«Las nuevas puertas de la Catedral de Burgos son una inversión, los 1,2 millones que costarán se recuperarán con creces»
Vicente REbollo, presidente del Cabildo Catedralicio de burgos ·
Rebollo reconoce que las prisas, y los tiempos, les han podido y justifica en ellos que se hayan encargado unas nuevas puertas a Antonio López sin saber si Patrimonio autorizará su instalación
Llega en un momento complicado. El cargo de presidente del Cabildo Catedralicio de Burgos suele pasar bastante desapercibido. Sin embargo, la polémica suscitada por el proyecto de las nuevas puertas de la Catedral de Burgos ha puesto el foco de atención sobre Vicente Rebollo, ... primero como portavoz y ahora ya como máxima autoridad del órgano religioso, en sustitución de Pablo González.
El ecónomo del Arzobispado de Burgos insiste en defender que las nuevas puertas contribuirán al valor universal y extraordinario de la Catedral, y en esa línea quieren llevar sus conversaciones con Icomos. Si Patrimonio no autoriza su colocación enla fachada principal, se quedarán con la obra artística, una inversión que generará riqueza, lo mismo que la celebración del VIII centenario o la muestra de Las Edades del Hombre.
-Acaba de ser nombrado presidente del Cabildo Catedalicio de Burgos, un órgano que suele pasar desapercibido pero que ahora está en el ojo del huracán. ¿Cómo afronta esta nueva responsabilidad?
Con ilusión, por la confianza del resto de compañeros del Cabildo, que han pensado en mí para el cargo. Y por el momento histórico en el que estamos, con el VIII centenario y el Año Jubilar, que no se celebran todos los días. Ojalá pueda hacerlo lo mejor posible.
-La conmemoración del VIII centenario es el reto más destacado al que se enfrenta. Se ha estado trabajando durante los últimos años, sin embargo, la pandemia ha deslucido la celebración. A dos meses del gran día, ¿cree que se podrá reconducir la situación y que el 20 de julio sea una gran fiesta, con repercusión nacional e internacional?
Espero que sí. El año pasado, en el verano se llegó a recuperar el 30% de las visitas. No teníamos vacunas, estábamos en plena pandemia... Ahora tenemos la gran esperanza de las vacunas, hay más medios, más conocimiento, y espero que la Catedral pueda recobrar su intensidad. No sé si al 100%, como en 2019, pero sí muy alejado de lo que fue el 2020. Y que la gente pueda disfrutar de los acontecimientos.
-La Catedral se abrió al turismo el fin de semana, después de meses de cierre. ¿Por qué se ha mantenido tanto tiempo cerrada pese a que estaba permitida su apertura, con condiciones?
Se podía haber abierto pero estaba el condicionante de la movilidad. La gente de Burgos puede verla en cualquier momento, pero si no puede venir gente de fuera no iba a ser provechoso. Tener abierta la Catedral implica unos gastos y, ahora que se permite la movilidad, tiene más sentido. La intención es abrirla todos los días a partir de junio (ahora solo está abierta los fines de semana) o, incluso, recuperar el horario completo a finales de mayo.
-¿Será para entonces cuando todos los trabajadores, que ahora están en ERTE, volverán a sus respectivos puestos de trabajo?
Claro, en la medida que se pueda se irán incorporando. Lo estamos deseando. Es un bien para ellos y un bien para nosotros. Significará que ha vuelto la normalidad. Ojalá puedan salir todos y estar al cien por cien, ahora tenemos alguno trabajando, y los relacionados con el turismo han empezado este fin de semana. Pero ojalá que pudieran estar todos al cien por cien.
-¿Qué ha supuesto para el Cabildo el tener cerrada todos estos meses la Catedral?
En primer lugar, se contempla con cierta pena. Tener un bien de gran valor sin poderse aprovechar, da pena. Ha habido actos del VIII centenario, celebraciones religiosas pero tan limitados, en aforo, que cuesta decir que no a la gente, que no puede entrar porque sino no se cumple la normativa. Ha sido más duro cuando, de manera intermitente, ha habido que abrir y cerrar. Tienes que decidir qué trabajadores vienen, cuáles no, se intenta que sean el máximo con una proporción parecida... Cuesta. Y, luego, además, no teníamos experiencia ninguna y siempre había miedo al contagio. La incertidumbre y la pena nos han estado acompañando, a ver si las vencemos.
-Y económicamente, ¿qué supone?
Supone estar a cero, tirando de ahorros. Los ERTE ayudan un poco y se ha intentado ahorrar en gastos. Intentando sobrevivir.
«La incertidumbre y la pena nos han estado acompañando, a ver si las vencemos»
-Hablando del VIII centenario, ¿notan implicada a la sociedad burgalesa en esta celebración?
