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Llega para sustituir a Vicente Rebollo, recién nombrado obispo de Tarazona, pero el encargo no le pilla de nuevas. Félix José Castro Lara ha pasado de ser vicepresidente del Cabildo de la Catedral de Burgos a convertirse en su presidente, un proyecto que afronta con ... ilusión y con el objetivo de aprovechar las bondades de la celebración del VIII Centenario del templo gótico.
Sabe que no van a ser tiempos de grandes obras, de grandes acontecimientos. El último gran proyecto fue la restauración del trasaltar y, aunque la Catedral se encuentra en buen estado, eso no quiere decir que no haya tareas importantes. Simplemente el propio mantenimiento y abordar asuntos pendientes, como las vidrieras de los Condestables. Y todo, bajo la sombra de las nuevas puertas que diseña Antonio López, cuya polémica sigue viva.
-El nombramiento de Vicente Rebollo como obispo de Tarazona ha hecho que haya saltado a la línea de juego. Pasa de vicepresidente a presidente del Cabildo Catedralicio, ¿con qué ánimo afronta el reto?
Con mucha ilusión. Si algo destaco es la ilusión que me genera la Catedral, un proyecto tan bonito y hermoso, y la responsabilidad que me han confiado mis compañeros.
-Es una ventaja estar ya dentro del Cabildo, supongo, en lugar de ser un recién llegado, por eso de conocer ya problemas, inquietudes y prioridades
Llevo seis años en la Catedral. Empecé como secretario del Cabildo, luego pasé a vicepresidente y ahora como presidente. El día a día de la Catedral, al ser un cabildo catedralicio, todos estamos informados de lo que acontece. Por lo tanto no es novedoso el cargo, aunque ahora tiene una dimensión diferente, más institucional hacia afuera, más de coordinación hacia dentro, y es otro tipo de responsabilidad.
-En sus primeras declaraciones como nuevo deán hablaba del resto de «resituar» a la Catedral tras la celebración del VIII centenario y la pandemia, ¿en qué se concreta eso?
La pandemia, evidentemente, nos afectó a nivel de liturgia, de presencia de la gente, de turismo. Y con el VIII Centenario hemos abierto felizmente las puertas a unas actividades a las que no estaban acostumbrados de una manera tan intensa. Cuando me refiero a resituar es volver a la normalidad litúrgica, horaria, de turismo, a las actividades habituales que quedaron al margen por priorizar el acontecimiento del Centenario.
-¿Se puede mantener la vía abierta de que la Catedral sea un referente cultural en Burgos?
Tiene que ser así. En el encuentro con el Papa en Roma, el cardenal Ravasi agradeció a la delegación de Burgos el esfuerzo que se ha hecho para unir fe y cultura. La Catedral no es solamente liturgia. Es más, durante siglos, la cultura siempre ha estado impregnada por la visión de la fe y la fe se ha enriquecido con la cultura. La línea ya estaba, pero se ha intensificado con el Centenario y queremos seguirla, que duda cabe, porque es enriquecedora. Quizás no podamos en las dimensiones del VIII Centenario porque el tema presupuestario es importante, pero la unión entre cultura y fe debe ser fluida y dentro de una absoluta normalidad.
-¿Han notado que este Centenario haya ayudado a crear más comunión de la Catedral con la sociedad burgalesa?
Absolutamente. Toda la colaboración institucional, a nivel político, económico y social es una realidad. Quizá, escuchando a la gente aunque no creo que responda a la realidad, los eventos realizados no han podido ser accesibles en algunos momentos para todo el público. Los eventos de calle, como la reciente falla, sí. Pero la capacidad limitada de la Catedral no ha hecho posible que sea tan accesible. El hecho de que la Catedral haya estado tan presente en la sociedad burgalesa ha generado cariño. La armonía y el buen hacer de quienes han participado en el desarrollo de los eventos demuestra cómo la Catedral está inserta en la sociedad burgalesa.
-¿Se han recuperado ya la afluencia de turistas de la época prepandémica?
Ha sido un buen verano. No ha llegado a niveles de prepandemia pero casi. Los primeros meses, hasta abril y mayo, no fue bueno. Estábamos a la expectativa del verano, y se han recuperado visitas. Estamos bastante satisfechos. La duda que tenemos ahora es la que tiene toda la sociedad cuando nos hablan los expertos y analistas de que un viene un otoño y un invierno difíciles. Y esa dificultad se va a trasladar al turismo. Vamos a ver qué puede venir.
-¿Cómo le afectan a la Catedral esos incrementos de la luz, del gas, la inflación?
La Catedral es como una casa grande, cualquier subida afecta de manera directa. Vamos a ver cómo viene y cómo se afronta. Y si tenemos que apretarnos el cinturón, lo haremos. Lo que queremos es que aquella gente que venga sea bien tratada, bien acogida y que las medidas que podamos tener que tomar no afecten a la calidad del turismo para que la gente, cuando salga de la Catedral, siga diciendo que realmente merece la pena venir a Burgos solo por la Catedral.
-¿Todavía no han tomado medidas de ahorro?
Procuramos ser cautos como lo somos todos en nuestras casas, pero todavía no se ha hecho un análisis concreto sobre en qué podemos ahorrar. Tampoco hemos entrado en el invierno para ver cómo puede subir el gas...
