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Con una solemne eucaristía ha concluido hoy, en el Real Monasterio de las Huelgas, el IX capítulo general de la orden del Císter. Una asamblea que ha reunido en Burgos a 35 religiosas –entre abadesas, consejeras, delegadas y secretarias– procedentes de ... los 20 monasterios que componen la congregación cisterciense de San Bernardo y que han debatido, desde el pasado 6 de septiembre, algunas cuestiones importantes sobre el funcionamiento de las distintas comunidades de la orden.
Se trata de la más alta institución en el Císter, puesta en marcha por uno de los fundadores de la orden, san Esteban, y cuyo procedimiento detalló en una «carta de caridad» escrita en 1119, hace ahora nueve siglos. De este modo, la orden, «que conforma una unidad pero está dispersa en numerosas comunidades», reúne a sus abadesas, que debaten a lo largo de varios días la situación de la congregación gracias a las conclusiones obtenidas por la abadesa presidenta durante su «visita regular» a los distintos monasterios y comunidades.
Madre Angelines, que ha sido precisamente reelegida para los próximos seis años como Abadesa Presidenta, asegura que se ha tratado de un capítulo «muy fraterno, donde la caridad ha estado muy viva». «Hemos escrito una nueva página en esa carta de caridad basada en la fraternidad; hemos reforzado nuestro vínculo de comunión y hemos constatado con más fuerza que somos una comunidad de comunidades».
Durante las sesiones de debate se han «reforzado» los lazos de comunión y las religiosas han tomado «mayor conciencia de congregación». Además, la participación de «jóvenes en edad y jóvenes monásticas» ha aportado «mucha vitalidad al capítulo».
Como «fruto bellísimo» del encuentro, Madre Angelines señala que se han sentado las bases para crear «una red de ayuda» entre los distintos monasterios, «un paso importante en este camino de comunión». Así, para evitar el cierre de monasterios ante la reducción del número de religiosas, tal como marca la instrucción 'Cor Orans' firmada por el papa Francisco, «una comunidad podrá afiliar a otra más necesitada, haciendo que las madres de una casa vayan a otra para prestar ayuda y refuerzo».
Junto a Madre Angelines, perteneciente a la comunidad cisterciense de Huelgas, Madre Trinidad ha sido designada como superiora abadesa de la comunidad burgalesa.
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