El flanco norte del volcán de La Palma se derrumba y arroja un tercer río de lava

El episodio causó «una tremenda destrucción» a su paso, según las primeras valoraciones de los técnicos de Involcán, que mostraron su preocupación porque la nueva corriente de lava haya tomado varias direcciones y también haya acelerado su velocidad. Esta nueva colada «sigue su propio camino dentro del centro de exclusión», añadieron fuentes del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca).

En sus primeros movimientos arrasó parte de un polígono industrial, torres de alta tensión, numerosos cultivos y algunas edificaciones. El único elemento positivo es que no hubo que lamentar víctimas, pues la zona quemada llevaba días evacuada por ser una de las de peligro potencial.

Pese a todo, los responsables del comité científico formado en La Palma para controlar la marcha de la erupción hicieron un llamamiento a la calma de la población porque tienen totalmente monitorizado el fenómeno y que nada indica que no puedan anticiparse a nuevos posibles peligros y tomar las decisiones de seguridad precisas para evitar daños personales.

Este grupo de expertos señaló que la colada principal, la que ya ha formado una fajana de unas 32 hectáreas tras verter su lava sobre el mar, ha perdido fuerza en su marcha y que su derivada más hacia el sur se ha parado a unos 150 metros de la playa de El Charcón, pero crece en espesor, por lo que no se descarta que acabe por alcanzar el mar. El ramal que más preocupa es el formado por el gran desborde nocturno de la cara norte, pero, añadieron, que parece que tiende a unirse con la colada principal.

Hasta este sábado por la tarde el volcán había arrasado en sus 20 días de fuerte actividad hasta ahora un total de 497 hectáreas y ha afectado a 1.281 edificaciones (1.186 han sido destruidas y 95 han sufrido daños), según los datos actualizados por el programa europeo de satélites Copernicus. Asimismo, había sepultado casi 39 kilómetros de carreteras.

El Instituto Geográfico Nacional localizó durante toda la jornada una cuarentena de terremotos en La Palma, el más destacado se registró al suroeste de la Villa de Mazo, de magnitud 4,1 y a una profundidad de 39 kilómetros. No obstante, la intensidad media de los sismos seguía estando por debajo de magnitud 3.

Mientras tanto, la nube de ceniza se dirigió hacia el sur, según el último informe del Volcanic Ash Advisory Centres (VAAC) de Toulouse (Francia). El cambio de orientación dejó libre la zona aérea de Tenerife, cuyos dos aeropuertos funcionan con normalidad. No obstante, por seguridad se mantiene el aviso a las tripulaciones con destino Tenerife para que carguen combustible extra por si hubiera cambios en el viento que pudieran afectar a los recintos aeroportuarios de la isla.

De hecho, todos los aeropuertos de Canarias están operando sin incidencias salvo que vuelvan a cambiar las condiciones climatológicas y se eleve la incidencia del volcán sobre la zona. El aeropuerto de La Palma recuperó su operatividad tras dos días de cierre durante las horas centrales del sábado, según informó AENA, que agregó que prosiguen las labores de limpieza de ceniza procedente del volcán en diferentes zonas del recinto. No obstante, el gestor aeroportuario recomendó a los pasajeros que consulten el estado de su vuelo, puesto que son las aerolíneas las que deben decidir ahora si operan las diferentes conexiones o no.

También preocupa la fajana creada por el volcán sobre el mar, esto es, las más de 30 hectáreas robadas al océano Atlántico por la desembocadura de la avalancha de lava en el mar, que corre el peligro de fracturarse. De producirse finalmente este derrumbe se liberarían de manera brusca gases y se producirían explosiones en el agua y olas de cierta altura.

No obstante, el director técnico del plan de emergencias volcánicas de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, pidió tranquilidad ante una posible ruptura en la fajana porque entiende que solo afectaría a una zona evacuada desde el principio de la erupción. Además, añadió que la ola que produciría -si al final llega a producirse el fenómeno- sería de un máximo de unos cinco metros de altura y decrecería rápidamente según avanzase.