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El cómico y guionista David Suárez, acusado de un delito contra los derechos fundamentales, ha sido juzgado este lunes por la Audiencia Provincial de Madrid tras publicar un mensaje en una red social en abril de 2019 en el que presuntamente humilló a los afectados ... por el Síndrome de Down. Durante el interrogatorio, el humorista gallego de 29 años se ha disculpado por el «chiste de humor negro», pero ha reafirmado en su intención de hacer reír a su público y no de «vejar ni mofarse de ningún colectivo».
Tanto la Fiscalía Provincial de Madrid como el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) se querellaron contra Suárez por el mensaje «humillante» y «vejatorio» que difundió en su cuenta de Twitter. Este fue el texto: «El otro día me hicieron la mejor mamada de mi vida. El secreto fue que la chica usó muchas babas. Alguna ventaja tenía que tener el síndrome de Down», escribió Suárez, que se defendió diciendo que tiene un primo y un tío abuelo con esta afectación y hoy su padre ha testificado lo mismo en el juicio.
Por estos hechos, Suárez se enfrenta a un año y diez meses de cárcel y a una multa de 3.000 euros por un delito contra el ejercicio de los derechos fundamentales. Además, el fiscal solicita que quede inhabilitado el tiempo de la prisión para ejercer su profesión en Twitter, donde le siguen más de 116.000 usuarios.
En su declaración, el cómico ha detallado que está especializado en el humor negro, un género que expone «temas tabús o polémicos pero sin la finalidad de mofarse de los colectivos que hay detrás de esos temas». «Me reafirmo en que hago este tipo de chistes no con intención de vejar a nadie, sino de hacer reír. Soy cómico e intento hacer reír y es algo que no tiene nada de malo. No tengo problemas en pedir disculpas si alguien se sintió ofendido», ha señalado
Según su testimonio, el chiste no trataba sobre personas afectadas por el síndrome de Down porque «el objetivo no era el colectivo». Tras publicar el mensaje, el cómico colgó en su cuenta un comunicado en el que pedía disculpas a los familiares del colectivo y respondía a las críticas recibidas por las redes, aunque esto no evitó que fuera despedido como colaborador de un programa radiofónico de una importante cadena musical.
«Tengo 10.000 chistes en mi cuenta y puede haber dos o tres contra algún colectivo», ha apuntado el acusado, quien ha añadido en que «el humor negro no tiene problemas en tratar temas mas sensibles».
El padre de una menor afectada ha relatado en el juicio que su hija, de 7 años, forma parte de un colectivo vulnerable porque «no tienen capacidad de liderar una respuesta contra determinadas circunstancias», como la ocurrida con la difusión de ese chiste.
«Me llama la atención que una persona con tantos seguidores publique en su cuenta una broma sobra una disfunción y que se abstraiga de alguna manera del hecho de que otros la puedan visualizar de esa forma. Ese es mi dolor», ha lamentado.
El testigo trabaja en una entidad que lucha por la inclusión de jóvenes con discapacidad, para que tengan una segunda oportunidad educativa. «Mucha gente se ha dejado la vida por avanzar por este colectivo. Por algo tan básico como poder votar y que no se les llame subnormales. Detrás hay una pelea de muchas familias. Hay conquistas en las que no puede haber un paso atrás», ha aseverado.
También ha comparecido un representante de Plena Inclusión Madrid y padre de un joven con el síndrome. Plena Inclusión denunció entonces al humorista en aras a dar respuesta al «sentimiento» de malestar de muchas familias y para cumplir con «los fines de la asociación como es la defensa de los derechos de este colectivo».
«Ese mensaje era muy negativo porque no reflejaba la imagen de las mujeres con este síndrome, porque son personas que luchan por integrarse en una sociedad. Esa visión, con esa relevancia pública, no recogía la realidad», ha denunciado.
La Fiscalía ha recordado que la doctrina constitucional exige tener en cuenta no sólo la literalidad de las palabras, sino también su “sentido e intencionalidad”. Y, a su juicio, este comentario tuvo una “motivación excluyente respecto a estas personas” que no está amparada por la libertad de expresión. “El chiste no denota sólo un evidente mal gusto, sino una percepción social poco integradora”, ha añadido.
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