Las mujeres, alcohol y los hombres, cocaína

Hasta que empiezan a buscar ayuda, por darse cuenta que les está causando problemas, los que acuden a esta organización dedicada a la rehabilitación han estado consumiendo sustancias durante 18 años en el caso de las bebidas alcohólicas y 14 en el de la cocaína. Pero las mujeres «tienden a presentar periodos más largos que los hombres desde el inicio del consumo problemático hasta su ingreso», indica el estudio.

Cuando participan en los tratamientos para abandonar las adicciones, más de la mitad tiene trabajo a tiempo completo, otro cuarto a tiempo parcial. Sólo 15% está desempleado. Sin embargo, las fuentes de ingresos son distintas entre hombres y mujeres. Un 40% de ellas depende del subsidio y un 26% del empleo.

La mayoría de hombres y mujeres que ingresan son solteros. El 18% de hombres están casados por el 13% de mujeres, y la relación se invierte en el caso de divorciados. El triple de mujeres, con relación a los hombres, es viuda. Un tercio vive con sus padres y el 43% convive con su pareja o hijos. Una diferencia importante por sexos es que el 12% de las mujeres se encargan solas de sus hijos, por el 1% de los hombres. Con pareja e hijos vive el 17% de mujeres y el 23% de hombres. A veces la convivencia sucede con otras personas con problemas de drogas. En estos casos, «las mujeres presentan mayor vulnerabilidad».

También han sufrido más abusos, 20 puntos más que ellos. Una de cada tres mujeres con problemas de adicción sufrió un abuso sexual, por el 6% de hombres. Ellas (33%) consumen más medicamentos que ellos (25%) de forma regular con prescripción médica. En los tratamientos de Proyecto Hombre, la quinta parte de las que participan son mujeres, que prefieren los centros de día y la terapia libre de drogas de carácter ambulatorio.

La salud mental está presente en los que se someten a terapias de desintoxicación: problemas emocionales y psicológicos (54%), depresión severa (57%) y ansiedad continuada (71%). Casi la mitad ha intentado suicidarse. «Es mayor la prevalencia entre las mujeres con problemas de índole psicológica-psiquiátrica, situándose la incidencia de estos por encima de los hombres».