Secciones
Servicios
Destacamos
Isaac Asenjo
Madrid
Jueves, 22 de octubre 2020
Si esta crisis sanitaria llega a ocurrir hace tan solo dos décadas, el resultado del encierro hubiera sido totalmente diferente al actual. La ciudadanía no tiene aún ese sentimiento profundo de echar de menos a la gente y los adolescentes han encontrado en el ... apego a las nuevas tecnologías una gran aliada durante la cuarentena. Mediante el teléfono móvil se pudo seguir manteniendo contacto por vía escrita, llamadas o través de videollamadas. De esta manera, el smartphone fue el rey de los dispositivos usados con fines comunicativos en el confinamiento, seguido del ordenador portátil. Una diada que logra mayor comunicación entre los jóvenes con su familia o amigos y permitió que nueve de cada diez pudieran continuar con sus estudios durante esta etapa, aunque el 20% con bastantes dificultades. Son algunos de los principales hallazgos que desprende el estudio 'De puertas adentro y de pantallas afuera. Jóvenes en confinamiento' financiado por Telefónica y Santander y realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (Fad). Los resultados se han obtenido a partir de un panel online aplicado a 1.200 jóvenes de entre 15 y 29 años aplicado en el mes de mayo, una vez comenzada la fase 0 de desescalada en todos los territorios.
«Pese a la hiperconectividad, también hay un sentimiento de soledad entre la gente joven. Más del 60% se ha sentido solo en diferentes grados durante esta época. La gran mayoría valora la convivencia en el hogar. El estado anímico está muy afectado por estar entre los suyos y con las redes se ven obligados a suplir esa ausencia«, ha destacado durante el encuentro Anna Sanmartín, subdirectora del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de Fad y doctora en Sociología.
«El estudio detecta que los jóvenes echaban de menos el estar con los amigos, ese mundo «offline». Sigue siendo necesario ser capaces de desconectar y tener las competencias para saber hacerlo», ha destacado Ariadna Fernández Planells, profesora de Comunicación de la Universitat Politècnica de València.
En esta paradoja social hay una mirada crítica acerca de la cantidad de tiempo empleado en las nuevas tecnologías. Un 88% declara que pasa mucho más tiempo en Internet del que debería, una sensación más acentuada entre las mujeres, especialmente en las redes sociales. «Cada vez está más presente entre ellos el movimiento 'slow internet', que promueve la reflexión y el autocontrol para favorecer el derecho a desconectarse y evitar la hiperconectividad», reflexiona Fernández-Planells.
Un uso de las tecnologías que a casi la mitad de los jóvenes (48,4 %) le ha servido para aguantar más fácilmente el encierro y al 40,7 % para aumentar su comunicación con la gente. No obstante, el 35,7 % ha reconocido haberse vuelto más perezoso.
El panorama de uso por los diferentes perfiles sociodemográficos resulta más difuso. En lo destacable, ellos parecen haber empleado en mayor medida que ellas los mensajes por medio de las RRSS y las videollamadas de móvil, sistemas que también han convocado a más usuarios pertenecientes a las clases altas y medio altas. Aquellos con estudios hasta secundaria post obligatoria, por otro lado, destacan en el uso de los mensajes por medio de las RRSS y el correo electrónico.
Los datos del estudio reflejan que el teletrabajo se ha generalizado entre los jóvenes aunque también que la brecha económica y social ha crecido bastante durante este periodo. Si nos fijamos en el entorno laboral, la mitad de los y las jóvenes de 15 a 29 años trabajaban antes de la pandemia. Un tercio de ellos fue despedido o sufrió un ERTE durante la crisis sanitaria. Además, casi la mitad de jóvenes (un 70% entre quienes estaban en paro) declaran haber perdido oportunidades laborales por culpa del confinamiento.
Anna Sanmartín ha destacado que está la situación de aquellos que sí mantuvieron su empleo a pesar de la pandemia, ya que un 42% lo hizo con reducción de jornada y sueldo, frente al 58% que pasó a teletrabajar. Tanto en el entorno académico y el laboral, la clase social declarada es determinante para el nivel de adaptación. En ambos casos, se han acomodado mucho mejor aquellos chicos y chicas posicionados en las clases altas y medio altas frente a sus compañeros de clases medias y medias bajas. La investigación deja en evidencia que todavía no estábamos preparados para dar el salto a la vida digital en la educación y el trabajo.
Según la investigación, casi 9 de cada 10 jóvenes continuaron sus estudios de manera conectada durante el tiempo que estuvieron cerrados los centros escolares y una gran mayoría (69,4 %) realizó todos o casi todos los objetivos del pasado curso escolar, pese a las citadas dificultades con las que se encontraron.
Entre esos inconvenientes destacan los que tienen que ver con la imposibilidad de concentrarse en el hogar (31,4 %), la falta de preparación del profesorado para impartir clase «online» (28,9 %), la existencia de dudas difícilmente resolubles en casa sin apoyo (24,7 %) o no encontrarse bien anímicamente (23,1 %, dificultad mucho más señalada por ellas que por ellos). Problemas como no saber utilizar el ordenador (2,5 %) o las plataformas de educación a distancia (3,3 %) se sitúan con porcentajes muy bajos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.