-Están ya preparando el presupuesto para 2023, ¿cuáles son las prioridades?
Tenemos la suerte de que, lo fundamental, ya está arreglado en la Catedral. Es verdad que el día a día conlleva una serie de gastos y hay que mantener el edificio. Ahora mismo tenemos algunos proyectos en previsión. Hace unos días, el Ministerio de Cultura aprobó 800.000 euros para la restauración de las vidrieras de la Capilla de los Condestables. Tenemos una colección muy bonita de tapices, y estamos ilusionados con que se puedan restaurar y mostrar y estamos en diálogo con alguna fundación para financiarlo.
El sepulcro de Fuentepelayo, en la Capilla de Santa Anta, que sufre el mal de la piedra y tenemos que restaurarlo. Alguna bóveda... y el mantenimiento del día a día de la Catedral. Hay que cuidar el patrimonio, pero no tenemos ninguna intervención urgente.
-Su predecesor tenía también en mente otros proyectos, como la mejora de la accesibilidad interior, a través de una iniciativa cofinanciada con la Fundación AXA. ¿Cómo va?
Tenemos que agradecer la ayuda a tantas fundaciones, como AXA y su convenio de colaboración. Se está mirando qué lugares de la Catedral pueden ser más accesibles para las personas que tienen movilidad reducida. Es un proyecto muy bonito. Qué duda cabe de que la belleza de la Catedral tiene que ser accesible a todos y sería una pena que quien tuviera un problema de movilidad no pudiera acceder a algunos lugares. Esperamos no se tarde mucho en concretar.
-¿También se incluye entre los proyectos a abordar mejorar Pellejería?
Sobre todo saneamiento. El deterioro del trasaltar era por un mal saneamiento y, con el Ayuntamiento, queremos mejorarlo para que el agua no afecte a la Catedral. Actualmente no hay otro tipo de intervención prevista.
-¿Y mejorar el enrejado?
Es un proyecto más de mantenimiento, cuando haya presupuesto y sea el momento oportuno. Hay que priorizar. Y una vez que cerremos el capítulo con la Fundación del VIII Centenario nos centraremos en cosas más concretas. Lo que más nos urge ahora es Fuentepelayo, tapices, vidrieras... pero no vamos a parar.
-Es imposible hablar de proyectos de la Catedral y no hacer referencia a las puertas que diseña Antonio López. ¿Cómo va el proyecto? ¿Para cuándo estarán concluidas?
Fue, y es, un proyecto ilusionante que nos plantemos en el Cabildo para dejar algo para el recuerdo del VIII Centenario, igual que en el séptimo se trajeron los restos del Cid y doña Jimena. Y surgieron las puertas de Santa María porque las actuales no tienen más valor que abrir y cerrar, no tienen valor patrimonial, no son las originales... En ese planteamiento había que ir al mejor artista y una con una gran aceptación internacional. El proyecto se está realizando, pero no sabemos cuándo estarán acabadas. La primera puerta está hecha, la segunda en fundición y también se trabaja en la tercera. Nuestro deseo es que se hagan cuanto antes, pero cada artista tiene sus tiempos.
A nivel personal me dio un poco pena la polémica que se generó en base a una no correcta visualización de cómo iban a ser las puertas. No se trata de enfrentar a nadie con la Catedral ni viceversa. Las puertas tienen que ser un elemento simbólico de abrir y no de cerrar, de unión y no de desunión. Quizás no supimos manejar bien la comunicación. Estoy convencido de que va a ser un aporte cultural de la Catedral a la ciudad porque Antonio tiene mucho seguidores. Y además es un enriquecimiento patrimonial como lo ha sido siempre. Me sorprendió esa polémica que se suscitó tan radical sin antes haber un diálogo, no comparto esa radicalización ni esa polémica innecesaria. Hay que tener serenidad.
-Tal vez esos fallos de comunicación a la hora de darlo a conocerlo al público y, como se les ha acusado, de haber empezado la casa por el tejado. De haber arrancado el proyecto antes de presentarlo a Icomos, Unesco, Patrimonio....
Para que no haya confusión, no se dará ningún paso de ponerlas mientras no se tengan todas las autorizaciones de las entidades que tengan que intervenir. Nunca se ha hecho así, no iba a ser este un caso diferente. Estoy casi convencido de que cuando la gente vea las puertas van a cambiar de percepción. Y el arte es arte. Te puede gustar o rechazar, y más el arte moderno. Además, la Catedral es la inclusión de diferentes momentos culturales y artísticos a través de capillas, esculturas, pinturas... La Catedral no es un edificio muerto, ¿por qué tenemos que cerrarnos al aporte cultural de un momento del siglo XXI ? No entiendo por qué...
-Y de una polémica a otra. Seis meses después de la huelga, ¿cómo está la situación con los trabajadores?
Está todo muy tranquilo. Hemos recuperado el ritmo normal. Se les concedió lo que demandaron y ahora no hay ninguna polémica. Lo que queremos es que vengan muchos turistas para que tengan mucho trabajo. No hay ningún problema ahora mismo, está absolutamente normalizado.
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