J. M. L.
Lunes, 22 de julio 2024, 17:17
El Tribunal Supremo ha confirmado la pena de prisión permanente revisable para el hombre que en agosto de 2021 mató a una vendedora de cupones de la ONCE a la que debía 200 euros y después la emparedó en su domicilio. Los hechos ocurrieron el 19 de agosto de 2021 en la ciudad de Albacete. Ese día, el condenado, Andrés Gómez, invitó a María Isabel de la Rosa Cózar, trabajadora de la ONCE de 44 años, a subir a su casa para saldar una deuda de 50 euros que había contraído al haberle comprado días atrás varios cupones que no resultaron premiados.
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Aprovechándose de su relación de cierta amistad la mujer accedió y una vez en el domicilio de Andrés le reclamó el pago de una deuda total de 200 euros. Se inició entonces una discusión que acabó trágicamente: María Isabel, que tenía una discapacidad del 72 por ciento por una parálisis cerebral, cayó al suelo y se golpeó en la cabeza, por lo que amenazó con denunciarlo. El hombre reaccionó apretándole el cuello hasta asfixiarla. Después envolvió el cuerpo sin vida de la mujer en plásticos y la emparedó en su propio domicilio ya que contaba con conocimientos de albañilería. Para completar el «trabajo», se quedó con la recaudación de la vendedora –unos 2.000 euros- y encargó azulejos, cemento y arena para construir un muro en una habitación. Después de emparedarla le deshizo del teléfono móvil y del terminal de venta de la mujer para dificultar su geolocalización.
Sin embargo, los familiares de María Isabel, denunciaron su desaparición días más tarde y la Policía Nacional acabó dando con su paradero.
La Audiencia Provincial de Albacete le condenó el pasado año a prisión permanente revisable, pena que ahora ha confirmado el Tribunal Supremo, que no ha aceptado la pretensión del condenado de que se la aplicara la circunstancia atenuante de arrebato al considerar el Supremo que el hombre reaccionó de una forma «colérica y desproporcionada sin tener mermadas sus facultades mentales». Tampoco aprecia la atenuante de confesión puesto que reconoció los hechos cuando la Policía había estrechado el cerco en torno a él. La sentencia también le condena a indemnizar a los familiares de la víctima con 170.000 euros.
Durante el juicio celebrado el pasado año, Andrés se mostró arrepentido y reconoció la autoría del crimen afirmando que «no sé qué me pasó por la cabeza, me asusté y no sabía qué hacer con el cuerpo».
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