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En las próximas semanas comenzará un curso incierto en las catequesis. A la espera de ver cómo evoluciona la pandemia de la covid-19 y la repercusión de la reciente incorporación de los escolares a las aulas en la transmisión del virus, la diócesis prepara ... hasta el último detalle para que el retorno sea seguro. Aunque apuesta por la mayor presencialidad posible, deja a elección de cada parroquia la modalidad de catequesis que considere más conveniente: presencial, por videollamada en grupo, a través de diversos recursos audiovisuales, combinar propuestas…
Y es que las situaciones son muy dispares en unas y otras parroquias, más allá de si son rurales o urbanas. Después de tomar el pulso tanto a sacerdotes como a catequistas y familias, es patente que, según la incidencia del coronavirus en ese territorio, existe más o menos temor a volver a la presencialidad. Lo cierto es que las circunstancias concretas de este año harán necesario un mayor diálogo con los padres, apunta el delegado diocesano de Catequesis, Raúl Pereda.
«Es importante mantener la vinculación con las familias, aunque sea mediante una llamada telefónica o un mensaje, de manera que la parroquia se haga presente en las familias para que sigan alimentando la fe, y facilitar la participación en la misa dominical. Creemos que es muy importante que, si se reduce la presencialidad, se haga un esfuerzo por ofrecer celebraciones y gestos que ayuden a orar en familia como Iglesia doméstica y programar al menos un encuentro presencial al mes con cada grupo».
Con el fin de garantizar la máxima seguridad, la Delegación de Catequesis ha elaborado un Protocolo de Prevención y Organización que deberá adaptarse a las condiciones específicas de parroquia. Sacerdotes y catequistas están haciendo un gran esfuerzo para que se cumplan la legislación vigente y las recomendaciones de las autoridades sanitarias. En la medida de lo posible, se procurará que ningún grupo supere los ocho o diez miembros para respetar la distancia de seguridad y que los niños del mismo colegio, incluso del mismo aula, formen parte del mismo grupo de catequesis para minimizar el contacto entre los que habitualmente no lo tienen.
Además, las entradas y salidas se harán de manera escalonada para evitar aglomeraciones en los accesos. También se está planteando la posibilidad de reducir la duración de las sesiones o la periodicidad, y en caso de problemas de espacio, usar el templo parroquial para las reuniones de catequesis, cuidando siempre la higiene y la normativa sanitaria.
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