Son encantadores y manipuladores... y verdes. Los reptilianos tienen algo de lagartos y algo de humanos. Están dispuestos a controlar el mundo y cuentan con infiltrados en las altas esferas de poder. Pueden provenir del espacio o de los libros de ciencia ficción. Y hay ... gente que cree en ellos. Como la médico de familia Stella Immanuel, famosa en estos días porque un vídeo suyo se hizo viral al retuitearlo tanto el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como su hijo. Ya tenía unos 20 millones de visionados cuando YouTube retiró el vídeo que, sin embargo, continúa expandiéndose. Entre tanto, Twitter cerró temporalmente la cuenta de Junior por fomentar la desinformación.
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En el vídeo grabado en las escaleras de Capitol Hill en Washington, ahora retirado de todas las plataformas, la doctora de Houston, con cierta exaltación, promovía el uso de hidroxicloriquina contra la covid. Ella lo tomaba también, dijo. Hasta aquí nada que no hiciera Bolsonaro o el propio Trump. Pero han empezado a trascender ciertos detalles de la doctora Immanuel, como su temor a las «mentes reptilianas». Siempre de inmaculada bata blanca, esta madre de otra profesional sanitario dijo que hay una gran batalla «espiritual y diabólica» entre republicanos y demócratas. Demasiado para Trump.
Ella misma se hace llamar «princesa guerrera de dios» y sostiene que en esa guerra definitiva entre el bien y el mal, el diablo está tras los hilos de la «gran epidemia».
Natural de Camerún, graduada en medicina en Nigeria, migrante a Estados Unidos en 1992, ahora parece formar parte de un movimiento negacionista llamado Médicos de Primera Línea de América (America's Frontline Doctors). Detrás se podría esconder un gran lobby farmacéutico para que la hidroxicloriquina, un medicamento contra el paludismo, sea usado masivamente en el tratamiento del coronavirus. Sin embargo, Stella Gwandiku-Ambe Immanuel (nombre completo de esta mujer de 55 años) y los doctores que la escudaban creen que hay una conspiración de «los llamados expertos y personalidades mediáticas» para destruir «el gran experimento de la democracia estadounidense».
Con esa fe en lo sobrenatural, esta doctora que jura haber curado personalmente a 350 personas, incluyendo un paciente de 92 años, ha grabado otro vídeo acusando a la opinión pública de «exageración», quizás por ser ella «pastor» de una iglesia, el Ministerio del Poder del Fuego (Fire Power Ministries), según explica. E hizo un llamado a los pacientes que ella ha salvado par que denuncien a YouTube por ocultar la verdad en un país que se acerca a los 150.000 fallecidos por el virus. «Nadie más debe morir», dice con fervor, la autora de varios ensayos de una serie que ha llamado 'Sustained Fire' (Fuego sostenido) y que debe leer «todo hijo de dios» que quiera «sobrevivir en esta batalla de los últimos tiempos» Entre los enemigos, los reptilianos. De momento, los libros siguen disponibles.
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