Las mujeres que tienen hijos más tarde acaban viviendo más años porque su genética les permite ser más longevas. Así lo sostiene el genetista José Miguel García Sagredo (Burgos, 77 años), que se hace eco de tres estudios, el último de 2023, que «demuestran» que aquellas mujeres con embarazos tardíos alcanzan una mayor esperanza de vida.
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El profesor García Sagredo, académico de Genética de la Real Academia Nacional de Medicina (Ranme) y excoordinador del Servicio de Genética Médica del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, explica varias teorías de compensación biológica y de velocidad de envejecimiento que indican que aquellas mujeres que son madres a partir de los 35 años acaban viviendo más porque su genética les permiten ser más longevas. El experto precisa que no se puede determinar cuántos años más «porque tendrían que ser estudios individuales y estos son estudios estadísticos a nivel poblacional». En España la esperanza de vida de las mujeres ronda los 85 años y la edad media de la maternidad se acerca a los 33 años.
32,6 Edad media de la maternidad
La edad media de la maternidad se mantuvo en España en 32,6 años en 2023, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Es la segunda edad más alta en toda la Unión Europea, solo por detrás de Irlanda (32,7 años). Por nacionalidad fue de 33,1 años para las madres españolas y de 30,5 años para las madres extranjeras. El número de nacimientos de madres de 40 o más años ha crecido un 19,1% en los 10 últimos años. En 2023 representaron el 10,8% de todos los nacimientos (320.656), un porcentaje que sitúa a España a la cabeza de la UE.
«Las mujeres que tienen embarazos espontáneos tardíos tienen una esperanza de vida mayor», afirma el también expresidente de la European Cytogeneticists Association. «Hay varias teorías de compensación biológica y de velocidad de envejecimiento que demuestran que la capacidad de tener hijos más tarde es un indicador de senescencia (envejecimiento de las células) tardía o prolongada, es una constatación de un estado biológico», apunta el profesor García Sagredo. «Esta esperanza de vida se traduce en menos probabilidades de morir temprano por una enfermedad y no es cuestión de cuándo se decide la edad para tener hijos, sino de la capacidad de tener hijos tarde, que no todas las mujeres la tienen, y forma parte de su constitución biológica», añade.
El indicador biológico de senescencia tardía es «tener la capacidad de tener un hijo a los 35 años porque su biología es beneficiosa desde el punto de vista del envejecimiento», aclara el experto. No obstante, aunque para lograr esta mayor esperanza de vida influyen ciertos factores genéticos, el genetista destaca que es »esencial llevar un estilo de vida saludable donde haya hábitos de alimentación y ejercicio físico correctos y con poco estrés metabólico«.
El profesor pide, eso sí, que estos estudios no animen a ninguna mujer a tener hijos más tarde con la idea de vivir más tiempo. «No me parece sensato», apunta García Sagredo, que recuerda que el embarazo en una mujer mayor tiene más riesgos obstétricos y para el propio feto. «De lo que se está hablando es de la capacidad de tener hijos siendo mayor, que no todo el mundo tiene».
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El médico aportó, además, otro dato curioso sobre la longevidad de los hermanos de estas madres. «Los varones cuyas hermanas dieron a luz a una edad tardía tienden a tener una esperanza de vida significativamente más larga. Esto sugiere que el vínculo entre la fertilidad prolongada y la longevidad tiene un componente genético. Los hermanos comparten el 50% de sus genes, luego los genes positivos para una mayor esperanza de vida están compartidos», manifiesta el académico.
Además relacionó la menopausia tardía con una mayor esperanza de vida,. "Hay una relación, porque el proceso de senescencia es más lento. Es decir, las mujeres que son más longevas envejecen más lentamente y la menopausia se acopla o se adapta a este proceso, por lo que llega más tarde, es una menopausia tardía".
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Los estudios estadísticos citados por el médico han sido recogidos en diferentes poblaciones (europeas, chinas, samis en Escandinavia, israelitas...) y son similares. «Por lo tanto, las españolas no deberían ser diferentes y no debería haber distinciones entre una española y mujeres de otra de raza o nacionalidad», apunta el académico de la Ranme.
Precisamente la Ranme está celebrando junto a la Fundación Ortega-Marañón la Semana Marañón con el objetivo de crear un lugar de encuentro y conversación sobre salud, medicina, cultura y humanidades.
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