J.M.L.
Cuenca
Viernes, 21 de enero 2022, 12:12
El pequeño pueblo conquense de Rada de Haro, de 57 habitantes, iba camino de desaparecer. La pérdida de habitantes es desde hace décadas el principal problema de esta localidad que, según el Mapa de la Despoblación elaborado recientemente por la Junta de Castilla-La Mancha, ... está clasificado como municipio de «intensa despoblación».
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Hace tres años, la Consejería de Bienestar Social de Castilla-La Mancha decidió abrir en este pueblo el hogar de acogida 'Las Torcas' en colaboración con la Fundación Diagrama para atender a menores extranjeros no acompañados que habían llegado a España desde el norte de África. Lo que entonces generó desconfianza e incertidumbre entre los vecinos de Rada de Haro se ha convertido ahora en oxígeno para un pueblo condenado a vaciarse en pocos años.
El alcalde de este municipio, Francisco Arjona, recuerda que hace tres años «estaba a punto de marcharme de aquí». Había adquirido una vivienda en la vecina Belmonte (Cuenca), a 8 kilómetros de Rada de Haro. Cabeza de comarca con 2.000 habitantes, Belmonte cuenta con todos los servicios de los que carece Rada de Haro: centros educativos, consultorio médico, tiendas... Y es que en Rada de Haro no hay una sola tienda y los vecinos se surten a través de la venta ambulante que llega en furgonetas.
Con la llegada de los «chiquetes» -así llaman los vecinos a los menores- a este centro de migrantes «hay más movimiento en el pueblo», reconoce el alcalde. Actualmente el albergue cuenta con 20 personas, entre menores y educadores, lo que ha obligado al panadero que antes acudía al pueblo una vez a la semana a desplazarse a diario hasta Rada de Haro. En Las Torcas se les forma y enseña a desenvolverse en la vida hasta que cumplen 18 años y tienen que marcharse. Sin embargo, algunos de ellos han decidido permanecer en la comarca donde han encontrado trabajo en la agricultura y la ganadería. Es el caso de Mohamed, que trabaja en una explotación avícola donde su propietaria, Rosa López, asegura que «es muy trabajador y atento y muestra mucho interés por aprender».
Uno de los educadores que trabaja con estos menas, Juan Antonio Oviedo, afirma que los chicos «aquí vienen muy asustados pero sólo necesitan atención y afecto y acaban confiando en nosotros». Menas que han devuelto la vida a un pueblo de la España Vaciada. Precisamente, el pasado verano participaron en un taller de expresión artística para apoyar a la España vacía y rural elaborando un mural con la técnica del grafiti. Estos menores extranjeros no acompañados se han integrado en la vida diaria de Rada de Haro cuyo ayuntamiento recibió hace varias semanas un premio por su labor solidaria en los reconocimientos a la Iniciativa Social de Castilla-La Mancha.
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