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«Es más sencillo ir al supermercado y estar en la caja que ponerte delante de una cámara y masturbarte, o parecer que estás supercachonda cuando a lo mejor no lo estás, o incluso te encuentras mal, o estás enfadada o estás triste y no ... te apetece estar ahí (…) Ahora, cuando trabajo para Onlyfans sí es verdad que tengo cierta libertad. Puedo hacer cosas para sacar dinero», explica @Prvega28, que se define como «modelo webcam», un 'oficio' que consiste «básicamente en hacer un vídeo en directo, haciendo cosas sexuales».
En este momento existen 3,1 millones de mujeres que crean contenido para Onlyfans, con un crecimiento de casi 50% el año pasado, cuando facturaron unos 500 millones de euros a unos 240 millones de suscriptores. Y España es el quinto país con más chicas subiendo vídeos, indica el estudio 'Un espacio blanqueado del negocio del sexo', publicado por la Federación Mujeres Jóvenes, que cita a @Prvega28 y denuncia a la plataforma como una «nueva forma de explotación sexual de las mujeres».
El sistema parece simple. Quien se graba sube sus vídeos y fotos, y el que mira paga una suscripción mensual cuyo monto decide el creador de contenido. No hay confusión. En Onlyfans entra quien quiere ver porno «exclusivo» y entrar al grupo de «fans» de alguien. Puede pedir «algo más concreto» si da una «propina», mantiene una comunicación activa por medio de mensajes de pago y puede contemplar emisiones en vivo. En ocasiones, la chica del perfil queda con sus clientes en un espacio real.
«¿Yo qué veo en las nenas de mi barrio? Que dicen que Onlyfans está muy guay porque yo qué quiero, ¿fregar como mi abuela y como mi madre? ¡Y una leche! Yo lo que hago es vender dos fotos del cuerpazo que tengo. Lo primero que hago cuando tenga dinero es meterme tetas y lo segundo, vender fotos», sostiene Carmen Ruiz Repullo, profesora de Sociología de la Universidad de Granada y participante en la investigación. «Y eso es lo que yo veo en barrios de clase muy obrera y esto hay que verlo, hay que estar ahí y hay que escucharlas».
Preocupadas por el «incremento de las jóvenes» que entran en esa dinámica, las autoras afirman que este canal convierte a «las mujeres en productos y mercancía». Se apoyan en los datos: el 97% son «cuerpos de mujeres» y la mayoría de usuarios son hombres entre 25 y 44 años que pagan entre cinco y 46 euros al mes por suscribirse a un perfil.
«La plataforma obtiene un 20% de los beneficios de las creadoras de contenido, ejerciendo así un papel de proxeneta. Onlyfans es un negocio encubierto de pornografía y prostitución integrado», afirman las autoras del trabajo coordinado por Mónica Saiz Martínez. «Hablamos de pornografía ya que en esta plataforma se compran vídeos e imágenes de contenido sexual. Y hablamos de prostitución por la interacción entre las creadoras de contenido y sus seguidores, que establecen relaciones digitales y presenciales donde hay un intercambio de sexo por dinero».
En la «interacción híbrida» de este nuevo burdel español se utilizan otros términos, como 'camgirls', 'sugarbaby', 'sugardaddy' o 'creadora de contenidos' «para glamurizar la pornografía en streaming» y sustituir a 'prostituta', 'putero' o 'pornografía'. También se normaliza la presencia de chicas en esta red con la contratación de «famosas e 'influencers' que se convierten en modelos a seguir y pueden generar la idea de que 'si ellas lo hacen, ¿por qué yo no?'», indica la investigación, que señala a la cantante Cardy B y a la actriz 'Bella Thorne'. De esta manera las mujeres que crean perfiles en Onlyfans no se reconocen como «mujeres prostituidas, y no asumen el consiguiente estigma de ser una 'puta'».
«Las jóvenes no ven en Onlyfans la prostitución clásica, que asocian con el contacto físico y el mantenimiento de relaciones sexuales, y no con la venta de imágenes y vídeos de carácter sexual», alertan. «Tan solo hay un paso de esta prostitución 2.0 a la más clásica, ya que, a través de los mensajes directos, las mujeres establecen citas presenciales con los puteros. Argumentan que se gana más dinero que con una vídeollamada o vendiendo fotos y vídeos».
Las consecuencias, dicen las expertas, son daños físicos, por «las posibles agresiones sexuales» y psicológicos, «al sentirse como meros objetos sexuales deshumanizados», bajo «una relación de poder al uso entre el putero y la mujer prostituida rearmada en un espacio virtual», donde las mujeres son «cosificadas» y «deshumanizadas para la legitimación del ejercicio de la violencia contra ellas».
Para contrarrestar los efectos perjudiciales de Onlyfans y otras plataformas similares, la Federación de Mujeres Jóvenes recomienda: la abolición de la prostitución, una atención a las supervivientes de las «violencias sexuales 'on line'», la educación sexual en las aulas y «campañas de sensibilización» para visibilizar los «daños psicológicos, físicos y sociales que Onlyfans puede acarrear a las mujeres jóvenes».
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