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Javier Martínez
Valencia
Lunes, 24 de febrero 2020, 12:39
Los investigadores del caso de Marta Calvo barajan como hipótesis principal que la joven falleció por una sobredosis de cocaína provocada por Jorge Ignacio P. J., el narcotraficante detenido y encarcelado por el crimen. El informe de la Guardia Civil enviado a la jueza de ... Alzira concluye que la muerte de Marta «no fue accidental» ni la consecuencia de una acción imprudente, sino un homicidio doloso por «el afán egoísta del detenido por satisfacer sus inclinaciones sexuales».
Según el atestado, Jorge Ignacio siempre trataba de introducir cocaína en sus genitales a las mujeres, sin su consentimiento, cuando mantenían relaciones sexuales en las casas de Manuel y l'Olleria, cuyos contratos de alquiler estaban a nombre de la madre del presunto homicida, y otras viviendas de la ciudad de Valencia. Tras localizar y tomar declaración a siete víctimas, los investigadores consideran que puso en peligro sus vidas con un mismo patrón de conducta sexual. Varias de las mujeres sufrieron cuadros de convulsiones e inconsciencia y dos de ellas necesitaron atención médica después de que Jorge Ignacio introdujera pequeñas piedras de cocaína en sus genitales.
Más información sobre el caso
Además, el informe de la Guardia Civil también refleja las muertes de otras dos mujeres que causó el narcotraficante colombiano, presuntamente, en dos casas de citas de Valencia con la práctica sexual que él denominaba «fiesta blanca».
Los investigadores no descartan que el individuo echara alguna sustancia o medicamento en las bebidas que tomaban sus víctimas para alterar su capacidad volitiva y cognitiva. Las siete mujeres que sobrevivieron a una cita sexual con Jorge Ignacio manifestaron que sufrieron ardor vaginal, somnolencia, debilidad e incluso largos episodios de inconsciencia, por lo que la Guardia Civil asevera en su informe que el detenido «puso en serio riesgo sus vidas». Como el presunto homicida drogaba a sus víctimas, los investigadores de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil le atribuyen también siete delitos contra la libertad e indemnidad sexual de las siete mujeres.
A pesar de que el descuartizamiento y la ocultación del cadáver no agravan la pena, la Guardia Civil cree que el narcotraficante escondió el cuerpo con el objetivo de entorpecer la acción policial y dejó transcurrir varias semanas, antes de entregarse, porque era consciente de que dificultaba el hallazgo del cadáver y favorecía su situación procesal al impedir una autopsia que determinara una posible muerte violenta de Marta.
El relato es estremecedor. La joven podría haber muerto como Marta Calvo, pero sobrevivió a la cita sexual con Jorge Ignacio P. Sucedió en un piso de Valencia. «Era una persona agresiva. Me cogía del pelo y me golpeaba la cara», declaró la víctima. Tras mantener relaciones sexuales con el narco, la joven comenzó a sentirse mal. «El corazón parecía que se me iba a salir. Nunca había sentido una sensación parecida», manifestó. Luego halló en su vagina una gasa con una sustancia blanca y se asustó mucho.
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