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JULIA FERNÁNDEZ
Jueves, 11 de agosto 2022
Las Landas y la Gironda viven horas de terror por el fuego. El incendio que rebrotó el martes ha consumido ya unas 7.800 hectáreas y ha obligado al desalojo de 10.000 personas. Además, ha provocado afecciones en las autopistas, en la francesa A- ... 63 y en la A-8 en la muga de Guipúzcoa, por lo que obliga al País Vasco a estar pendiente de su evolución.
El fuego, voraz como pocos, ha obligado a movilizar a un contingente brutal y ha extremar la vigilancia. De hecho, en el departamento de Las Landas han aumentado la alerta contra el fuego a roja hasta el próximo lunes. Esto significa que queda prohibida la circulación de vehículos a motor entre las 12:00 y las 24.00 horas en pistas forestales, caminos rurales y pistas ciclables, salvo a aquellos que son de servicio público. Asimismo, se prohíbe el uso de maquinaria agrícola en el mismo lapso de tiempo.
Las autoridades sospechan, además, que este grave incendio podría haber sido intencionado. Se produjo a pocos kilómetros del foco de otro que hubo en julio en la zona y que ha obligados a los servicios de extinción a estar semanas pendientes del terreno. La situación es tan preocupante que Europa se ha volcado con el país galo y se ha comprometido a enviar unos 360 bomberos de Alemania, Polonia, Austria y Rumania con un centenar de vehículos, además de varios recursos aéreos de la UE procedentes de Grecia y Suecia. Una parte ya está en el área afectada, donde hay desplegados 1.200 operarios franceses, siete hidroaviones y dos helicópteros.
Además, grandes empresas han liberado a sus bomberos voluntarios para que echen una mano. El movimiento responde a la petición de Gerald Darmanin, el ministro del Interior, este miércoles para reforzar el sistema de lucha contra incendios excepcionales en verano.
La previsión meteorológica para este viernes también es desfavorable. Se trata de la jornada más calurosa de la canícula que azota el país. Esto provocará que suban mucho las temperaturas y se desplome aún más el nivel de humedad. «Esperamos que el fuego se comporte como ya hemos visto, con muchas explosiones ligadas a la turba», anuncia Martin Guespereau, prefecto delegado de defensa y seguridad en el sudoeste francés. Es más, no descarta que se abran nuevos frentes. Aunque la noche ha sido tranquila y apenas ha habido avance de las llamas.
El Ejecutivo de Macron sigue al minuto lo que ocurre en esta zona. Ayer, acudió la primera ministra Elisabeth Borne que confirmó lo que parece un secreto a voces: «Dada la brutalidad de la reanudación de las llamas, sospechamos una intervención criminal». El presidente francés, de vacaciones en Marsella, también se pronunció sobre el asunto, aunque no abandonó su retiro estival.
🔥 Malgré des conditions difficiles, le combat contre les #FeuxDeForêt continue pour les acteurs de la Sécurité civile. Dans les airs & sur terre, ils protègent les populations et préservent nos forêts.
Sécurité Civile (@SecCivileFrance) August 12, 2022
🤝🇪🇺 Ce matin, les premiers renforts européens les rejoignent sur le terrain. pic.twitter.com/m5b9tR2pp6
«Este fuego es un monstruo con cerebro. Tiene un comportamiento que podría definirse como táctico», asegura el prefecto de la zona, Martin Gespereau. Según sus datos, las llaman avanzan a una velocidad de vértigo: «Unos diez campos de fútbol cada hora». A esto ha contribuido que la vegetación y los suelos están particularmente secos tras un mes sin lluvia. Cumple con la dramática regla de los 30: el termómetro marca más de 30 grados, hay menos del 30% de humedad y el viento ronda los 30 kilómetros por hora.
Unas 10.000 personas han sido desalojadas, según los últimos informes de las autoridades galas, y 16 viviendas han quedado totalmente calcinadas en la ciudad de Belin-Béliet, cerca de la autopista A-63, la que se coge desde la muga con Guipúzcoa. En este punto se concentra el tráfico que quiere pasar al país vecino y también el que quiere coger las vías en dirección a Navarra. Lo que ha generado importantes retenciones el miércoles y el jueves cuando se cerró la frontera al tráfico de camiones.
Esta zona es uno de los destinos habituales de vacaciones y descanso de muchos vascos, sobre todo, guipuzcoanos, que pasan el mes de agosto allí o que tenían previsto ir durante el puente de este fin de semana. A lo que se suma que hay cámpings y residencias de veraneo desalojadas. Los servicios de emergencia franceses han habilitado en los municipios de Salles, Saint-Symphorien y Le Barp varios centros para acoger a parte de los evacuados de las localidades de Mano, Moustey y Saugnac-et-Muret.
«La 'meteo' es extremadamente desfavorable», profundiza Guespereau. Continúa la alerta naranja por altas temperaturas y eso dificulta las labores de extinción. De hecho, no se espera que llueva hasta el domingo, aunque los expertos aseguran que por mucho agua que caiga del cielo no será suficiente para apagar las llamas. «El fuego se ha extendido por todos lados», subraya el director de los bomberos de Gironda, Marc Vermeulen.
Se da la circunstancia de que este incendio es la reanudación de otro que ya afectó a la zona hace un mes y que afectó a 14.000 hectáreas. Asimismo, hay varios efectivos heridos de diversa consideración por la virulencia de las llamas. Entre ellos un bombero sufrió quemaduras graves en las piernas y la cara aunque se encuentra fuera de gravedad.
Por todo ello, las autoridades locales han pedido a los habitantes «que no acudan a la zona del incendio para no interferir con la acción de los servicios de emergencia», al tiempo que han solicitado «precaución». Todo el departamento de Gironda está en vigilancia 'RED' reforzada por el riesgo de incendios en el bosque debido a las condiciones climáticas.
Este verano pasará a la historia en Francia por la cantidad de incendios a los que se han tenido que enfrentar los servicios de extinción. Anoche había ocho más activos en las zonas de Maine-et-Loire, Jura, Drôme, Aveyron, Isêre y Lozère. En total, más de 47.000 hectáreas se han quemado este año en el país vecino, según el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS), que lleva estadísticas comparables desde 2006. Esto multiplica la media anual de los quince años anteriores. En 2019, En todo el año se habían quemado 43.602 hectáreas.
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