Cárcel de Topas. S. H.

Un interno muere al provocar un incendio en su celda en Salamanca

Esta forma de protesta entre los presos en cárceles españolas es habitual. La semana pasada varios jóvenes prendieron sus colchones en Madrid

Viernes, 26 de julio 2024, 11:47

Un interno de 39 años, recluido en el centro penitenciario de Topas, en Salamanca, prendió fuego al colchón de su celda a las 20:30 h, mientras estaba en el módulo de aislamiento. Intoxicado por el humo, el hombre falleció ayer. Respondía a las iniciales B. O. E. «El intenso humo dificultaba la intervención de los trabajadores que pudieron sacar al reo con graves síntomas de intoxicación», confirma el sindicato Acaip. «Los servicios médicos del centro realizaron las acciones de reanimación cardiovascular mientras llegaba la ambulancia. Tras más de 45 minutos fue imposible salvar la vida del interno».

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Más que fuego, lo que ocasionó la acción de protesta del preso fue una «intensa humareda, que obligó a desalojar la galería y realojar a los internos en otras celdas». Los funcionarios describen el momento como «muy tenso, por el perfil de los presos de aislamiento» y advierten que tienen poca formación para enfrentar estas acciones.

Los incendios dentro de las prisiones «son bastante frecuentes. Es rara la semana que no hay uno», asegura una fuente relacionada con Instituciones Penitenciarias. «Afortunadamente la mayoría se salda sin heridos graves». «Esta es una forma de violencia que emplean los presos con varios objetivos, como provocar su traslado, reclamar medicación o agredir a los trabajadores penitenciarios, poniendo en riesgo tanto su propia vida como la de los funcionarios», explica Acaip.

El viernes, Madrid

Otro colchón ardió en Madrid el viernes de la semana pasada. El interno E. G. de 19 años provocó el incendió y colocó la cama en llamas en la puerta de la celda para usarla como arma arrojadiza contra los funcionarios que acudieron a sofocar el fuego y desalojar el módulo de internos jóvenes, donde sólo hay población entre los 18 y los 20 años. Ese 19 de julio en en el centro penitenciario Madrid II (Alcalá-Meco) E. G., «con un historial de incidentes» se había autolesionado «varias veces», asegura Acaip, que denuncia que los funcionarios «ponen en riesgo su integridad física para salvaguardar la de los internos y la seguridad del establecimiento».

A las 20:30, se activaron la alarmas y «los funcionarios de servicio procedieron a entrar de inmediato en la celda, dotados de los correspondientes equipos de respiración autónoma y de los extintores adecuados». Las llamas tenían una altura superior al metro y medio, según los testigos, y todos los internos fueron evacuados desde esta galería hacia el patio.

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Fueron varios los presos que resultaron intoxicados por inhalación de humos. Se requirió la intervención de siete dotaciones del servicio de Emergencias y de Protección Civil. Uno de los internos tuvo que ser ingresado en la Unidad de Quemados del Hospital La Paz, en Madrid. Seis días después se repitió la quema de colchones, que esta vez terminó con un fallecido.

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