«Si la lava avanza, destruirá el sistema de regadío de los plátanos»

Seis de cada diez kilos de plátanos que se comercializan en La Palma tienen su origen en el valle de Aridane, epicentro de la tragedia. Aunque el magma aún no ha causado grandes destrozos en las plantaciones, se calcula que 20 millones de toneladas de plátanos podrían quedar aisladas en cuestión de días.

«La erupción afectará a los cultivos aunque no les pase por encima. De seguir avanzando la lava hacia el mar, aislará una zona importante de producción para la cosecha y, lo más importante, afectará a los regadíos, porque las canalizaciones de agua pasan por allí y es difícil improvisar una solución, algo en lo que, supongo, ya están trabajando el Consejo Insular de Aguas y la Comunidad de Regantes». Pero hay más. «La cantidad de ceniza que está cubriendo las plantas afectará a la calidad del plátano, afeando su aspecto con el riesgo de que bajen los rendimientos».

El cultivo del plátano está subvencionado desde la UE. Los productores reciben unos 33 céntimos por kilo, fruto del giro que experimentaron los mercados en 1993, cuando zonas como Martinica y Guadalupe (Francia), Madeira (Portugal) y Canarias entraron a competir en régimen abierto con las multinacionales bananeras de América y África. «No es un capricho, sino la única forma de sobrevivir que tienen las pequeñas empresas».