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Diego Herrera izquierda, con Basel, refugiado kurdo. D. H.

El fotoperiodista burgalés Diego Herrera muestra la realidad de los refugiados en Europa

Está realizando una campaña de mecenazgo para cubrir parte de los gastos que le ocasiona su ruta junto a estas personas desde Grecia hasta los Balcanes

Lunes, 21 de enero 2019

El fotoperiodista burgalés Diego Herrera Carcedo, de 27 años, comenzó el pasado mes de diciembre un proyecto fotoperiodístico sobre las personas refugiados en la isla griega de Lesbos, con quienes convivió con ellos, día a día, como si fuera uno más de ellos. ... Cubrió la información de los refugiados en la ciudad de Mytilene, en el campo de refugiados de Kara Tepe y en el campo de refugiados de Moria, además de todos los entornos por los que los refugiados se movían.

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El proyecto iniciado en Lesbos (Grecia) continuará el próximo mes de abril siguiendo durante 15 días la ruta que estas personas recorren desde Atenas hasta los Balcanes. Un recorrido que presenta numerosas dificultades y peligros, tanto para los refugiados como para aquellos informadores que quieren contar lo que está sucediendo en ese peregrinar hacia una vida digna.

Los fondos recaudados con esta campaña de micromecenazgo se destinarán a cubrir parte de los gastos de transporte, alojamiento y manutención. Las recompensas para aquellos colaboradores que apoyen el proyecto consistirán en fotografías impresas en 10x15cm y 20x30cm al final del proyecto y una crónica del trabajo diario a través de WhatsApp/Telegram durante esos 15 días. De regreso a España, Diego Herrera realizará una exposición fotográfica en un lugar aún por determinar de la ciudad de Burgos.

Niña en el campo de refugiados. Diego Herrera

Todo aquel que quiera aportar dinero puede hacerlo a través de este enlace http://vkm.is/refugiados o buscando en sus redes sociales Facebook: Diego Herrera Photojournalist, Twitter: dherreraphoto o Instagram: diegoherreraphotojournalist.

El fotoperiodista afirma que la situación de estos en el campo de refugiados de Moria es vergonzosa y lamentable. En pleno invierno, la comida escasea y está sin hacer y la cantidad es ínfima, la electricidad va y viene y, por tanto, apenas pueden calentar su chabola, hecha con palets y aislada con moquetas. A esto se une la falta de calcetines y calzado para la población infantil... Algunas personas llevan en estas condiciones casi dos años y el camino de estos desplazados no ha hecho más que comenzar. Pero este infierno no acaba aquí, sino que continúa de Atenas (Grecia) a los Balcanes.

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Campo de refugiados. Diego Herrera

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