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Jesús Ibáñez es un sismólogo volcánico cuyo equipo de investigación se ha dedicado a analizar los temblores habidos en el Etna, el volcán siciliano que ha entrado recientemente en erupción. Catedrático de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Granada, piensa que los esfuerzos ... invertidos para intentar desviar el curso de la lava están condenados al fracaso. La ralentización en el avance de frente hará que se destruye más tarde los edificios, aunque si antes la lava los circundaba, ahora los engullirá.
-¿Cómo evoluciona el volcán en cuanto a explosiones y sismicidad?
-El volcán está en una fase inicial de erupción, ni siquiera han pasado cuatro días desde la primera explosión. La dinámica permanece más o menos estable. Unas veces parece más eruptivo y otras más efusivo -fenómeno este último que se caracteriza por la emanación de lava hacia el suelo-, pero la energía que está puesta en juego, con ligeras variaciones, es la misma. Dentro de varias semanas podremos evaluar si está cambiando o no la actividad volcánica.
-¿Qué consecuencias tiene la ralentización del avance de la colada?
-La cantidad de lava que se está emitiendo es la misma que hace cuatro días. Cuando llega a un terreno plano, el bloque se ensancha. Al expandirse la colada, la lava se enfría y aumenta la viscosidad, con lo que se reduce la capacidad de fluir. Es como la miel: cuando está caliente, es menos viscosa, pero si se enfría, se compacta y crece. Esa es la razón por la que el frente ha alcanzado un espesor más alto. La consecuencia es que va tardar más en arrasar lo que encuentre, pero si antes rodeaba los edificios, ahora se los lleva por delante. Es un volumen tan grande que no hay manera de pararlo.
-¿Cuál es la magnitud del volcán?
-Las erupciones se miden con el índice de explosividad volcánica, que se aplica cuando termina la erupción. Hacer ahora comparaciones es precipitado, porque en cualquier momento se puede producir un aumento del magma. En la actualidad se puede decir, no obstante, que estamos ante una erupción pequeña, a la vista de la energía y el volumen del material emitido. El volcán Eyjafjallajökull, que se produjo en Islandia en 2010, desarrolló una erupción pequeña, pero ocasionó muchos problemas en el tráfico aéreo a causa de la expulsión de cenizas.
-¿Qué opina de los trabajos de los bomberos para intentar desviar el curso del frente?
-Hasta las autoridades de Canarias han dicho que no tiene ningún sentido. Quienes los hacen son personas bien intencionadas, pero quizás tendrían que haberse asesorado. Esos gestos desesperados pueden conducir a un accidente. En ningún lugar del mundo se ha podido desviar la lava. Esos intentos nunca han tenido éxito.
-¿Qué tipo de gases despide el volcán?
-Entre el 80 y el 85% de los gases es vapor de agua. Están también el dióxido de carbono, el dióxido de azufre y el ácido sulfhídrico, entre otros. Cuando alcanzan un cierto volumen pueden ser muy perjudiciales e incluso mortales. También hay que tener cuidado con las cenizas, compuestas por minerales muy finos. Al caer, hacen que las carreteras sean tremendamente resbaladizas, cubren sembrados, rompen tejados y generan problemas respiratorios irreversibles si la exposición es cercana.
-¿Cuál es la morfología del volcán?
-No es un volcán de cumbre, sino de flanco. Estamos ante un volcán lateral-fisural.
-¿Cómo volverá la vida a las zonas arrasadas por el volcán?
-Mediante el realojamiento y la reubicación. Cuando la lava se enfría se convierte en una roca muy dura que puede llegar a tener un espesor de 12 metros. Retirar ese volumen tan grande requiere un esfuerzo ingente. La vegetación puede tardar centenares de año en recuperar parte de su fisonomía. Lo que va a quedar después de la erupción va a ser un gran manto negro de roca.
-¿Dispone la vulcanología de tecnologías muy sofisticadas para predecir el comportamiento de los volcanes?
-En primer lugar, la vulcanología es una ciencia multidisciplinar tan grande que no existe nadie en el mundo que agrupe todos los conocimiento a la vez. En ella caben la geología, la física, la química, la biología y la física de la atmósfera. Dentro de la física se hallan la sismología, la gravimetría, el magnetismo…. Otra cosa es que se aplique todo ese conocimiento a los volcanes. En cuanto a las herramientas disponibles, se utilizan técnicas de inteligencia artificial, con tratamiento de imágenes, información procurada por satélites, drones y sismógrafos de alta sensibilidad.
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