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abraham de DE amÉzaga
Lunes, 5 de julio 2021, 00:55
El emperador y su esposa sentían debilidad por las joyas, aunque ella era la mayor consumidora. Su afán por adquirirlas hizo que se endeudara varias veces, lo que fue motivo de disputas con Napoleón», explica el especialista en patrimonio Bertrand Bonnet Besse. El Museo de ... la Maison Chaumet acoge hasta el 18 de julio, de miércoles a domingo, la exposición Josefina-Napoleón. Una historia (extra)ordinaria).
La muestra es un recorrido por la vida de la pareja imperial a través de 150 piezas -joyas, cuadros, documentos, muebles...- que nos recuerdan la obsesión de Napoleón Bonaparte por los fastos y por «realzar el lujo a la francesa, una de las industrias que hoy en día más exporta», destaca de Bonnet Besse en el gran salón Chopin, donde el músico falleció en 1849. La plaza Vendôme, donde se encuentra la mansión, acoge 28 joyerías -casas como Boucheron, Chopard, Cartier... - y en su centro está desde 1806 la columna con la que Napoléon celebró su victoria en la batalla de Austerlitz
El joyero naturalista Marie-Étienne Nitot, que engastó en la espada imperial el diamante El Regente -de 140,5 quilates-, creó para Josefina impresionantes piezas, muchas inspiradas en la naturaleza. En la exposición pueden verse una diadema de oro y brillantes de alrededor de 1811, que reproduce espigas de trigo -símbolo de abundancia-; el collar de perlas Leuchtenberg, con oro y diamantes, y al que acompañan unos pendientes a juego, préstamo del Museo del Louvre.
Entre las piezas más personales, destaca un par de zapatos que Josefina usó en el castillo de Malmaison. Cuentan que, cuando recibía, la emperatriz se vestía en función de los colores de la habitación donde se iba a celebrar la audiencia. También se expone un trozo del abanico que, según la leyenda, rompió cuando Napoleón le anunció el divorcio. Algunas piezas forman parte de los fondos de la mansión Chaumet, pero otras proceden de colecciones privadas y públicas. La más antigua es una pequeña caja de luto con grabados que relatan el dolor de unos padres por el fallecimiendo de su hija, realizada en 1789, año de la Revolución.
La última de las siete salas, 'Eternidad', acerca al visitante a otros miembros de la dinastía, como la española Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, de la que se expone un broche con forma de trébol. «Lo hemos elegido porque se lo regaló el emperador como gesto de su interés por ella, antes de que se comprometieran», explica Bonnet Besse.
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