Yo creo que sí. Empezando por las autoridades, pero también asociaciones de cualquier tipo. Los colegios están muy entusiasmados. Está llegando a los estratos de más abajo. Va calando en la gente, aunque la celebración no es lo que nos gustaría que hubiera sido, por la pandemia, y esperamos que la implicación sea mayor cuando se aproxime el día (el 20 de julio).
-La celebración del VIII centenario se ha visto también empañada por la polémica suscitada en torno al proyecto de las nuevas puertas de la Catedral de Burgos. ¿No cree que se podía haber evitado si se hubieran hecho bien las cosas desde el principio, o al menos en orden? Es decir, haber presentado el proyecto a las autoridades de patrimonio, haber conseguido los permisos y, luego, haberlo encargado... Y no a la inversa.
Sin duda, cuando las cosas se hacen en orden quedan mucho mejor, pero tampoco creo que haya habido tanto desorden. Se encarga el proyecto como una idea, que todavía estaba desarrollándose cuando se empiezan a tramitar los permisos. Es verdad que las prisas nos han podido. Empezamos en el 2019 para tenerlas en el 2021, y que fuera todo a la par, pero hay cosas que no pueden ir a la par... De todos modos, espero que no afecte al VIII centenario porque las puertas son como la guinda de la celebración, pero ahora que van a llegar más tarde, espero que los actos sigan como estaban previstos, con toda su solemnidad.
-Estamos hablando de un proyecto muy importante, de más de un millón de euros de inversión, en el que se pone a trabajar Antonio López sin tener los permisos para su instalación. Ahora el riesgo está en que, tengamos las nuevas puertas, y no se puedan instalar.
Puede pasar que no se instalen en la fachada de Santa María pero la obra tendrá su valor y eso es lo que, al final, nos ha movido a seguir adelante con el proyecto. Al artista no le puedes implicar en cuestiones de permisos, va haciendo el encargo y, en este caso, ha ido más deprisa que nosotros. Que la Catedral cuente con una obra de arte siempre es importante, a partir de ahí, se verá. Son puertas, que es lo que queremos hacer pero, si no se pueden instalar, una obra de arte que tendrá la Catedral recuerdo de su VIII centenario.
«Se trata de que Icomos valore el proyecto como algo que contribuye al valor universal, excepcional, que tiene la Catedral»
-Tras la reunión con Icomos en abril no han vuelto a tener contacto con el órgano asesor ni siquiera han preparado la documentación sobre el proyecto para remitírsela. ¿Qué plazos se marcan?
Efectivamente, no se está escribiendo nada. Puede sonar mal pero no tenemos plazo porque, para nosotros, es algo novedoso y no sabemos lo que nos va a llevar preparar la documentación. Lo que sí queremos es no caer en los fallos anteriores, que se haga bien, porque una vez que no llega para julio la fecha es menos importante y lo es más el resultado final.
-¿No confían en que puedan convencer a Icomos y que cambien su valoración sobre el proyecto?
No sé si se puede hablar de la palabra convencer. Se trata de que ellos valoren el proyecto como algo que contribuye al valor universal, excepcional, que tiene la Catedral. Yo creo que contribuye porque es una obra de un artista importante, vamos a ver si lo sabemos explicar.
-En el caso de que Icomos no cambie de parecer, ¿van a seguir adelante con el proyecto tal como está previsto, para su instalación en la fachada de Santa María? ¿Lo van a llevar a evaluación de Patrimonio?
Creo que no, porque nos dirían que no. En principio, sin los permisos pertinentes no pensamos en puertas. Si no tenemos los permisos, nos quedaremos con la obra de arte.
-¿Existe realmente riesgo de que se pierda la declaración de Patrimonio de la Humanidad?
No. Sobre las palabras del embajador de la Unesco en España, él dice lo que tiene que decir porque es la forma de actuar de la Unesco. Pero no vamos a perder el valor universal de la Catedral.
-¿Tienen ya una alternativa para la ubicación de las puertas si no van en el exterior?
No. Solamente pensamos en puertas, así que no tenemos alternativa.
-Sigue en marcha la campaña de mecenazgo, aunque se ha visto ralentizada en las grandes aportaciones por la polémica. Los grandes donantes tiene dudas sobre cómo va a acabar el proyecto o no quieren verse implicados en la polémica.
Más que la polémica es que todo tiene que ir al mismo ritmo. Y como el ritmo de la obra va más lento, la campaña también. Nosotros nos estamos moviendo menos, pero sigue habiendo empresarios que están aportando, igual que los particulares. Creo que no hay desafección sino desaceleración.
-¿Qué pasará si no se consigue el dinero mediante mecenazgo? ¿De dónde saldrán los fondos?
Con los recursos propios del Cabildo Catedralicio.
-El proyecto ha generado también mucho malestar en el seno de la propia Iglesia de Burgos. Primero, por cómo se ha gestionado. Y, segundo, porque estamos hablando de más de un millón de euros, que bien podrían destinarse a otras muchas necesidades. ¿No había otras prioridades?
