Desarrollar un nuevo fármaco hasta ponerlo en el mercado suele conllevar de cinco a diez años de investigación (desde el descubrimiento de la diana hasta su ensayo y aprobación en pacientes) y un gasto de entre 900 y 2.300 millones de euros. Pero tanta inversión de tiempo y dinero no siempre resulta eficaz (de hecho la probabilidad de éxito es menor del 5%). Sin embargo, la inteligencia artificial (IA) se abre paso para acortar notablemente esos plazos, rebajar sustancialmente el esfuerzo económico y aumentar la probabilidad de éxito del fármaco en su aplicación a los pacientes. Esta esperanza empieza a tomar cuerpo en un nuevo laboratorio de oncología computacional, pionero en la sanidad pública española, creado por la Fundación CRIS contra el cáncer. Se encuentra en la Unidad CRIS de terapias experimentales del Hospital Clínico San Carlos, en Madrid, y ha sido presentado este martes.
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El centro en cuestión desarrolla métodos de química computacional e IA para acelerar las fases previas a los ensayos de los medicamentos en el laboratorio. «De esta manera se puede realizar en cuestión de meses lo que antes llevaba de cinco a diez años», señalan los responsables de CRIS contra el cáncer. A su juicio, esta nueva unidad supone «una auténtica revolución» en la fabricación de nuevos fármacos y en que estos lleguen «mucho antes» a aquellos pacientes que todavía no tienen una oportunidad terapéutica efectiva.
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El laboratorio emplea las tecnologías más avanzadas y herramientas de inteligencia artificial «para identificar nuevos compuestos con potencial, refinarlos y comprobar su eficacia» en el tratamiento de tumores metastásicos, especialmente en los de mama. El objetivo, indican desde CRIS contra el cáncer, «es descubrir tantos compuestos como sea posible, localizar aquellos con mayor probabilidad de convertirse en fármacos y hacerlo en el menor tiempo posible y con un coste un 80% menor que los métodos tradicionales».
A la presentación del centro han asistido Azucena y Patricia, dos pacientes con cáncer de mama (el acto se ha querido enmarcar dentro del Día Mundial contra el cáncer de Mama que se conmemora el próximo sábado 19 de octubre); los creadores del laboratorio, el oncólogo Alberto Ocaña y su equipo de médicos e investigadores; Marta Cardona, directora de la Fundación CRIS contra el cáncer; y Pedro Pérez Segura, jefe de Oncología del Hospital Clínico San Carlos, entre otros responsables.
Cardona enmarcó el proyecto en el afán de la fundación que dirige por acelerar la cura del cáncer, «y eso solo puede conseguirse investigando». «El cáncer», recordó, «es la primera causa de muerte en nuestro país y requiere de respuestas inmediatas por parte de los agentes sociales y las instituciones públicas. La investigación aumenta la supervivencia de los pacientes y eso incluye el estudio y puesta en marcha de nuevos fármacos», subrayó.
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El laboratorio utilizará algoritmos de inteligencia artificial para examinar las inmensas colecciones de compuestos que contienen millones de moléculas diferentes, cada una con sus propiedades particulares. En esa primera fase se descartarán aquellos compuestos con menos probabilidades de ser efectivos contra los tumores.
El siguiente paso es hacer simulaciones tridimensionales de cómo estos potenciales fármacos interactúan y entran en contacto con la molécula del tumor que se pretende atacar (la 'diana'). Esta etapa permite predecir si estos potenciales tratamientos serán verdaderamente útiles, y descartar los que no lo son.
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Una vez seleccionados los mejores compuestos, se buscará optimizar su actividad mediante otras herramientas de IA. Y finalmente, tras muchos ciclos de optimización, los investigadores obtendrán los compuestos más prometedores y con más opciones de funcionar en los tratamientos. Estos compuestos se analizarán, ahora sí, en modelos de laboratorio, para certificar su eficacia. Y si los resultados son buenos se podrán llevar a ensayos clínicos donde ya podrán beneficiar a los primeros pacientes.
La pretensión, según CRIS contra el cáncer, es que estos pasos a desarrollar en el nuevo centro «aceleren enormemente» todas las fases previas a los ensayos de laboratorio, «de manera que puede realizarse en cuestión de meses lo que antes podía llevar diez años», con lo que ello supone de acortar los plazos para tener un fármaco eficaz en el mercado a disposición de los pacientes de cáncer que han agotado otros tipos de tratamiento.
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