero, en Oimiakón ya han visto los termómetros a 56 grados bajo cero.
El pueblo más frío del mundo está al nordeste de Rusia, en la república de Sajá, a 7.000 kilómetros de Moscú. Según el censo de 2014, la localidad siberiana cuenta con 462 habitantes junto al río Indigirka.
La gasolina se congela por debajo de los 45 grados bajo cero, así que apagar el motor puede ser una mala idea de diciembre a marzo, porque el promedio en la época invernal es de 52 grados bajo cero.
El pueblo está conectado con Siberia por la autopista de Kolima, la llamada 'carretera de los huesos'. Fue construida por presos y muchos murieron por las condiciones extremas de trabajo.
El suelo está tan duro por el permarfrost (una capa de hielo permanentemente congelada) que para cavar tumbas primero hay que derretir el punto con hielo. Para pescar es necesario hacer un pozo hasta llegar al agua del río Indigirka, que corre a gran velocidad y gracias a ello mantiene su estado líquido. Los peces, se congelan en menos de veinte segundos cuando se sacan al aire libre. En diciembre y enero sólo hay tres horas de sol y los nativos suelen pasar la mayor parte del tiempo en sus casas.
La república de Saja es seis veces más grande que España pero cuenta con menos de un millón de habitantes. En Yakutia viven 2.300 personas.
La dieta de los habitantes del poblado se basa en carne de reno, caballo, conejo y pescado. También la ganadería es una de las principales vías de financiación del lugar. En el subsuelo hay grandes reservas de petróleo, gas natural, carbón, diamantes, oro y plata. En la región se encuentra el 20% de los diamantes del mundo, según las estimaciones.
Las gafas de sol están prohibidas puesto que existe el riesgo de que se adhieran a la cara debido a las altas temperaturas. También se enseña a los niños a no tocar objetos metálicos en el exterior para evitar accidentes al quedarse pegados a los objetos.
Oimiakón se sitúa entre dos pequeñas cadenas montañosas que atrapan el aire frío entre ellas todo el año. La lejanía del océano y la situación anticiclónica invernal ayudan a rebajar las temperaturas. Las nevadas no son grandes -no han sobrepasado los 40 centímetros de grosor en el suelo- puesto que el aire es demasiado frío y obstaculiza la precipitación.
Una planta de calefacción alimentada con carbón permite conservar las casas calientes. La temperatura del río puede llegar a los 20 grados en verano, pero en invierno la zona líquida apenas consigue superar el punto de congelación.
Oimiakón significa «agua líquida, o agua que no se congela». El nombre se debe a que existen aguas termales en las proximidades.
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