La Catedral es un edificio vivo, que se ha ido construyendo poco a poco y de esta manera. Cuando se hicieron la escalera dorada o el cimborrio seguro que había muchas necesidades y muchos pobres, pero gracias a estas obras vienen más de un millón de visitantes a Burgos. Gracias a que está la Catedral... fíjese si genera recursos y capacidad para mantener 500 empleos indirectos más los 23 directos de la propia Catedral. Las puertas son una inversión. Ahora, ese dinero no lo podemos destinar a nada porque no lo tenemos, pero las puertas van a generar riqueza, mucho más allá de lo que van a costar, y puestos de trabajo, capacidad de generar recursos. No se trata de dar la espalda a otras necesidades si no de pensar en ellas. Es una estrategia típica de los momentos de crisis, hay que invertir para generar recursos. Y estamos seguros que esos 1,2 millones se van a recuperar con creces, pero en poco tiempo, además.
-Hablando de intervenciones prioritarias. El último gran proyecto de restauración en la Catedral ha sido el trasaltar. ¿El plan director se da ya por completado?
En cuanto a restauraciones, sí. Pero tenemos que ser más ambiciosos. Nuestro próximo foco son las vidrieras de la Capilla de los Condestables. Nuestras ganas de conservar la Catedral y darle valor permanecen. Seguiremos con la Capilla de Santa Ana (el sepulcro que tiene el mismo problema de la piedra que el trasaltar), las vidrieras, los tapices (tenemos una gran colección que no se puede disfrutar, aunque ahora vamos a restaurar dos de ellos). Así que, las grandes restauraciones están acabadas pero queda mucho trabajo pendiente.
«Nuestro próximo foco son las vidrieras de la Capilla de los Condestables»
-Las obras de Las Llanas están a punto de concluir, ¿se contempla la apertura de la Puerta de Pellejería?
Sí que es una opción que tenemos ahí y, en la medida que podamos, se puede abrir. Es una gran posibilidad para mejorar la accesibilidad y tiene su encanto. Ojalé se disfrute a partir de ahora y se pueda poner en valor y en uso.
-Al margen del centenario, también tenemos la celebración de las Edades del Hombre. ¿Servirán para relanzar la actividad turística?
Sin duda. Las exposiciones de Las Edades del Hombre tienen un valor en sí mismas y un reclamo. Unir los dos eventos, el VIII centenario de la Catedral de Burgos y Las Edades del Hombre va a ser un gran valor. Considero la muestra como un premio que damos a la Catedral por su cumpleaños y seguro que va a ayudar mucho a la ciudad. Y, aunque haya otras sedes, no nos va a quitar esplendor, porque la de Burgos es la más grande e importante.
-Se ha solicitado también aplicar la celebración del Año Jubilar a 2022, ¿qué supone para Burgos?
Es un objetivo puro de Iglesia. Supone realzar la vida de las parroquias, de la diócesis. Pero también está abierto al exterior, porque siempre hay parroquias de fuera que se quieren acercar para ganar el jubileo. Va a ser una fuente de valores espirituales pero también un recurso importante para la cultura y el turismo de la ciudad. Nosotros esperamos que tenga todo el esplendor, que pueda venir toda la gente que quiera. Y están viviendo parroquias y grupos de personas, pero con limitaciones de aforo. A ver si se superan y todo el mundo que quiera puede tener esa experiencia de alegría, de júbilo, de paz. Nuestra sociedad, ahora más que nunca, necesita esa alegría.
-La pandemia está siendo una dura prueba para la sociedad. En su opinión, ¿ha estado la Iglesia a la altura de las circunstancias?
En Burgos se ha puesto a disposición de las necesidades de la sociedad muchos recursos, como el seminario para el albergue, y otras actividades a nivel de parroquia. Dentro de la incertidumbre, se ha estado a la altura de las circunstancias. Y ojalá lo mantengamos. En la medida que baja la intensidad de la pandemia puedes tener la tentación de no estar atento, de desinflarte. Ha sido un reto, creo que se ha conseguido y ojalá mantengamos esta respuesta.
-Y la Catedral, ¿cómo puede contribuir?
En un primer momento, la gente acudía porque quería rezarle al Cristo de Burgos. Es un apoyo espiritual. Además, la Catedral genera recursos que se reparten entre las parroquias. Sí que se ha notado esa búsqueda, esas ganas de acercarse al aspecto espiritual, pero luego ha estado la contradicción de los aforos (las limitaciones han llegado a dejar, como máximo, 15 fieles) y el miedo de la gente, que prefería no venir. Aunque la gente también se ha adaptado a las nuevas tecnologías, que han ayudado a mantener la fe. Pero la vida de la Iglesia es comunidad, y eso todavía no se ha recuperado.
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