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COLPISA
Miércoles, 15 de noviembre 2017, 15:34
María del Carmen García, la madre que mató en 2005 en Benejúzar (Alicante) al violador de su hija sólo tendrá que ir a la cárcel a dormir. Lo quemó vivo durante un permiso carcelario de éste y de nada sirvieron las peticiones de indulto o de aplazamiento de la condena. Ahora, tres años y medio después de ingresar en prisión, un juez le ha concedido el tercer grado penitenciario.
La nueva situación de la reclusa le colocará en un régimen de semilibertad que le permitirá salir del centro cada mañana para hacer su vida normal y volver por las noches para dormir. En breve, será trasladada de la cárcel de Villena a la de Fontcalent para que pase allí en su nueva situación el resto de la condena.
El juzgado incide en que la gravedad del delito pierde relevancia si se tiene en cuenta la antigüedad de los hechos y el informe psicológico de la mujer, cuyo estado «es fácilmente comprensible si tenemos en cuenta las circunstancias en que los hechos tuvieron lugar». El auto incide en que el riesgo de reincidencia es bajo y que a lo largo del último año María del Carmen ha disfrutado ya de seis permisos penitenciarios sin novedad.
Los hechos se remontan a octubre de 1998, fecha en que Antonio Cosme, alias El Pincelito, violó a la niña Verónica Rodríguez cuando ésta contaba con trece años. La Audiencia le impuso siete años de prisión por agresión sexual. En junio de 2005, Mari Carmen García fue abordada el violador mientras estaba en la parada del autobús y le dijo: «Buenos días señora, ¿cómo está su hija?». El agresor sexual se encontraba disfrutando de un permiso penitenciario, sin que la familia de la víctima lo supiera. Cosme fue a un bar cercano, al que la mujer regresó con gasolina y le roció con ella, llegando a prenderle fuego. El violador murió días después.
La mujer fue ingresada en un primer momento en el psiquiátrico penitenciario de Fontcalent hasta que salió en libertad provisional en 2006.
La Audiencia, tras el juicio celebrado en 2009, consideró probado que la mujer sufrió una explosión mental al temer por la vida de su hija, hecho que provocó una notable reducción de la condena por asesinato, que el Supremo en 2010 acabó dejando en cinco años y medio.
Con el fin de evitar que María del Carmen ingresara en prisión, el abogado Joaquín Galant inició en 2011 una campaña para solicitar el indulto presentando 5.000 firmas en apoyo la medida de gracia. Tanto la sala que la había condenado como la Fiscalía se mostraron favorables a que se le otorgara un indulto por la mitad de la condena. La principal consecuencia, en el caso de que se hubiera concedido, es que María del Carmen no hubiera tenido que ir a la cárcel, dado que la condena se quedaba en poco más de dos años de los que ya había pasado uno en prisión preventiva. La sala paralizó su encarcelamiento hasta que el Consejo de Ministros se pronunciara sobre el indulto.
La sentencia incidía en que «aunque desde un punto de vista moral podemos comprender lo que ha debido sufrir la acusada y su familia, sin embargo, desde el punto de vista del ordenamiento jurídico tales conductas han de ser debidamente castigadas y reprochadas, pues nadie puede tomarse la justicia por su mano». En 2014, tras denegar el Gobierno dos veces una petición de indulto, Mari Carmen ingresó en prisión.
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