Ana María Cameno, la burgalesa de familia acomodada que se convirtió en reina de la coca

Se ha sentado en el banquillo de los acusados en múltiples ocasiones. La última esta misma semana, en la Audiencia Nacional, en un juicio en el que se ha declarado culpable de los delitos de tráfico de drogas, blanqueo de capitales y tenencia ilícita de armas. La reina de la coca permanece en prisión desde hace cuatro meses en cumplimiento de una condena por narcotráfico y llegó este lunes a un acuerdo con la Fiscalía Antidroga para declararse culpable en el juicio contra la banda de los Miami.

Pero, ¿cómo llegó una niña bien de Burgos a codearse con narcos colombianos y a montar el mayor laboratorio de droga del país?

Cameno, nacida en Burgos hace 51 años, logró que su estructura delictiva con tentáculos en Colombia se anexionara con los Miami para obtener un beneficio compartido, pero su detención en septiembre de 2014 en La Línea de la Concepción (Cádiz) puso fin a su imperio. Un imperio que levantó sin utilizar la violencia y sin padrinos, gracias a una actitud que le llevó a hacerse un hueco entre los grandes del hampa en España.

La adolescencia de Cameno pasa por los locales nocturnos de Burgos donde hacía sus pinitos como Dj y en los que empezó a trapichear con droga. Distribuía en su moto hasta que en 1992 la Justicia la condenó a tres años de prisión.

Pero cuando salió de la cárcel la burgalesa no se redimió sino que escaló hasta convertirse en una de las narcos más importantes de España. Cameno residía en Majadahonda y era conocida en la milla de oro de Madrid por sus gustos caros, tenía una imagen pública impecable y cierta obsesión con su aspecto físico. En ello invertía auténticas fortunas. Joyas, operaciones de estética, ropa de diseño, coches de alta gama y viviendas de lujo. El tren de vida de la burgalesa delataba su poder adquisitivo.

La seguridad también era una prioridad para ella. Según el Equipo de Investigación de La Sexta, que le dedicó el programa 'Jaque a la reina' en 2011, la policía intervino cientos de teléfonos móviles en su vivienda. Quería evitar a toda costa ser rastreada y ponía un cuidado especial en cada una de sus operaciones y llamadas telefónicas, en las que hablaba en clave. También desvelaba que era creyente y que efectuaba rituales de santería habitualmente, en los que también gastaba fortunas.

Tras varios años escalando en la cúspide del narcotráfico, la caída llegó cuando uno de sus colaboradores fue hallado con casi 19 kilos de cocaína en el Mercedes que ella solía conducir. Al descubrir la detención, Cameno y su pareja abandonaron su ático de Majadahonda y huyeron a la Línea de la Concepción pero la Policía, que la seguía desde hacía tiempo, ya había colocado un GPS en el coche de Cameno.

Ambos fueron detenidos en una urbanización de la localidad gaditana. En su vivienda había casi 45 kilos de cocaína valorados en seis millones de euros y una pistola. En el Jeep Cherokee en el que viajaron, los agentes dieron con 37 kilos más.

La operación supuso la desarticulación de una red de narcotraficantes de la que Cameno era la cabecilla. Había montado, además, una estructura societaria para ocultar las ganancias ilegales en productos financieros y mediante transferencias a Panamá.

El fiscal situó a Camena en la cúspide del grupo, ya que «mantenía contactos regulares tanto con suministradores como con los encargados del transporte», mientras que su pareja, Ramón Mora, «se ocupaba de los pagos correspondientes a las ventas de esta sustancia, así como de los contactos con la red que garantizaron la ocultación» de las ganancias, tal y como informaba El Comercio.

Así fue como aquella niña bien nacida en Burgos terminaba su escalada delictiva y su vida de lujo y entraba en la cárcel. Condenada por la Audiencia Nacional a 16 años de prisión y multa de 21,2 millones de euros en septiembre de 2022, su acuerdo con la Fiscalía en el juicio de esta semana contra los Miami también en este tribunal (se sientan en el banquillo 81 acusados, entre ellos Artemio López Tardón) marcará la estrategia de defensa de los cabecillas que no han reconocido los hechos contenidos en el escrito de acusación. Además de Cameno, durante la sesión de este lunes Antidroga ha llegado a un acuerdo con 57 procesados, entre ellos David Vela, pareja de ésta.

Con una imagen más frágil y menos glamurosa que cuando era la reina de la coca, Cameno declaraba en la Audiencia Nacional con actitud segura y calmada. Se declaraba culpable y su testimonio complicaba la defensa del clan de los Miami, con los que colaboraba estrechamente. El fiscal apunta que esta «poderosa» trama, «cuyas actividades criminales se desarrollaron dentro y fuera de la península Ibérica», actuó a lo largo de un «muy dilatado periodo de tiempo». Solo en el año 2010, por ejemplo, los López Tardón ganaron 52 millones de euros por sus actividades ilícitas.

Ambos contaban en España, Estados Unidos y Colombia con una elaborada infraestructura para las operaciones de narcotráfico desplegadas desde América Latina hasta Europa. Un imperio que encumbró a esta burgalesa y que después la hizo caer en desgracia y ni la santería ni sus estrictas medidas de seguridad pudieron evitar que acabase, como una más, en la cárcel.