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Unidades de Policía Nacional y Guardia Civil lograron liberar el año pasado a más de un millar de personas esclavizadas por organizaciones criminales que se enriquecían con su explotación sexual, laboral o forzándolas a ejercer la mendicidad. Es el principal resultado del balance realizado por ... el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado de las operaciones desencadenadas en España contra el negocio mafioso de la trata de seres humanos.
Estas 1.056 víctimas rescatadas de prostíbulos, carreteras, pisos o de insanos talleres o almacenes son los y las esclavas del siglo XXI, en su mayoría prácticamente secuestradas por organizaciones que les introdujeron de forma clandestina en España y que les retienen y explotan hasta que devuelvan la abultada deuda que tiene contraída con ellos y que, normalmente, crece día a día, lo que hace casi imposible saldarla alguna vez. Entre los liberados están dos niñas extranjeras que habían sido vendidas a redes de trata con el objetivo de destinarlas a matrimonios forzados.
Son las víctimas de una actividad criminal de tal magnitud que, según los datos del Ministerio del Interior, es la más lucrativa tras el tráfico de drogas, con unos ingresos anuales similares a los del mercado negro de armas. Esclavos no es una exageración, es la denominación que dan a esta lacra los propios jueces y policías. Los rescatados en 2021 de las garras de 64 organizaciones criminales no solo eran espoliados en la prostitución, también eran explotados en talleres o negocios clandestinos, en el campo, en la mendicidad de semáforos, esquinas y supermercados, o vendidos para matrimonios forzados. En las operaciones se pudo arrestar a 663 de los delincuentes que se enriquecían vejándolos, despojándoles de todo derecho y utilizándolos como meras mercancías.
De los burdeles, los parques o las calles fueron liberadas 4.910 víctimas. La práctica totalidad son mujeres (entre ellas seis niñas), procedentes de capas muy vulnerables de la sociedad española, pero sobre todo de Colombia, Rumanía, Paraguay, Venezuela o República Dominicana. Cáritas baraja que el 90% de las mujeres que ejercen la prostitución en España no lo hacen de forma voluntaria y que al menos el 80% son extranjeras. En resumidas cuentas, que trata con fines de explotación sexual y prostitución son en España prácticamente sinónimos.
Estas liberaciones, en cualquier caso, son solo la punta del iceberg de una polémica actividad que el Congreso debatirá si prohíbe el próximo otoño. De una esclavitud alimentada por una sociedad, la española, la tercera del mundo con más puteros según la ONU, y por una potente industria en la que, al menos hasta que el Parlamento decida si aprueba o no la reforma, no es delito regentar uno de los cientos y miles de prostíbulos o chulear a estas mujeres. Las estimaciones policiales, más bien conservadoras, apuntan a que en España puede haber entre 40.000 y 45.000 mujeres prostituidas, de países entre los que además de los anteriores destaca Nigeria. Una actividad clandestina que podría mover unos 20.000 millones de euros muy negros al año.
La otra mitad de las liberaciones de 2021 fueron de esclavos laborales. En concreto, 514 rescatados. En este caso, la mayoría eran hombres, entre ellos cinco niños, que fueron traídos a la fuerza o con engaños a sótanos, infraviviendas, barracones, naves u otros locales donde los hacinan y les obligan a trabajar en jornadas eternas, sin medidas de seguridad ni derechos. Buena parte de los rescatados por las fuerzas de seguridad proceden de Marruecos, Nicaragua y Senegal, con Honduras o Rumanía, también cantidades altas.
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