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Dos vecinos de Traspinedo (Valladolid), sentados en los bancos de la plaza del Ayuntamiento. De fondo, el cartel que rememora a Esther López. Rodrigo Jiménez
«Incredulidad» en Traspinedo ante las versiones sobre el caso de Esther López

«Incredulidad» en Traspinedo ante las versiones sobre el caso de Esther López

Tras el informe preliminar de la autopsia, que apunta a un posible atropello, los vecinos del municipio se muestran escépticos: «Ahí no ha estado 24 días», sostienen

BErta Pontes

Valladolid

Miércoles, 23 de febrero 2022, 15:51

Traspinedo es, 18 días despúes de la aparición del cadáver de Esther López, un pueblo sumido en la incertidumbre. Sus vecinos en la localidad vallisoletana de Traspinedo pasaron de la preocupación a la desesperación y, más tarde, a la más profunda de las penas al ... conocer el fatal desenlace. Ahora, expresan su cansancio por lo «largo y complicado» que está siendo el camino para saber qué le pasó a la joven y manifiestan su «malestar» con los medios de comunicación por «instigar continuamente a todo el que sale a la calle».

Pocos quieren revelar su identidad y apenas dicen su nombre, pero el sentir general del pueblo es de incredulidad ante el informe preliminar de la autopsia, que apunta a la posibilidad de que hubiera sido atropellada y que, incluso, pudiera haber estado desde el primer día en la cuneta donde fue hallada. «No nos creemos que el cuerpo de la chica haya estado allí tantos días y nadie lo haya visto», comentaba este miércoles una mujer de mediana edad a la puerta de la panadería, quien, conocedora de la zona, ve «imposible» ese supuesto que plantea ahora el informe preliminar de la autopsia.

También en la puerta de la panadería, dos hombres mayores, naturales de Traspinedo, comentaban la situación y reconocían «saber poco más que lo que dicen los medios». Uno de ellos, ataviado con un mono de trabajo azul con bandas reflectantes, considera «muy raro que la hayan atropellado y dejado allí tanto tiempo sin que la hayamos visto». «No se sabe qué ha podido pasar», añadía.

A los siete grados que marcaba el mercurio situado en la fachada del consultorio médico les acompañaba un cielo azul y el sol animaba a salir a los vecinos de sus casas, aunque fuera para hacer la compra. Una de ellas, a su paso por la fuente y arrastrando un carrito de la compra para dirigirse a la carnicería Conce, matizaba que «era una chica muy querida, muy agradable, y es un horror que haya acabado así». De mayor edad, ayudada por una muleta y también portando un carrito de la compra rojo, acudía a comprar el pan otra mujer, que aseguraba «no saber qué ha podido pasar», pero apostillaba que «es raro que haya sido como cuentan».

En esa misma plaza, la Placilla, en la peluquería, dos mujeres jóvenes comentaban que el sentir general del pueblo es que «es imposible» que haya estado allí todos esos días. «Puede que nos creamos lo del atropello, pero no que la hayan dejado allí tirada. Alguien tuvo que mover el cuerpo desde donde sea», comentaba una de ellas. El sentimiento que, según estas jóvenes, invade a los vecinos es de «impotencia por no conocer la verdad».

Subiendo por la calle Mayor y cogiendo su prolongación por Abadía se encuentra el estanco. Una mujer de apenas cincuenta años, que tampoco quiere revelar su identidad, cuenta lo mismo que los demás vecinos. «Personalmente no me lo creo. No soy investigadora pero pienso que si es un atropello el cadáver no habría aparecido tan bien colocado». Su día a día, asegura, es «leer los periódicos y ver la televisión para ver si alguien dice algo nuevo» y confía «plenamente en que la Guardia Civil dé con el o los culpables».

Confían en que la Guardia Civil dé con el o los culpables de la muerte de Esther López

José Antonio -que prefiere ocultar su apellido- un hombre mayor que paseaba este miércoles por las calles de Traspinedo, ve «poco fundamento en la teoría del atropello». Conocedor del campo y los terrenos que rodean su pueblo cuenta que «al menos, alguna alimaña tendría que haberse acercado al cuerpo si hubiese estado allí casi 25 días». Una mujer, también jubilada, que charlaba con él en la puerta del estanco, lamentaba que «son misterios que nunca sabremos, o quizá sí, pero necesitamos que sea cuanto antes».

En el bar El Castillo nadie dice nada. Allí, tres hombres apoyados en la barra leen los diarios y observan la televisión mientras alternan cafés y chupitos. En una de las mesas, tres jóvenes acercan los vasos vacíos a la barra y piden que les cobre. El camarero se decanta de nuevo por no ofrecer declaraciones. Fuera, los asiduos al bar, tampoco dicen una sola palabra sobre la autopsia de su vecina fallecida.

«Es increíble que alguien pueda creer que fue atropellada y que permaneció allí tantos días. Yo misma he pasado por allí antes de que la encontraran y no estaba», cuenta una joven en el entorno de un taller mecánico. Este comercio, único en el pueblo en reparación de automóviles, no ha sido visitado por la Guardia Civil en la búsqueda de posibles vehículos con daños compatibles por un atropello. Su propietaria asegura que «no han venido a por las imágenes de las cámaras, pero si vienen se las daré porque todos queremos que se sepa la verdad cuanto antes».

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