Luz verde. Japón podrá verter al mar en las próximas semanas las aguas residuales de la central de Fukushima tras recibir este martes el visto bueno del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA). El informe, de vital importancia, ha sido presentado hoy por el ... presidente de la organización, Rafael Mariano Grossi, en el que los expertos internacionales aseguran que este vertido supone un «impacto radiológico bajo» para la población y el medio ambiente.
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Tras dos años de explicaciones, reuniones y trabajos, Tokio saca adelante un proyecto que le ha enfrentado en los últimos ejercicios con sus vecinos chinos y surcoreanos. «No existe ningún riesgo», explicó hoy Grossi. «El sistema cumple con importantes estándares de seguridad a nivel internacional», añadió.
El plan elaborado por las autoridades niponas en colaboración con el OIEA y la energética Tokyo Electric Power (TEPCO), propietaria de la central nuclear de Fukushima que quedó gravemente dañada por el terremoto y posterior tsunami de 2011, consiste en verter al Océano Pacífico de forma gradual más de 1,32 millones de toneladas de líquido contaminada de radioisótopos, tras ser procesada para retirarle la mayoría de materiales altamente radiactivos y diluida en agua marina.
Rafael Mariano Grossi
Presidente del Organismo Internacional para la Energía Atómica
Un proceso denominado Sistema Avanzado de Procesamiento de Líquidos (ALPS) capaz de retirar más de medio centenar de materiales radiactivos, salvo el tritio y el carbono-14, según los documentos de las autoridades japonesas. «Este proceso se repite tantas veces como sea necesario para garantizar que la concentración de materiales está por debajo de los límites de Japón a partir de estándares internacionales», aseguran.
Tokio defiende que los residuos radiactivos restantes y que se vierten al mar tras ser depurados y diluidos «no superarán los 1.500 becquereles por litro antes de llegar al mar. Esto equivale a una séptima parte del máximo fijado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el agua potable», advierten.
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Sin embargo, estas cifras, ya con el visto bueno del Organismo Internacional para la Energía Atómica, no convencen a la industria pesquera local de Fukushima, al Foro de Países del Pacífico y a países vecinos como Corea del Sur y China. De hecho, las autoridades surcoreanas han manifestado su voluntad de vetar los productos pesqueros procedentes del área de los vertidos «indefinidamente».
A pesar de las voces críticas en el país, Tokio insiste en que la reconstrucción es fundamental para la central, un proceso que pasa por adquirir más espacio en los tanques donde se encuentra almacenada este agua, especialmente ante la preocupación de algunos expertos que temen que estos colapsen en caso de que se produzca un nuevo desastre natural doce años después de que se produjera la catástrofe nuclear de 2011.
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Por el momento, se desconoce la fecha en el que la central de Fukushima comenzará a verter el agua procesada al Pacífico. Las autoridades niponas apuntan a este verano, una vez recibido el visto bueno por parte del organismo presidido por Grossi. Tampoco se desconoce el fin del vertido, aunque puede prolongarse hasta mediados de este siglo, fecha en la que se desmantelará la central.
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